✴Capítulo 13✴

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Cuando llegamos a casa mi padre hizo unos macarrones deliciosos. Se sentía bien, yo también. Me hacía gracia pensar que a pesar de que mi madre estaba en la UCI y Alex estaba desaparecido yo me encontraba a gusto. En cambio cualquier otra persona en mi situación estaría depremida. Si a mi esto me hubiese ocurrido hace un par de años, estaría desolada. Pensar así me hizo sentir fuerte.

El resto de la tarde fue para estudiar los próximos exámenes. Venían los finales y no había estudiado nada. Que raro en mi. Por suerte me puse al día rápido.

No paso nada interesante. Estudié, cené y a dormir.

A la mañana siguiente me desperté con el ruido de mi padre hablando por teléfono. A lo mejor habían encontrado a Alex. Dios, no podía esperara a abrazarle fuerte y decirle todo lo que le había echado de menos. Sus labios, su pelo, hasta sus preciosos ojos almendrados. Todo en él era perfecto.

- Vamos ahora mismo.- se despidió mi padre de la otra persona con la que hablaba. Después se dirigió a mi.- han encontrado un cuerpo. Según la descripción creen que es Alex.

-¡¿Qué?! Eso debe de estar mal. Imposible papá. Vamos. Pero no. No. Por que es imposible.- solté una rosita nerviosa.

Dios me estaba dando un ataque de ansiedad. Mi pulso se aceleró, las palamas de las manos me sudaban. Y comencé a llorar como una tonta. Me subí al coche mientras movía mis piernas agitadamente. No podía ser posible.

El camino se me hizo muy largo, no podía parar de pensar en todo lo ocurrido. Si Alex estaba muerto, no me lo podría perdonar, ya que habría muerto por mi culpa.

Al entrar en la habitación donde se suponía que estaba el cuerpo de Alex, me recorrió una extraña sensación en el cuerpo. Un escalofrío y una mala sensación. Era Alex, lo sabía sin ni siquiera verlo, era él.

Levantaron la sábana tapandole la cara y le vi. Era él. Había muerto.

-¡NO! - chillé sin poder controlarme. No podía ser verdad. La persona que más me había querido y apoyado ante todo había muerto por culpa mía y de mi familia.

Me descontrolé totalmente, empecé a chillar y a patalear. Estaba tan nerviosa que no lo recuerdo con claridad. Esta situación me superaba. Lo último que recuerdo fue la sensación de un pellizco en mi hombro.

Me desperté en casa en el sofá. ¿Qué había pasado?

-Papa, ¿por qué no estoy con Alex? - pregunté desesperada. Tenía que estar junto a él aun que estuviese muerto.

-Te han puesto un tranquilizante por que la noticia te había alterado mucho. Es más creo que deberías ir a un psicólogo para que puedas desatar ese nudo que te atormenta. No quiero que te pase lo mismo que a mi hija.- lo de ir a un psicólogo no me aterraba. En el fondo me gustaba la idea, por que si ya no tengo a Alex ya no puedo contarle a nadie mis problemas.

- Vale. Por cierto ¿sabes algo de mamá? ¿Podemos ir ya a verla? Total ya han pasado un par de días.- pregunté

-Nos acaban de informar de que podremos visitarla mañana mismo. Esta tarde no, por que, aun que está mejor. Le están realizando unas pruebas.

Bien, al menos algo si que está saliendo bien. He perdido a Alex, pero él no me querría ver triste, así que hice un esfuerzo y me llené de fuerzas suficientes para acabar el día sin llorar demasiado por su pérdida.

A la mañana siguiente no me quería ni levantar de la cama. Aún así, al recordar que por fin iba a poder ir a ver a mi madre me duché y me vestí corriendo. Desayuné con mi padre, se le notaba un poco nervioso.

Cuando llegamos al hospital, tuvimos que hablar con la recepcionista para que nos registrasen como visitantes. Le dimos unos datos personales y a continuación nos dejaron pasar.

Tocamos a la puerta de su habitación con cuidado y abrimos la puerta.

-¿Se puede? - preguntó mi padre con una gran sonrisa.

-Claro.- dijo mi madre con la voz un poco cansada.

Su rostro estaba pálido, más de lo común. Suponía que había perdido mucha sangre y por ello que estuviese así. Se notaba que tenía pocas energías. Tenía puesta una vía. Debían de usarla para dar de comer a mi madre, ya que con esa falta de fuerzas no podría ni comer.

-Hola mamá. Te quiero mucho. No sabías las ganas que tenía de venir a verte.- dije mientras aguantaba las ganas de llorar.

-Yo también mi vida.- me lo dijo de una forma que no me pude contener y me lancé a abrazarla y sollocé.

No me podría haber perdonado si ella no hubiese sobrevivido. Era mucho más fuerte de lo que pensaba. Era una luchadora, lo que yo debía ser. Nada me iba a derrumbar. No ahora.

Le contamos lo de la organización de droga. Ya habían sido atrapados y capturados. Habían pagado por todas las cosas que habían hecho y no iban a salir de ahí con vida. Se iban a pudrir ahí por matar a gente inocente como Alex. Por supuesto también le contamos la trágica muerte de la persona que más quería en este mundo. En general le contamos lo sucedido de estos últimos días. Hasta que llegó un enfermero y nos dijo que el tiempo de visitas se había acabado. Habían pasado ya dos horas. Se me había pasado como unos quince minutos. La había echado tanto de menos que el tiempo se había volado.

Antes de irnos a comer a casa, mi padre preguntó que cuando le iban a dar el alta a mi madre. Una semana. Dentro de una semana mi madre estaría de vuelta a casa. No podía esperar a verla en casa, comiendo y riendo. Como solíamos hacer. Casi no recordaba la ultima vez en la que era verdaderamente feliz. Yo solo quería que todo volviese a ser como era antes. 

La Familia Miller [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora