Entre la verdad y la mentira

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Sentir su respiración en su cuello, su piel contra su piel, sentir sus cabellos húmedos impregnados de sudor, eso era lo que le volvía loco. Ver su rostro ruborizado, poder delinear con los labios cada una de las curvas de su cuerpo hasta el rincón más profundo, prohibido, poder deleitarse ante aquella delicada piel blanquecina, esos ojos negros igual de profundos que su alma. Poder sentirse uno con él. Tener a Severus bajó de sí era lo más excitante en el mundo.

Quería seguirle abrazando, acariciar su espalda mientras esté arañaba la suya. Escuchar esos gemidos ahogados tras cada estocada, deseaba poseerlo de la forma más libre posible. Una entrega sin perderse en ello. Un amor libre; correspondido, adictivo, enervante causante de sueños hermosos, de mil y un ilusiones. Deseaba poder hacer eso y más, solo que la vida no era tan sencilla. Por un momento deseaba que sus sueños nunca acabarán.

Despertar erecto ocasionalmente cada mañana era algo natural en un hombre de su edad, él no poder eliminar su dolor si no pensaba en su novio era su mayor preocupación. Vivía en casa de James y ocultar algo como aquello era difícil.

A su regreso todo se había desmoronado, escuchar a su mejor amigo hablar de lo mucho que odiaba a su novio comenzaba a hacer estragos en su persona, no podía soportar ese comportamiento por prolongados momentos al final siempre terminaba cambiando el tema sobre la conversación.

Todo había empeorado cuando recibió una carta de su hermano, al inicio se había puesto muy feliz pues desde que había huido de casa no tenían contacto de ese tipo. Pero al leer el contenido su mundo volvió a desplomarse, parecía y sentía que el mundo estaba en su contra; como si el salir con Severus fuera a cambiar el orden del universo o algo parecido. La carta decía lo siguiente:

"Sirius:
hermano me veo en la penosa necesidad de pedirte algo. Me he enterado de tu visita a casa de Severus, por favor sé discreto con lo que viste. También te quiero pedir que cuides de él, es alguien amable y considerado solo se oculta en su máscara donde supone nada le debe de afectar. Pero ambos sabemos que no es así.
Quiero que cuides de Sev ya que me has ganado. Yo estoy enamorado de él. Ataque a tus amigos el otro día porque escuché a Peter y James hablando sobre cómo jugarle la mejor de las bromas al que ahora es tu novio, espero (por tu bien) que no estés involucrado en esto. De lo contrario no sólo yo te atacaré, dudo que escapes de la furia de nuestro amor.
No me interpondré en su relación solo si lo veo feliz, no me importa con quién sólo quiero que él sea feliz, lo merece.  No me decepciones nuevamente.

Atte: Regulus Black

P.S.D.: pregúntale a tu amigo James que ocurrió en el baile de invierno, a ver si es lo suficientemente valiente como para decirte."

Solo con eso había cambiado la perspectiva de todo. Al regresar estaba dispuesto a hablar con James sobre Snivellus y una relación más seria con él. Pero con la revelación de su hermano todo se le hacía más pesado, a la única persona que no deseaba herir jamás era a Reg, a final de cuenta y aunque este creyera en las palabras de sus padres no quitaba el hecho de que era su único hermano, que siempre querría protegerlo y también que lo pondría sobre todas las cosas, aún sobre James.

Le comento a su mejor amigo lo del baile de invierno pero este no le dio respuesta concreta de lo que había pasado. Pasaron más momentos incómodos antes de al fin regresar a Hogwarts. Ya en el expreso se la pasó buscando a cierto Slytherin, pero al no encontrarlo subió al vagón con sus amigos. Se encontraba medianamente desesperado y salió a la parte trasera para ir a revisar si  de casualidad estaba con su hermano. No tardó ni diez minutos en regresar y darse cuenta que tanto James como Peter estaban muriendo de risa.

-¿Qué pasó chicos? ¿Acaso Remsy les contó su récord de desamores de invierno?-era una historia de verdad graciosa, su amigo se había creído saliendo con una chica que al final resultaron un par de hermosas gemelas que lo hicieron picadillo por haberlas confundido y hacerlas creer que salían con él.

Era solo una broma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora