Capitulo 22:
Diana y yo estamos en estos momentos en la habitación de invitados, alumbrada por velas, escuchando bellas, cadenciosas melodías relajantes que suenan desde el living, del equipo de música.
Estamos sentados desnudos sobre nuestras pantorrillas sobre la cama, estando frente a frente, muy cerca el uno del otro para estudiarnos con calma con ojos apasionados, demostrando saciedad sexual después de la primera romántica y placentera postura sexual que practicaremos sobre esta cama cubierta por seda roja.
Nuestras miradas hambrientas, lujuriosas y lascivas han estado estudiándonos sin ropa.
No circula entre nosotros el pudor, el recato, ni la vergüenza. Sino el deseo que crece y se alimenta al vernos la piel a detalle el uno al otro.
Ambos estamos necesitando reconocernos con las manos, no solo con los ojos. Y para ello tengo sujeta en la mano derecha la botellita de vidrio color verde olivo que tiene el aceite trasparente y espeso para masajes hecho de oliva con aroma y sabor a cítricos dulces.
Nuestro rostro y nuestra postura corporal demuestran la alegría, la confianza y la intimidad que estamos logrando juntos. Me alimenta el libido y el orgullo por mi mismo notar a mi mujer tan dispuesta a experimentar y aprender todo sobre mis conocimientos en sexo erótico.
Durante varios y deliciosos minutos hemos estado manteniéndonos las miradas que expresan por nosotros los sentimientos, las emociones y los pensamientos que estamos teniendo. Estamos logrando una gran comunicación sin hacer uso de palabras.
Estoy consiguiendo la intimidad y la falta de pudor que esperaba conseguir de Diana. Ella me esta brindando su confianza, y su deseo.
Estoy logrando su completa atención con mi decisión de ser su maestro sexual para que se convierta en una consejera sentimental radial con experiencia en el buen sexo. Estoy logrando con mi sincero deseo de halagarla, de adorarla, de protegerla, de amarla y hacerla gozar intensamente en la cama, que me entregue no solo su bello y sensual cuerpo femenino, sino algo mas valioso. Su esquivo y temeroso corazón.
Jamas desee obtener tanto algo como el amor de Diana. El cielo sabe que cuidare y atesorare su amor.
¡Yo!. Por todo lo que soy, en cualquiera de mis facetas. Protegeré este valioso tesoro que estoy a punto de alcanzar.
Nunca, pase lo que pase le haré daño a esta dulce, preciosa y adorable mujer. Yo solo quiero amarla. Quiero quererla como se merece, con fuerza, entrega y sinceridad.
Necesito como respirar protegerla de todo peligro y de todo dolor. Y para lograr aquello. Hare lo que este en mis manos y lo que no este a mi alcance.
Esta dama es lo mejor que me he encontrado en mi camino. No voy a decepcionarla como amante, pero por quien soy fuera de esta casa, seguramente le causare preocupaciones.
No puedo convertirme en alguien que no soy. A ella no quiero mentirle sobre mi mismo. No quiero mentir, ni fingir ante ella. Quiero mostrarle mi interior como visto a través de una caja de cristal. Quiero que vea mi luz y también mi oscuridad para que no ame a alguien que no existe.
No quiero mostrarle a mi estrella a un hombre que no existe. Deseo que Diana se enamore de mi, siendo este hombre que soy.
Soy quien soy. No puedo cambiar, ni pretender cambiar. Me guste o no, soy un hombre envuelto en mundos oscuros, y peligrosos, pero juro, por como me llamo que impediré que la mierda que me rodea la alcance y la ensucie.
Yo no sabia que amar a una mujer te hace un hombre infinitamente mas fuerte y decidido.
Diana es la única mujer que pudo sin hacer nada, alcanzar mi corazón envuelto en una coraza. El deseo de protección que tengo con ella me hará sin duda llegar al limite para tratar de cuidarla. Son los demás. Los que atentan en su contra y en la mía, quienes deben cuidarse de Spider, del sargento de sangre fría que soy.
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Spider.
RomanceDiana es una locutora de radio de 30 años,trabaja durante la noche. Es una consejera sentimental. Ella es un fraude. Diana no sabe nada sobre el romance. Es soltera. A su edad aun es virgen. Su mundo tranquilo queda de repente de cabeza cuando asi...