Capítulo 23

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Roberta Reverte

Lo que le dijo Diego dejo pensando a Roberta mucho. Por un lado no podía soportar que todas sus decisiones y pensamientos los había creado alguien más, y por el otro lado ella sabía que Diego tenía razón, pero a pesar de eso, ella no podía irse sin investigar más, aunque tuviera que volver a ver a Dulce y Christopher. Estaba muy enojada y decepcionada de ellos dos, se sentía ingenua por confiar en unos extraños.

Roberta se encontraba en el parque sentada en un columpio. Diego aún no llegaba. Ella sabía que de verdad lo quería, y si estaba arrepentida por lo que le dijo, pero su mente está hecho todo un desastre.

-Roberta... -dijo Diego sentándose en el piso

-¡Diego! Por un momento pensé que no ibas a venir -dijo Roberta dándole un abrazo

-Espero que hayas aclarado tu mente -dijo Diego

-Si.. bueno... no del todo. Pero si de una cosa y es que tienes toda la razón. Lo nuestro es real, yo te quiero y no voy a echar esto a perder por unos ineptos, perdóname bebe

-Yo también estuve pensando y... de hecho esos ineptos tal vez no fueron tan malos después de todo -dijo Diego dándole un beso en la frente. Al parecer no quería hablar de lo que habían discutido anteriormente

-¿Que? ¿Estas loco? Yo no entiendo cómo es que podían dormir tranquilamente sabiendo que nosotros somos... bueno eso -dijo Roberta con dificultad. No podía articular ya las palabras "personajes"

-Pues... yo tampoco lo sé, pero ellos nos dieron hospedaje, comida e intentaron averiguar lo que sea que paso aquí...

-Pero nos ocultaron información de nosotros mismos

-Si, pero dime, ¿Que hubieras hecho tú? -dijo Diego

Roberta empezó a pensar y no quería reconocer que ella hubiera hecho lo mismo aunque fuera cierto, así que calló.

-¿No crees que tú hubieras merecido un perdón? ¿ O mínimo una oportunidad para despedirse adecuadamente? -dijo Diego

Roberta entrelazó sus manos con las de él.

-Tienes razón... y hablando de disculpas.... ¿Me perdonas? -dijo Roberta como una niña pequeña

Diego no dijo nada, sólo le dio un beso en los labios

Christopher Uckermann

-Chris, tu ya no te preocupes por eso -dijo Dulce

-Pero es que el solo te quiere por su fama y...

-Lo se, y me siento una tonta de no haberme dado cuenta antes, pero eso no importa ya, porque, a pesar de que básicamente tenemos dos días juntos, nos conocemos desde hace años y con él siempre me sentía desconocida

-Entonces, ¿Eres solo mía? -dijo Christopher atrayéndola hacia el con las manos en su cintura

-Solo tuya -contestó y a punto de besarse tocaron la puerta

Christopher corrió hacia la puerta pensando que eran Diego y Roberta, pero al abrir la puerta se llevó otra sorpresa.

Un joven sosteniendo una canasta con decenas de rosas rojas lo miraba.

-¿Se encuentra aquí la señora Dulce María Espinoza? -dijo el joven

Dulce al escuchar su nombre se dirigió a la puerta y llevo sus manos a su boca sorprendida.

-¡Mi amor! ¡Me trajiste flores! ¿Pero porque lo hiciste? -dijo Dulce alegremente aceptando las flores

-De hecho... -empezó a decir el joven repartidor

-Eh... fue para alegrarte un poco el día -inventó Christopher interrumpiendo al muchacho

-¡Awww! Muchas gracias bebe, te amo -dijo dándole un beso y recibió las flores

Christopher tomó rápidamente la pequeña tarjetita en la que venía la dedicatoria y el remitente y la escondió detrás de si.

-Voy afuera a pagarle al joven por sus servicios -dijo Christopher

-Claro, mientras las pondré en agua -dijo Dulce

-En realidad, el servicio es gra... -empezó a decir el repartidor pero Christopher cerró la puerta impidiéndole terminar su oración

-Lo acompaño a la puerta -dijo Christopher

-Eh... no gracias, ya conozco el camino. Y... bueno, perdón que me meta, pero es de mala educación tomar crédito de alguien más -dijo el repartidor molesto

-¿Porque llegaron estas flores a este departamento? La señorita Espinoza no vive aquí -dijo Christopher ignorándolo completamente

-El señor que REALMENTE envió el regalo dijo que si la señorita no se encontraba en su casa, se mandara aquí -dijo el repartidor haciendo énfasis

El repartidor se fue y Christopher leyó la dedicatoria antes de entrar.

"Mi Dulce amada:
¿Recuerdas lo ultimo que te dije? Pues eso es exactamente lo que estoy haciendo. Un buen hombre está lleno de sorpresas, y ese hombre muere por tener a la mujer más bella y hermosa de la creación. Todas mis poesías tienen tu nombre, porque eres la luz de mis ojos. TAPS.
Atentamente: Paco, el amor de tu vida"

Christopher rompió la nota furiosamente sin pensarlo. ¿TAPS? ¿Que carajo quería decir eso? Todos sus impulsos decían que lo fuera a buscar y que lo golpeara, pero sabía que  Paco quería eso, quería provocarlo y quería que Dulce se diera cuenta de eso.

Regresó al departamento y Dulce dejo las rosas en un florero. Christopher dudó un momento en decirle la verdad, pero sabía que el repartidor tenía razón, es de imbeciles hacer lo que hizo.

-Dul... tengo que decirte algo

-Si, ¿Que pasa? -preguntó Dulce sin mirarlo

-Yo no envié esas flores... no te enojes conmigo por favor -dijo Christopher cerrando los ojos preparándose para la cachetada del siglo

-Si, ya se que fue Paco... -dijo Dulce sujetando el florero

-Es que..  ¿Que? ¿Como lo sabes?

-Venía una tarjetita dentro de las flores que decía "TAPS"... Quiere decir te amo por siempre, algo que el me decía mucho

-Perdón por decirte que eran mías, pero es que llegaron justo en el momento en el que estábamos hablando de eso y entre en pánico y.... ¿Estas molesta?

-En lo absoluto, me dijiste la verdad y eso dice mucho de ti, aunque si no lo hubieras hecho si me hubiera enojado demasiado, si te soy sincera

Christopher suspiro del alivio.

-¿Porque sabe mi dirección? -preguntó Christopher

-El es productor musical, tiene muchos contactos en el medio... Por cierto, le regalaré estas flores a doña Hilda -dijo Dulce

-¿Así o más perfecta? -dijo Christopher sonriendo y ella le devolvió la sonrisa

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