Desde adentro

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Para Alex recopilar la información necesaria no fue ninguna dificultad relevante, lo que sugería un riesgo que asumiría es infiltrarse en el grupo de los artesanos de piedra, si bien es sabido que está compuesto de estudiantes de la escuela de artes, también es cierto que dentro de grupo también se ha visto personas de otros círculos. Algunos con un aspecto bastante desagradable. 

Esa mañana, aprovechando que había tenido la oportunidad de compartir con un par de miembros del grupo, Alex se incorporó a una actividad pequeña, donde a partir de ese momento se trazó la meta de irse ganando la confianza, antes de esto, se reunió con Edward que pasó en el auto buscando un sobre que le entregaría y donde están las fotocopias de los documentos que logró ubicar en el área administrativa y por la vía del soborno, se trataba de archivos de perfiles que maneja recursos humanos respecto al que entonces se desempeñaba como profesor, el artista Frederick Novichok. 

La reunión pautada con el pequeño grupo de los artesanos de piedra se efectuó en el salón veintiséis, así se le conoce una pequeña sala que quedó inconclusa del área de artes plásticas, se le llama así debido a que el número de aulas llegaba hasta la veinticinco y esta vendría a ser este numero al que no se alcanzó, el espacio fue tomado por el grupo e incluso el personal de la escuela no accedía al mismo, para Alex, atravesar esa puerta fue como una especie de iniciación aunque aún no se consideraba parte del grupo, esta reunión a la que asistía, no era una reunión formal, se trataba de una conversación de una parte del grupo a la que el amigo le invitó tras ganarse su confianza. 

El joven que abrió la puerta del salón que estaba cerrado con puerta metálica antes de introducir la llave tocó fuerte la hoja de metal de la misma dos veces, Alex supuso que se trataba de alguna señal o confirmación previa para abrir, lo que no se imaginaba era que dentro ya había personas, entonces entendió que el salón tenía acceso por una puerta trasera que daba al área de servicio de la escuela, protegida por otra puerta de hoja simple metálica pero tenía incrustado un ojo de pez para confirmar desde adentro quien tocara la puerta. En el espacio interior que no era más que un pequeño salón se disponía de dos bombillas que iluminaban el lugar, las ventanas estaban compuestas de enrejado que apenas dejaban pasar luz natural al recinto, los dos sujetos que estaban dentro sentados al entrar guardaron silencio y observaron al grupo de cuatro que entraron con Alex, se trataba de dos jóvenes de piel blanca, cabeza rapada y ojos claros, ambos tenían el dorso descubierto al estar sin camisa, se colocaron de pie en el momento que entraron y Alex observó que ambos tenían en el brazo derecho tatuado con una esvástica, la cruz nazi. Fue entonces cuando Alex comprendió por qué había observado otros chicos del grupo con tatuajes como el  Sigel, Ēoh, Tyr entre otros. 

En el momento se generó adrenalina en el cuerpo de Alex que le hacía pensar muy rápido, sus ojos se movían en muchas direcciones recorriendo a los presentes procesando todo lo que podía,  al mismo tiempo no perdía de vista a lo que hacían en ese instante. Los presentes se saludaban con un apretón de manos de manera muy particular luego sin soltar las manos juntaban hombros como una especie de fraternidad. Luego de saludarse, presentaron a Alex a los dos que estaban anteriormente y se sentaron en círculo. 

Desde que se incorporaron en circulo, Alex no pudo evitar inquietarse en la medida que el ruido que generaban para formarse se aplacaba se iba abriendo espacio a un sonido amortiguado, quejoso, como una voz tratando de zafarse de algo, se iba acentuando en la medida que el silencio entre ellos se pronunciaba, fue entonces cuando se dio cuenta que el sonido provenía desde un cofre que apenas podía verse en la esquina opuesta del recinto. 

Todos en silencio, sentados, con los ojos cerrados, momentos que aprovechó Alex para detallar como flash con miradas cortas la manera en la que uno de los participantes se dirigió a abrir el baúl, en medio de la penumbra del rincón, podía ver la silueta de una persona y al poco rato, otra silueta de alguien bastante encorvado a su lado que parecía caminar con dificultad. Mientras otro miembro colocaba una silla en medio, en la luz central de la formación circular, se acercaron saliendo de la sombra, sin poder detallar porque abría los ojos de ratos cortos como fotogramas, Alex pudo ver que se trataba de un hombre, amarrado de manos a sus espalda y amordazado. El silencio sigiloso parecía apoderarse aún más del salón, mientras Alex trataba de asimilar lo que miraba inundado de adrenalina ante la incertidumbre, trataba de disimular, pero sabía que su rostro solo expresaba una inmensa interrogante que podría delatarse ante la frialdad de todos en su entorno. 

Se colocaron de pie en silencio mientras el hombre sentado en la silla, con la mirada encandilada, perdida y pupilas dilatadas aún tratando de acostumbrarse solo manifestaba miedo. Su rostro estaba empapado de un sudor que parecía emanar sin control a pesar de la fría temperatura de la habitación. Fue entonces cuando se levantó uno de los participantes del círculo y levantó al hombre atado, sujetándolo por los brazos a su espalda. Con un mano bajó forzosamente la mordaza que se encontraba empapada de sudor y saliva entre tanto se levantaba el que parece ser el líder del grupo se levantó y sin esperar mucho atestó un fuerte golpe con la palma de su mano abierta sobre la mejilla de aquel hombre. Es de color oscura su piel, a pesar de ello y a causa del fuerte golpe su mejilla se enrojeció e hizo decaer el cuerpo al lado contrario del golpe, tuvo que ser sujetado con más fuerza para incorporarlo. Luego del golpe que le atestó, volteó su mirada a Alex  y aunque no mencionó palabra alguna, le hizo entender que le tocaba el testigo, que era su turno. Tal vez un poco confuso aún pero incorporándose a su rol asumido Alex se puso de pie acercándose al lider quien se puso a un lado para que Alex se colocara en su puesto. Sus pensamientos parecían volar, encontrándose a sí mismo entre lo que debía hacer y lo que soportaría hacer.  Entonces tomó al sujeto por los hombros y con la rodilla atestó un fuerte golpe en la boca del estómago, lo hizo cuidando de no tocar alguna costilla en el profundo golpe ocasionándole un gemido apagado como alguien que suelta la vida en un gemido profundo, logrando dejarlo de rodillas, sin aire para respirar. 

Le costó conseguir que el aire entrara en sus pulmones, Alex para escabullirse tomó al hombre sustituyendo a quien lo sujetaba, levantándolo por un brazo y colocándole de pie mientras observó que otro miembro se levantaba para seguir con la golpiza, pensaba rápido, solamente se le ocurrió sujetarlo por un hombro y tapar su boca con una mano, aprovecharía que venía de retener poco aire con su golpe para intentar ayudarle en su agonía de momento. 

Solamente se escuchó lo que sería el último golpe atestado porque el sujeto se safó de las manos de Alex contra el piso estrepitosamente y sin control. 

Esa mañana, Alex no se comunicó con Hall en toda la mañana, aunque su celular en el bolso, que guardó en el locker,  registró un total de diez llamadas perdidas cuyas notificaciones esperaban a ser revisadas por Alex en cuanto tuviera consigo sus ...

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Esa mañana, Alex no se comunicó con Hall en toda la mañana, aunque su celular en el bolso, que guardó en el locker,  registró un total de diez llamadas perdidas cuyas notificaciones esperaban a ser revisadas por Alex en cuanto tuviera consigo sus pertenencias. 


El Escultor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora