7.

224 11 4
                                    

—¿Vamos de fiesta? —fue lo primero que escuchó al sentarse.

—Por mi sí, hace tiempo que no tengo mis ligues —el rubio rodó los ojos y sin escuchar más la conversacion comenzó a comer, perdido.

—¿Y tú Briel? —giró hacia Javier.

—No creo, debemos de hacer tarea y hoy tenemo entrenamiento —se encogió de hombros.

—Eres un aburrido, estudios y más estudios —ignoró el comentario de su amigo y siguió con su plato de comida. No le importaba lo que dijeran de él. Era un buen estudiante y estaba orgulloso de serlo. Se llevaba bien con todos los profesores y con el mismísimo director. No habia nada por el cual avergonzarse.

—Bueno, en parte estoy de acuerdo con él. ¿No creéis que estaremos bastante cansados después del entrenamiento?

—Hoy comenzamos pronto y además así nos relajamos. Venga Gabriel que lo necesitas bastante, estos días has estado muy despistado.

—Me lo pensaré —respondió restándole importancia.

Alzó la vista cuando sintió una presencia nueva a su lado. Aunque tampoco era difícil de adivinar quien era.

—Hola Leia —dijo Roberto incómodo, con tono molesto.

—Hola Gab Gab —se limitó a saludarlo solamente a él—. ¿Mañana hay reunión, lo sabéis, verdad? —por primera vez miró a los amigos del rubio.

—Sí, esta reunión me emociona bastante la verdad. He escuchado que puede que hagan planes en las que nos incluyen a nosotros. Los hijos de Los Primeros, por supuesto —exclamó Izhan con entusiasmo.

—¿Quién hace una fiesta hoy? —preguntó por segunda vez la castaña.

—Alex Gasto, sus padres se van de viaje para hablar con Los primeros de otros países.

—Que yo sepa él no hace nunca fiestas ni es muy sociable —se unió a la conversación Gabriel.

—Sí, aunque he escuchado que sera la bomba. ¿Entonces, qué me dices? —hicieron puchero sus tres amigos.

—Está bien, pero si estoy cansado por el entranamiento de hoy no iré y si es aburrida me voy a casa —junto con Leia, asintieron felices.

—¿Pasaremos un tiempo en privado, verdad? —antes de esperar respuesta la muchacha se levantó, dejando al rubio con la palabra en la boca. Sus otros amigos lo miraron aturdidos por la escena.

—¿Ahora si vas a venir, no? —rieron por el comentario absurdo de Roberto.

Celeste miró el cielo por unos segundos. Hoy hacía un lindo día. El color azul junto con aquellas blancas nubes la alegraban.

Hoy estaban todos para ayudar en las construcciones. Ya que al parecer vendrían Nuevos y faltaban muchas más casas por hacer. El poblado no era tan pequeño, así que no habría ningún problema. No era lo mejor como la otra parte dividida. Pero era fácil de aprender y difícil de explorar. Celeste se paseaba cada noche por todos los rincones que ella pudiera estar, aunque sabía que no había llegado a todos. En ese pequeño pueblo no solo habían habitantes humildes, sino también bellezas de la naturaleza que los ricos de dinero no podrían tener. Ellos eran millionarios de otra forma, de amor y de paz.

Después de unas horas largas los señores, agradecieron la ayuda y los dejaron marcharse, aunque ellos se negaran.

—¿Tantos Nuevos habrá? —Reisha por curiosidad preguntó.

—Al parecer sí. Se quedan sin dinero y los echan de su propio poblado.

—A mi no me gusta nada la idea de que los dejen aquí. Ellos han sido muy egoístas con nosotros y les tenemos que ofrecer hogar en nuestro pueblo. Esta gente humilde —exclamó con rabia. Sus amigos sin saber más que decir callaron la boca, algo que a Celeste le molestaba bastante. Pero no podía culparlos, porque cuando comenzaba ha hablar sobre temas serios o triviales cambiaba a su compartamiento serio y nadie la podía hacer cambiar de opinión.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 27, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora