✴Capítulo 8✴

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¿Quién te has creído que eres para amenazarla así? ¿Para chantajearla tan solo para hacer daño a la persona que quieres? Aun que una cosa te digo, si haces esto, Alex tan solo te odiará más, tu decides.

-¿Natalie? - preguntó sorprendida y con los ojos como platos.- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?

-Eso no importa, tan solo dale el dinero acordado y dejanos en paz.- dije de una forma firme y fría, más de lo que pensé que podría.

- ¿Y por qué debo darle el dinero si no ha hecho el trabajo que le pedí? - preguntó y puso una cara de interrogación que me puso de los nervios.

-Por que no quieres que el director sepa algo de tus amenazas ¿no? - dije imitando las caras inocentes que suele usar ella.

- Te odio Natalie

A continuación sacó el dinero que le debía y se fue furiosa. Como puede haber gente tan mala en este mundo.

-Muchas gracias, Natalie. De verdad que haré lo que sea para recompensar  lo que has hecho.- dijo mientras una lágrima se resbalaba por su mejilla.

-No me debes nada.- A continuación le di un abrazo. Seguro que debe de estar pasando por un infierno y se merece que la ayuden no que la chantajeen.

Sonó el timbre indicando el comienzo de la siguiente clase y me fui a historia que es la asignatura que me tocaba. Nos despedimos con un adiós y cada una se fue a su clase.

-Que maja.- pensé mientras entraba por la puerta de clase.

Me encontré a Alex sentado en su pupitre y le conté brevemente lo ocurrido, intentando sonar calmada, a pesar de que con tan solo pensar en los planes de Emily me daban arcadas.

- ¿Nos dejará en paz algún día? - dijo sin poder acabar la frase por que llegaba el profesor y además con mala leche.

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Llegó la hora del recreo y todavía no le había dicho nada a Alex sobre lo que vi esa noche. Tampoco estaba segura si decírselo o no. Yo sabía que me quería, pero es una asunto familiar.

-¿Te pasa algo? - preguntó inclinando un poco la cabeza para verme mejor la cara.

-¿Me decías algo?- pregunte mientras sacudía la cabeza para alejar los pensamientos.

-Tan solo te decía que a lo mejor deberíamos tener nuestra primera cita. Como novios, ya sabes.

Yo estaba totalmente en contra de las citas. Me resultaba otra forma absurda de la sociedad para aprovechar y poner etiquetas a las personas y a las cosas.

-Vale. Siempre y cuando no lo llames cita. Apesta ese nombre.- dije con una sonrisa dibujada en mi rostro.

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Las clases que quedaban se me hicieron un infierno, no podía más con mi vida. Entre lo aburridas que son y el sueño que tenía no se como no me dormí.
Entre clase y clase se me ocurrieron varias formas de como incendiar el instituto, incluyendo echar gasolina y luego prenderle fuego, coger una cerilla y quemar el instituto poco a poco, e incluso poner una bomba. Definitivamente me estaba volviendo loca. Necesitaba dormir urgentemente. Pero antes debía hablar con Eric, se merecía saber la verdad.

Cuando llegamos a casa, saqué el tema de la forma más sutil posible, empecé con el tema de las drogas.

- Oye, ¿tú sabes algo sobre si papá y mamá trabajan en un segundo trabajo? - le pregunté intentando comer para parecer como si no supiera nada.

Puso una cara extraña y me dio la sensación de que entrecerró los ojos.

-Mmm.- titubeó.- No que yo sepa. ¿Por qué lo preguntas?

-No por nada, es por que estabamos hablando una amiga y yo sobre los trabajos de nuestros padres y me contó que sus padres tenían dos trabajos cada uno y le resultaba extraño que solo tuviesen el bar.- mentí. Esta respuesta la traje ensayada ya que sabía que me iba a preguntar eso.

-Ah pues no, nada que yo sepa.- dijo. Debía decírselo. Se lo merecía. Me armé de valor y lo solté.

-Eric.- dije seria y el me miro extrañado.- creo que nuestros padres, trafican con droga.

El me miro como si le sorprendiese.

-¿Seguro? ¿No te estarás con fundiendo? - preguntó con los ojos abiertos y el frunciendo un poco el ceño.

- No se, a lo mejor. - No le quise contar todo por que no podría. Un nudo se formó en mi garganta y me excusé para subir al baño. Me estaban dando arcadas. Sin poder evitarlo, abrí la tapa del váter y solté todo lo que había comido.

Cuando volví a mi cuarto por el pasillo, me pareció oír hablar a Eric, pero supuse que habrían llamado mis padres para ver que tal iba todo. Así que entré en mi cuarto y caí en un profundo sueño.

Cuando me desperté, me dio la sensación de que algo había cambiado. Un escalofrío me recorrió la espalda. Tenía frío. Comprobé que había ocurrido y cuando me di cuenta mi pulso comenzó a aumentar. Alguien había entrado en mi habitación. La ventana estaba abierta de par en par y yo no nunca duermo con la ventana abierta.

El miedo se apoderó de mi haciendo que no me pudiese mover. Estaba en shock. ¿Quién podría haber sido? Seguramente un ladrón. Miré la hora con temor de sacar la mano de mi cama y observé como el reloj marcaba las cinco y media de la mañana, me había quedado dormida toda la tarde, hasta ahora.

Me pareció divisar un papelito que no había visto antes. Era pequeñito y decidí levantarme para ver que ponía. Cuando me puse en pie noté el suelo frío. Anduve hasta detenerme en la ventana. Cogí el papel con las manos temblorosas y leí lo que ponía:

Te éstas metiendo en algo muy gordo. Debes parar. Esto no es un aviso, es una amenaza. La siguiente no tendrás tanta suerte.

Se me heló la sangre y por un momento me dio la sensación de que la habitación estaba girando. Leí la nota unas cinco veces. No me lo podía creer. Me habían amenazado de muerte.

La Familia Miller [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora