✴Capítulo 11✴

179 20 5
                                    

Todo era un caos. No se podía ni respirar ahí dentro.
Puse mis manos en el tablón de madera que se le había caído encima a mi padre e intenté levantarlo. Conseguí ganar un poco de espacio para que mi padre pudiese salir.

Entre los dos sacamos a mi madre de los escombros. La llevábamos cogida por los brazos y por las piernas.
Salimos por la parte trasera del bar. Mi padre y yo nos sentamos en la parte delantera, mientras que mi madre iba tumbada en los asientos de atrás.

-No puede morir papá.- dije con la voz rota.- Llevala al hospital por favor.

Las lágrimas corrían por mis mejillas. Salían a borbotones. Quería demasiado a mi madre como para que pasase sto. Ella no se lo merece.

Llegamos al hospital en escasos cinco minutos. No se si por que mi padre conducía muy rápido o por que a lo mejor el bar pillaba más cerca del hospital.

Salimos del coche a toda prisa y llevamos a mi madre a urgencias. Por suerte, al ser un golpe muy grave, nos atendieron los primeros. Nos hicieron unas cuantas preguntas y nosotros le contamos lo que había ocurrido.
A continuación la llevaron a quirófano y nosotros nos quedamos a fuera esperando. 

En el bar había perdido mi móvil, así que no pude llamar a Alex, pero vi una cabina a unos 100 metros del hospital. Salí casi corriendo y llamé a Alex. No me lo cogía. Llamé una, dos, tres veces pero siempre sonaba el contestador. Lo dejé pasar y me volví a dentro del hospital.

Cuando llegué mi padre estaba hablando con un médico. Seguramente ya sabían si mi madre se iba a recuperar o no, así que corrí hasta llegar a donde estaban

-¿Se va a recuperar? - pregunté interrumpiendo la conversación que estaban teniendo.

-Eso mismo me estaba explicando el doctor.- dijo mi padre.

-Su madre va a ingresar en la UCI un par de días. Se ha dado un golpe craneal muy fuerte, pero ha resistido a pesar de todo. Ha tenido mucha suerte de no quedarse inválida. - explicó el médico con seriedad.

-Dios, menos mal.- sollozó mi padre.- No me lo perdonaría.

-Ha perdido mucha sangre también, pero ahora mismo está estable. De todas formas no podrán pasar a visitarla hasta dentro de unos días, cuando mejore.

Dicho esto, mi padre y yo nos vamos a casa de nuevo. Mi cabeza me dolía y tenía agujetas en los brazos de levantar los tabiques de madera.

No lo había pensado hasta ahora, pero... El bar ha quedado destruido. ¿Cómo se supone que ganaremos ahora dinero de una forma limpia?

-Natalie.- dijo mi padre interrumpiendo mis pensamientos.- es hora de que sepas la verdad.

Nada mas decirlo mi corazón dio un vuelco. Había llegado la hora, y esta vez nada podía evitarlo.

Mi padre aparcó el coche y nos bajamos. Eric no estaba en casa, supusimos que estaría con mi madre. Entramos y nos sentamos en el sofá. Él se colocó en una esquina, mientras que yo estaba en la otra.

- Papá, es que hay tantas dudas. ¿Cómo es que tenéis tantas deudas de casa? ¿Por qué seguíais trabajando en el bar teniendo millones? ¿Cómo es que sabes lo de mamá y su amante y no os divorciais? Y tanto...- pregunté pero luego mi padre me interrumpió

-A ver cariño, una a una. Mira yo... Hace unos años hice una estupidez de la cual me arrepiento tanto.- dijo mientras comenzaba a llorar. Me pareció ver culpabilidad en sus ojos. Se sentía culpable.- Yo empecé a tomar drogas y a beber mucho. A partir de ahí las deudas comenzaron a agrandarse. Tu madre me estaba advirtiendo pero yo no la hice caso. Entonces ella me contrató una psicóloga. Ella me dijo que debería visitar a un psiquiatra mejor. Así fue, me diagnosticaron con depresión.

- ¿Y cuando ocurrió esto? - dije frunciendo el ceño.

- En navidades. Cuando tu y Eric estabais con los abuelos. Cuando volvisteis yo ya había dejado la droga, pero debíamos mucho dinero y el bar no daba a basto. Entonces el padre de Alex me propuso trabajar como camello y en un acto desesperado lo cogí. Ahora no puedo salir Natalie. No puedo. Me chantajean. Me chantajearon con que te matarían si lo dejábamos o si averiguabas algo.
>> Por otro lado, tu madre dijo que ya no me quería. Ella se había enamorado de Julen, el vecino. Íbamos a divorciarnos, pero entonces nos dijo la organización de droga que para no tener que ir a juicio, y ser de alguna forma investigados mejor no divorciarnos. Nosotros nos negamos al principio, pero nos volvieron a amenazar.

- ¿Pero no os dejan dejar el trabajo? ¿Os obligan a seguir trabajando? - pregunté

-Así es. No podemos dejarlo y si es así, nos matan. Sabemos mas cosas de las que quieren, así que ahora tu también supones una amenaza.
Se deben de haber enterado de que tu sabes algo y te quieren callada. Así que, supongo, intuyo que... A lo mejor la bomba del bar la pusieron ahí para que te mataran a ti. Y con suerte a tu madre o a mi.

Parecía que un puñal se había clavado en mi espalda y me oprimía los pulmones. No podía respirar. Lo que me había dicho me dejo petrificada. Me habían intentado matar, y en el intento, mi madre casi muere.
Mi madre casi muere por mi culpa.

La Familia Miller [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora