Por supuesto que acepté el reto. Entonces comencé a ver fragmentos de mi vida. Recordé aquel momento cuando niño dónde mi padre me había dado una lección que con el tiempo, giraría por completo mi mundo.
Mi padre era un hombre fuerte, se desempeñaba con éxito como chófer de autobuses de pasajeros. Recuerdo que sabíamos que él había vuelto a casa con solo escuchar el rugir del enorme motor. Todos los días corría a recibirlo a la puerta del autobús. Ese día, antes de cualquier cosa le pedí 20 pesos. Mi padre sonrió.
-Primero dame un beso que por lo que veo me costará unas monedas.
Mi madre reía junto con él. Yo no entendí del todo pero decidí unirme a sus carcajadas.
Entonces vi fácil la situación y al día siguiente quise repetir la hazaña. Corrí hasta la puerta del caminó como era habitual y volví a pedirle la misma cantidad. Mi padre se quedó unos segundos mirándome.
-Ve y cuenta cuántos asientos trae el camión –Yo desconcertado lo hice, subí corriendo.
-Son 45 papá! -dije agitado.
-Entonces escúchame muy bien. Yo gano solo 1 peso por cada uno de los lugares. Cuenta muy bien –Yo estaba con los ojos como órbitas, mi padre continuó-. Doy tres viajes completos de aquí a la ciudad. Si se llena el camión, cosa que no siempre sucede, gano 270 pesos, cierto?
-S..i.... –dije un poco perturbado.
-Bueno, si te doy a ti 20 pesos a diario me quedarían 250 pesos y esa cantidad es justamente la que le dejo a tu madre todos los días. Qué pretendes que yo haga cuando el camión no se llene?
Entonces agaché la cabeza. –Perdón papá, buenas noches.
Tontamente, pasé toda la velada pensando que mi padre no me quería porque no me había dado lo que le había pedido. Lloré y me quedé dormido aún sin entender.
Días después, mi madre me llevó a la central de autobuses a visitar a papá en sus labores. Yo estaba ansioso por llegar. Era justo la hora para abordar el camión que manejaba mi padre.
Me quedé dormido no recuerdo cuánto tiempo. De pronto me despertó un movimiento brusco del camión. Entonces escuché cómo mi padre aceleraba y se emparejaba a otro camión. Ambos choferes parecían molestos y seguían aumentando la velocidad. Me aferré al asiento temeroso.
-Voy a rebasarlo porque si no, me ganará.-Dijo mi padre en voz alta.
Entonces tomé el brazo de mi mamá con fuerza.
-Qué pasa? Porqué está enojada mi papá? Qué Pasa? –Repetía una y otra vez.
-Nada hijo tranquilo. Mira, el otro camión le va ganando a papá. Llevamos poco pasaje y solo hemos ganado 190 pesos.
Empecé a escuchar entonces cómo la máquina del motor sonaba con más fuerza debido a la velocidad. En una curva, pude ver por la ventana como los dos vehículos se emparejaron y el camión hizo un movimiento que casi me derriba del asiento.
-Papá papá! Ya basta déjalo ir! Por favor tengo miedo! Papi si tú tienes 190 pesos yo tengo 60, te los doy para ajustar el dinero de mamá pero por favor ya déjalo ir!
Casi de inmediato el motor dejó de rugir y sentí un silencio confortable en toda la cabina del camión. Mi madre me abrazó contra su pecho y mi padre me miró con ternura.
-Gracias –dijo- te has convertido en u n hombre lleno de amor y sabiduría, tienes razón, ya tenemos el dinero de mamá, tranquilo.
Seguí observando cómo pasaba mi vida frente a mis ojos. Me detuve en un recuerdo más uno que no cambiaría por nada
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Mi segunda oportunidad
AcakEste libro se trata del amor se trata de aprender y de atreverse a tener una vida llena de relaciones de amor y este viaje comienza comienza con la persona que se encuentra más cerca de ti tu cónyuge te deseo toda la suerte al comenzar esta aventura