efímera

Capitulo 14

El final.
"We can ask the universe for all the signals we want, but in the end we only see what we want to see, when we are ready to see it." How i meet your mother
  Sus miradas se cruzaron por una última vez mediante el retrovisor del taxi, sus mentes se llenaron de viejos recuerdos, de sentimientos olvidados y otros un tanto nuevos para ambos.
El no la queria dejar ir, ya la habia dejado marchar hace unos meses, por orgullo y confunsión  y supo que habia sido un grave error, pero el se repetia todo el tiempo ¿Quien soy yo para detenerla? Nadie, no formaba parte de su vida como en el pasado, ella habia avanzado para bien o para mal, pero habia contiuado con su vida, y en su corazón solo llevaba un nombre, el suyo, el de Tomàs.

Isabelle maldijo la hora en la que lo conocio, maldijo el momento en donde todo empezo, pero no se arrepintio nunca, ni por un segundo, el haberlo amado de la manera en que lo hizo, no sabia que era lo que ambos tenían, ni porque el amor a veces se vuelve tan complicado si los sentimientos son verdaderos.
Pero en ese momento era como si el mundo se hubiera detenido, como si solo estuvieran ellos dos : Isabelle y Tomàs, y el universo y el destino estuvieran poniendo las últimas cartas sobre la mesa, dandoles una última oportunidad.
Ella se pregunto en que momento el la persiguio, y como habia llegado tan ràpido. Mientras tanto Tomàs la miraba como un león a su presa, hambriento de dudas, respuestas, deseaba besarla, abrazar el pequeño cuerpo de la mujer en la que se habia convertido isabelle a la cual el  amaba, porque a pesar de sus errores, a pesar de todo, el siempre habia sabido que ella en el sacaba lo mejor y lo peor, que ella habia estado en sus momentos màs oscuros, que habia apostado por el cuando nadie mas lo había hecho y por muy simple y absurdo que suene todo, esos pequeños gestos eran para Tomàs amor, amor para el significaba ser compañeros, la libertad de volar juntos, solo esperaba poder decirle todo lo que sentia a la chica de ojos marrones, antes que su vuelo despegara a España y el la perdiera para siempre.
Isabelle estaba a dos pasos de Tomàs, si ella quisiera podria moverse y  llegar hasta el para tocar su mejilla, pero estaba petrificada, sin saber que hacer, hasta que el rompió el silencio:
-Isabelle....- su nombre siempre le habia parecido común, pero cuando salia de la boca de Tomàs, era la misma sensacion que cuando las olas del mar golpean fuerte los muelles, o la misma sensación de efuria de un recital, el provocaba en ella tantas cosas que no podia controlar y ella necesitaba una respuesta, necesitaba solo dos palabras para cambiar el sentido del juego, dos palabras que el nunca se las diria, no por egoismo, ni por malicia, sino por temor, ella en el fondo lo entendia, Tomàs cuando tenia miedo o cuando amaba a alguien, no sabe como demostrarlo, pero no por su culpa, por culpa de la vida misma de haberlo golpeado tan fuerte, de haberle quitado el amor de una madre, y de una chica, de haber hecho que madure a base golpes y caidas, asi que permitio que el chico que había robado su corazón tres años atràs hable o le explique su presencia en el aeropuerto.
.....-Mira se que lo arruine, mierda que si lo hice, arruine todo por una noche en el pasado, en ese momento no tenia sentido pero ahora creo que lo hice porque estaba asustado- Tomàs bajo la cabeza y de a poco se iba  acercando a Isabelle, con mucho cuidando, midiendo sus movimiemtos.
- Lo sé, no entendi en ese momento a que le tenias miedo si estabamos tan bien, tampoco lo entiendo ahora, pero si entiendo que las cosas pasan cuando tiene que pasar, y esto paso por algo Tomàs, ninguno de los dos estaba listo, ninguno de los dos va a estar listo para el otro nunca, es como si cada vez que dieramos un paso el universo nos pone en la linea de partida otra vez -ella se veia mas hermosa que nunca pensó Tomàs, su largo cabello estaba atado en una desordenada cola de caballo, y sus ojos marrones estaban mas abiertos y luminosos que nunca, estaba vestida con un jean oscuro y una remera blanca que dejaba ver sus hombros,  estaba usando el collar que el le había regalado para su cumpleaño número 17, a pesar todo ella todavía llevaba una parte suya, ella todavia no lo habia olvidado y eso para el era una señal de esperanza, una señal que a pesar de los meses, días y años que pasaron y podrian pasar, una parte de ella al igual que el apostaba por su amor.  "Ay Izz, si supieras la tortura que fue no tenerte por tres meses, no te imaginas la tortura que va a ser perderte para siempre" penso para sus adentros, pero todo lo que dijo fue:

- Tal vez suene egoísta esto, pero te amo, te amo como si mi vida dependiera de ello, y se que ahora tenes dudas y que ves todo perdido, y se que rompi tu corazón no una sino muchisimas veces, lo rompi y hasta el día de hoy me arrepiento, pero por favor entiende que cuando digo esto es porque verdaderamente lo siento, no me dejes, no ahora Izz, soy un desastre, tomo mucho, tengo muchos problemas y no puedo prometerte ser el heroe de tus libros, pero si puedo prometerte que a tu lado soy un mejor hombre, un mejor Tomàs, y si me das la oportunidad juro que no te vas a decepcionar, y te  prometo que todos los días, voy a pegar los pedazos de tu corazón, a cambio deel.....- Isabelle lo estaba besando, la gente los miraba, pero a ella no le importaba, le importaba el, el toque de su mano sobre su cabello, la manera en la que la abrazaba, la manera en la que sus susurros se mezclaban, perdiendonse uno en el otro, pero ella estaba demasiado segura y consciente cuando medio susurro y medio exclamo : -Por favor, entende que me tenes que dejar libre, entende que no somos sanos, que es tóxico lo que estamos haciendo.- Tomàs se separo abruptamente de ella, y en su mirada àmbar solo habia dolor.
Ella le pidio perdón, y le tomo la mano, ninguno de los dos dijo nada, solo se quedaron alli en medio del aeropuerto, mirandose, mientras los aviones despegaban y aterrizaban, mientras la gente que habia en el interior de ellos seguia con su vida, mientras el bullicio del lugar ocupaba toda la atmósfera, Tomàs García solo dijo dos palabras, y el mundo y la rueda continuaban su ritmo.