La Familia Miller [TERMINADA]

✴Capítulo 9✴

Instintivamente cerré la ventana en un movimiento brusco y me acosté en mi cama. Sentía todo mi cuerpo temblar. Era imposible que me hubiesen descubierto, así que solo existía una posibilidad. Alex.
Él me había delatado a su padre. Seguramente nuestra relación también formaba parte de su traición. Sentí como mi corazón se encogía y se rompía en mil pedazos.
Me había utilizado.
Me había usado.

Cabía la posibilidad de que...
-No, imposible.- dije en un susurro casi inentendible.

Eric no sabía nada. En todo caso podría sospechar. Él no me haría eso. Fue Alex. Alex.

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El día siguiente, en clase, ignoré completamente a Alex. Tuve que usar varias excusas, algunas sonaron muy falsas, pero no se me da bien mentir. Por lo tanto al final de día, cuando acababa de meter los libros en la taquilla, noté como alguien agarraba mi brazo.

-Nat ¿por qué me ignoras? - preguntó Alex mientras fruncía el ceño.

-Mira, no es asunto tuyo ¿vale? Lo nuestro se terminó y no quiero que me vuelvas a hablar. Me has fallado y sabes muy bien por qué. Ahora si te quedas más tranquilo no me volveré a meter en tu vida ni siquiera en la de mis padres. ¿Eres feliz ya?

Después cerré de un portazo la puerta de la taquilla y me fui, oyendo a lo lejos como Alex gritaba mi nombre y otras palabras que no llegué a oír.
No pude aguantar las lágrimas mucho tiempo. Mi vida se estaba tornando como una mancha gris y no sabía como salir. No me podía quedar de brazos cruzados sabiendo todo lo que se. Pero tampoco puedo hacer algo o si no me matan. Sentí una importancia enorme. No podía hacer nada, y eso me mataba.

Alex me estuvo llamando el resto de la tarde. Le acabé bloqueando, no quería saber nada más de él. Al final Emily llevaba razón.
Pasó la tarde e intenté mantenerme ocupada estudiando, leyendo, viendo una película. Pero nada surtía efecto. Lo mismo ocurrió cuando me fui a acostar. Pasaban las horas y lo único que hacía era revolverme en mi cama esperando que todo esto fuese una pesadilla.

Miré el reloj, la una de la mañana. Llevaba dos horas intentando dormirme, y viendo que iba a ser imposible, me fui a dar un paseo por la playa. Sonaba de locos pero siempre me relaja oír el trqueteo de las olas.

Bajé la rampa que llevaba a la arena y me descalcé. La arena estaba suave y a cada paso te hundías en ella. Me acerqué a la orilla y comencé a dar un paseo. El agua estaba algo caliente, en comparación con los últimos días.

La playa estaba desértica, así que me puse la canción the Lord Huston "The night de meet" en alto. Había unas pocas piedras que se clavaban en mi planta haciéndome un poco de daño. Pero me daba igual. Empecé a ver mi vista nublada y noté como unas cálidas lágrimas corrían por mis mejillas.

- I had all and then most of you some and now none of you.- me sentía tan identificada. Tuve todo de Alex y ahora le he perdido para siempre.- take me back to the night we met.

Me quité la camiseta y el pantalón. Me quedé con ropa interior y me metí en el mar. El agua estaba muy fría en comparación con el ambiente de afuera, pero no me importó por que eso hizo que mis lágrimas se detuviesen. Me sentí viva por primera vez en mucho tiempo.

-Que te den Alex.- dije en un susurro con una sonrisa. Después cogí aire y chille a pleno pulmón.- ¡QUE TE DEN ALEX!

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Me pasé los días siguientes sin dirigirle la palabra y esquivando sus miradas. Emily parecía feliz de vernos así. Ese mal bicho lo había con seguido.

El alejarme de los problemas por un tiempo, me permitió ver con perspectiva lo que había ocurrido, y me hizo ver un par de cosas. Entre ellas, la primera, puede ser que halla juzgado mal a Alex. Eric tenía las mismas probabilidades de haber sido el de la nota Y también me di cuenta de que debería intentar hablar con mi madre. Necesitaba oír de sus labios la verdad.

-Vamos a ver Nat, mañana hablarás con Alex y sabrás si la amenaza había sido cosa suya.- dije a la vez que caminaba por mi habitación para aclarar mis ideas.- y en cuanto puedas intentarás hacer que tu madre confiese.

Eso segundo iba a ser mucho más difícil. ¿Cómo me iba a reconocer que tenía un amante?

Justo en ese momento mi madre entró en mi habitación.

-Nat cariño, la cena ya esta lista.- Me dijo dibujando una sonrisa en los labios que hizo que se me revolviera el estomago. Este es el momento.

-Vale. Una cosa, ¿ayer no oíste la puerta de casa cerrarse? - pregunté frunciendo el ceño

- Mmm…- Dudó.- No, serán imaginaciones tuyas.

Tenía que insistir, presionar un poco más. Estaba segura que así desembucharía.

-¿Seguro? Me ha parecido oírlo ya un par de noches.- dije intentando aparentar tranquilidad.- Ayer hasta me asomé desde mi habitación y me pareció ver la puerta moverse.- mentí.

Parecía asustada. Tenia los ojos abiertos y las pupilas dilatadas. Incluso me pareció ver que se estremecía un poco.

-¿Lo sabes? - preguntó.

-Sí.- Afirmé

Vi como se le tensaba la mandíbula. Me iba a decir la verdad, lo presenciaba.

-Mira, se que esto va a ser muy duró para ti, pero yo ya no quiero a tu padre. El ha hecho cosas malas y, yo, a mi me gusta Julen.- me gustó que lo reconociese. No podía obligarla a estar con alguien que no quiere, pero me parece mal que le engañe. Pero, ¿a qué cosas malas se refería?

-Mamá, a mi me parece bien que quieras salir con ese tal Julen, pero papa se merece saber la verdad.

Observé como como se mordía el labio. Había algo que me estaba ocultando.

- Hija, papá lo sabe, pero… Hemos decidido que para no montar un escándalo ni que vosotros os preocupéis, no contaroslo.- sentí que mentía, lo sabía.

-Mama, ¿me estás contando la verdad? - pregunté con un nudo en la garganta. Si descubría que era mentira me sentiría muy defraudada. Hasta hace una semana hubiese jurado que mi familia era plenamente legal y fiel a su palabra, pero últimamente ya no confiaba en nadie.

-Claro que si.- dijo sin atreverse a mirarme a la cara.- venga bajemos a cenar cielo.

La seguí y todos actuamos como si fuésemos una familia perfecta, cosa que dejó de ser hace un tiempo, gracias a las mentiras y a los actos de cada miembro de la familia.
Sentía que les había perdido para siempre.