Capítulo 20

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Dulce María

Pasaron las dos horas y se dirigieron al departamento de Christopher. Estuvieron viendo tiendas de ropa, y cabe decir, que sus gustos eran completamente distintos. Varias personas reconocieron a Dulce y le pidieron fotos, afortunadamente no reconocieron a Roberta gracias a unas gafas de sol y una gorra que le compró Dulce.

Al llegar al departamento, tocaron la puerta y se empezaron a escuchar pasos correr por todos lados. Y de pronto se escucho música tranquila.

-¡Pasen! ¡Está abierto! -gritó Diego

Abrieron la puerta y se pararon en seco.

Christopher y Diego traían puesto unos trajes negros asiento notar lo apuestos que eran. Ellos se encontraban detrás del comedor que sostenía un fino mantel y unas velas. El olor a deliciosa comida rondaba por todo el lugar. Habían hecho una ceja para ellas.

-¡Sorpresa! -gritó Diego

-¡Mi amor! -gritó Roberta y fue corriendo a abrazarlo y a darle besos en toda la cara

-Wow... esto es... maravilloso... pero al parecer no estamos vestidas apropiadamente para la ocasión -dijo Dulce y vio todo el lugar decorado de rosas

-No lo necesitan ¿Vino? -dijo Christopher guiñándole el ojo. ¿Podría ser más guapo?

-Diego y yo no tomamos, dadas a ciertas experiencias -dijo Roberta

-Solo será una copa belleza -dijo Diego

Mientras cenaban la deliciosa comida, Diego y Christopher no dejaban que Dulce y Roberta se pararan a ayudar, querían consentirlas al máximo. Dulce y Christopher se servían una y otra vez vino, y al cabo de un par de horas, Dulce llevar por el efecto del alcohol.

-Entonces... ¿Como le vamos a hacer para ir mañana al lago? -preguntó Roberta intentando no arrastrar las palabras

-Yo pensaba en escabullirnos por la entrada trasera del lago e ir disfrazados un poco para no llamar tanto la atención y mientras ustedes se suben al bote, Dulce y yo vigilamos. Por nada del mundo vayan a parar... y está vez, las despedidas hay que hacerlas antes de llegar ahí para no perder tiempo -dijo Christopher seguramente

Dulce no sabía si Christopher se encontraba ebrio al igual que ella, ya que parecía como si fuera inmune al vino.

-Wow, parece que ya tienes tu vida planeada -dijo Dulce acariciandole la pierna con su zapato debajo de la mesa, y esto hizo estremecer a Christopher

-A alguien ya se le pasó las copas -dijo Christopher bromeando

-¿Y por que a ti no se te nota? -preguntó Dulce

-Supongo que alguien tiene que ser el responsable aquí -dijo Christopher sonriendo

Siguieron pasando las horas y Dulce sentía cada vez más mareada.

Christopher Uckermann

-Amooooooor veeen aquiii. Vamos a bailar! -dijo Dulce tomando su mano

Ella bailaba descordinada y sin equilibrio. Se encontraba despeinada e incluso un poco corrida de los ojos. Pero eso no le importo a Christopher, para él, ella seguía siendo la misma Dulce hermosa del que estaba completamente enamorado, solo que, con un poco de alcohol encima.

Christopher reía con ella y le seguía la corriente. Roberta y Diego se quedaron dormidos en el sofá.

En uno de sus malos pasos, Dulce casi se tropezó con uno de sus pies y Christopher la abrazó de tal modo que evitó que se cayera. Ella acaricia lentamente sus brazos y lo miró fijamente.

-Casi te me caes, ¿No quieres que te haga un té o algo? -preguntó Christopher

-Quiero que me hagas otra cosa -dijo Dulce acercándose a su boca

-¿Un café?

-No.... Quiero otra cosa... -dijo Dulce y empezó a desabrochar su camisa

Dulce lo beso intensamente. El calor empezó a aumentar de una manera inexplicable. Con todas las fuerzas del mundo, Christopher se separó. Ella se volvió a acercar y le empezó a besar el cuello y luego el pecho.

-Dulce... no estás en el mejor estado... y... yo no quiero... aprovecharme de ti y.... -empezó a decir Christopher con mucha dificultad

-Shhhh -susurró Dulce y lo miró intensamente haciendolo temblar

-¿Que estoy diciendo? Olvídalo -dijo Christopher besándola más intenso. El sabía que estaba haciendo mal, pero la mkrada de Dulce provocó que su instinto de hombre saliera

Se dirigieron a su cuarto entre besos y sin querer un cuatro de una pared del pasillo se cayó, pero a ninguno le importó. Se recostaron en la cama, todo iba aumentando cada vez más y más, hasta que un ruido proveniente de la sala los separó.

-¡Roberta! -gritó a lo lejos Diego con tono horrorizado

Dulce y Christopher corrieron a la sala para ver que era lo que había pasado.

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