Parte única

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Las dos anfitrionas observaban al alto hombre vestido de traje, peinado a la gomina y con una flor blanca en su pecho, pasearse de un lado al otro del pasillo, inquieto. Se había negado amablemente a la copa de la champagne que le ofrecía la casa por cortesía, y no dejaba de pasearse por el salón. Lo entendían de algún modo, era el primero en la experiencia de boda de aquella empresa y sólo podían sonreírle comprensivas, ya que venía por una boda de ensueño y eso le darían. En el otro salón estaba la sala lista con las sillas en tonos blanco y adornos florales de la ocasión, ordenados por el mismo Chanyeol, inspirado en su pequeño novio, aquel que estaba siendo preparado para él.

Porque Chanyeol sólo quería una boda discreta, carentes de lujos, con camelias blancas para él y Baekhyun.

Conoció a Baekhyun cuando no tenía a nadie cerca que pudiese sostenerlo. No es que no tuviese amigos, claro que no, pero nadie despertaba esa chispa de alegría, entrega, emoción que el pequeño despertó. Fue como si le despertara de un letargo, para inyectarlo de una sobrecarga de emociones. Se sintió vivo, como en mucho tiempo no se sentía. Baekhyun tenía un rostro hermoso, un cuerpo pequeño masculino y atractivo, unas caderas que le hacían perder el sentido y una encantadora personalidad, que no le hizo dudar a la hora de ir tras él, a pesar de no sentirse seguro, a pesar de que hubiese competencia, a pesar de que él no podría ser el mejor partido. Empezó a cortejarlo con todo lo que tenía, usando todos los recursos a la mano para que el chico "ojos de cachorro" lo mirara a él y no dudase de sus intenciones.

Pasó muchas noches con él. Y no hablamos del sentido sexual, porque, aunque Chanyeol se excitaba con Baekhyun a niveles fuera de este mundo y muchas veces se masturbaba con su imagen, nunca pudo hacer algo más con él porque era puro. Era hermoso y puro, y con sólo mirarlo él estaba feliz. Esas noches se dedicaban a conversar, a citas, mensajeos, o cualquier actividad de una pareja de chicos idílicamente enamorados. Y Chanyeol era terriblemente feliz con eso, con pasar esa noche con Baek y tener cada vez más logros con él.

Y éste era el último gran logro. No había invitado a ninguno de sus amigos o familia porque casi ninguno conocía a Baekhyun, y los que lo hacían lo tachaban de loco por dejarse absorber y olvidarse de la vida real, enfocado sólo en Baekhyun y su sonrisa de ensueño. A Chanyeol no le importaba, ellos no le comprendían. No comprendían su amor, su idilio, lo bello que era Baekhyun, lo perfecto que era. Lo mucho que le hacía sentir. Lo vivo que se sentía a su lado. Él sabía que lo suyo con Baekhyun tenía fecha de vencimiento por la imposibilidad de su chico soñado de salir de esa burbuja en la que vivía, pero si él tenía la posibilidad de concretar ese amor y vivirlo con Baekhyun el tiempo que pudiese, lo haría. Lo tendría todo el tiempo que pudiera para sí mismo, no pensaría en el final. Y eso fue lo que lo llevó allí, a aquella empresa, a esperar vestido de smoking para la ocasión, para casarse con su hombre perfecto, aquel que siempre le preguntaba como estaba, que le cantaba si estaba triste, que se alegraba por él cuando le contaba que había tenido un buen día o le había sucedido algo bueno. Cosas tan pequeñas para cualquiera, tan cotidianas, pero que para Chanyeol eran un mundo.

- Todo listo señor... - las dos anfitrionas se acercaron a él, con una sonrisa servicial y las manos en su espalda. - Vamos al salón de honor, para dar comienzo a la ceremonia.

Él asintió con esa sonrisa ancha que le hacía ver como un muñeco y se dejó guiar por ellas a través del pasillo hacia dicho salón, completamente de blanco, con sillas negras ornamentadas con lienzos y las camelias que expresamente él pidió. Muchos rostros lo observaron: no conocía a nadie pero todos le devolvían una sonrisa ancha y lo que menos pudo hacer fue hacer reverencias en el pasillo camino al altar, donde una ligera melodía le dio la bienvenida a su destino: el altar de boda, donde uniría su vida con Baekhyun. Se sentía feliz, embobado, y sin ninguna culpa de que ningún conocido suyo estuviese junto a él. Lo habrían tachado de loco y jamás habrían apoyado su decisión de casarse. Estaba bien así. Baekhyun era todo lo que quería y era todo lo que necesitaba para que esa boda fuese hermosa y soñada, nada más.

Novio de salónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora