Spider. Capítulos 31 al 33.

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Capitulo 31:

Mi seguridad y aplomo se desvanecieron ante un Spider que me acorralo entre su cuerpo y el respaldo izquierdo del sofá largo del segundo piso de mi casa. El respaldo es cómodo al ser ancho.

El brillo malicioso en su mirada me dijo que aquel respaldo era perfecto para lo que vendría, para lo que tenia planeado. Se acerco aun mas a mi, con una seguridad insultante mientras me enviaba miradas pervertidas, lascivas, y morbosas y lo mismo me expreso la sonrisa dibujada en su rostro. Parecía un leopardo al acecho.

Note que adoro verme expuesta sentada sobre el respaldo del sofá. El sabia que estaba mas que húmeda en la entrepierna.

Ante su mirada intensa, expresiva y perversa mi piel cobro nueva vida. Mis pezones erectos me estaban exigiendo atención. Mis duros botones rosas exigían sus caricias.

Me sentí intimidada, nerviosa y avergonzada por que estaba desnuda y él seguía con toda la ropa puesta, aunque desbaratada. Desee enredar los dedos en su cabello castaño cobrizo, corto y enmarañado para atrapar sus labios carnosos, color fresa para besarlo hasta robarle el aliento.

Lucia endiabladamente sexy y atractivo con los jeans azules viejos, desgastados, y rotos como una segunda piel, llevando además la bragueta abierta, con una erección impresionante estirando la tela. Los vellos púbicos estaban visibles.

Su torso angosto en la cintura y amplio arriba, estaba perfectamente dibujado por la polera blanca ajustada. Su piel estaba húmeda debido al sudor por que lo que hicimos en el primer piso nos dejo a ambos con la piel aceitada.

La piel de sus brazos masculinos y el escote en V me dejaron sedienta. Desee lamer esa piel cremosa, y sudada por que sabia que estaría salada y que huele deliciosa por el perfume dulce y exclusivo que él usa.

Desee o cuanto desee llenar esa piel de besos y de caricias. Y mucho mas necesite frotar mi piel en su piel.

Recorrí con ojos nublados de ansiedad y deseo su piel al descubierto y él me permitió mirarlo con toda libertad al sacarse de forma sensual la polera por la cabeza. Medio desnudo, confiado de si mismo se acerco otra vez a mi cuerpo ardiendo.

Con avidez observe toda su piel a centímetros, y pose la mirada en el lunar pequeño en la clavícula derecha. Amo todos los lunares que tiene en su cuerpo. Los busque todos la noche del sábado mientras untaba su piel con el aceite para masajes, ya que todos le confieren aun mas sensualidad. Ame lamerlos aquella noche erótica en la cama de alojados. En especial el de la oreja izquierda.

Con piernas temblorosas me mantuve de pie, quieta ante él que rodeo mi cintura lentamente, sensualmente, apegándose poco a poco a mi cuerpo vibrante. El estaba muy dueño de si mismo, en su elemento.

Trague saliva mientras él se bebía mi aliento, a centímetros de mi boca entreabierta y temblorosa en espera de sus besos. Clave la mirada en sus labios sonrientes.

Sus manos en mi cintura me calentaron la sangre y erizaron mi piel hasta el cuero cabelludo. Ante él en plan seductor y juguetón soy consciente hasta del mas mínimo roce y lo mismo de sus movimientos y modismos.

Se separo un momento de mi para acomodar un par de cojines junto al respaldo. Volvió a acorralarme. Me sujete con los dedos inseguros, temblorosos de las manos en el respaldo del sofá a mis espaldas. Estaba mareada de deseo. Mis mejillas ardieron y mi pecho se desboco. Mi respiración se puso errática. Me llene de adrenalina, mucho mas que como me sucedió en el primer piso, junto a la mesa.

Cerré los ojos jadeando cuando tomo mis brazos con las manos y me dio besos en la mejilla izquierda, bajando. Le di acceso a mi cuello al que beso con un beso prolongado, soltando un gemido de deseo crudo. Bajo aun mas con los labios por la piel de mi pecho. Mordió mi pezón izquierdo y fue agachándose, posando besos en mi torso en zig- zag, llenándose los pulmones con mi aroma.

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