Vieja alianza conveniente

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Edward llevaba media hora parado en la acera, justo en 222 South Main Street, frente a él, se exhibe de manera pomposa la estructura imponente del edificio Principal 222, vanguardista para la ciudad y con elevada capacidad, aunque apenas se va llenando con empresas que albergan en su interior el centro de operaciones, desde las más pequeñas hasta aquellas que ocupan cuatro veces el espacio de la anterior. Observa como se elevan entre las calles de la ciudad sus veintidós pisos mientras termina un cigarrillo que encendió luego de tomar un café en un local a la vuelta de la esquina, observa el reloj y está casi en la hora, pero no lleva prisa, aunque el gigante atemoriza, aún no colapsan los servicios de elevadores como otros edificios de la ciudad, así que el tiempo de llegada al piso ocho es bastante rápido, considerando que estar allí es una condición indeseable para él. 

Apaga la colilla de cigarro contra el bote de basura de acero inoxidable que cuelga del poste dispuesto a apenas tres metros del lugar donde estaba, deja caer el residuo y tras aspirar profundamente resignado da el paso para cruzar la calzada que ...

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Apaga la colilla de cigarro contra el bote de basura de acero inoxidable que cuelga del poste dispuesto a apenas tres metros del lugar donde estaba, deja caer el residuo y tras aspirar profundamente resignado da el paso para cruzar la calzada que lo separa. 

Justo frente la puerta toca el comunicador y seguidamente se escucha liberar la puerta principal de la oficina, en ese instante observa a la secretaria y recuerda que siempre hay algo interesante por qué comenzar un nuevo día, al cruzar la recepción observa dos personas en espera, una dama que le sigue con la mirada y un caballero cuyo rostro está sumido en la lectura de un diario, supone que la noticia es una primicia, parece que va morder el papel de la prensa, sin necesidad de presentarse saluda a la secretaria acercándose al escritorio que los separa, tras un muy breve silencio que se produjo al terminar el saludo y cuando parece que tomará asiento.

Justo frente la puerta toca el comunicador y seguidamente se escucha liberar la puerta principal de la oficina, en ese instante observa a la secretaria y recuerda que siempre hay algo interesante por qué comenzar un nuevo día, al cruzar la recepci...

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- Vaya, quien diría que luego de tantos años y tanto pasar, sería sometido a un loquero finalmente, con el viento, hasta las firme palmera termina por caer.- El comentario pareció detener a todos en la sala de espera, el único que volteó lentamente para dirigir su mirada directamente hacia la voz que emitió la frase fue Edward, que ya traía una expresión confusa de quien espera conseguir un rostro que no termina de asociar con la voz. 

- Tenías que ser tu, grandísimo hijo de p... - Cortó su frase en seco cuando las risas de ambos invadieron el espacio y la cara de confusión de las dos damas presentes fueron sustituidas por risas que no comprendían el motivo, simplemente se contagiaban de la alegría que expresaron los dos cuando se acercaron el uno al otro y estrecharon las manos fraternalmente. 

El Escultor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora