Al verlo en el umbral de mi puerta me quedé congelada, haciéndome más de un millón de preguntas internas, ¿Que estaba haciendo el aquí? ¿Cómo conocía a mi mamá? Y ¿Porque tenía esa mirada tan matadora?
Cómo notando el estado de incredulidad que tenía mi madre nos presentó.
-Hija el es Sebastián, empezará a trabajar en la librería a partir de hoy.
Así que de el provenía la risa, maldito bastardo.
Sebastián sonríe amigable mente y me tiende una mano.- mucho gusto Cammila, yo soy Sebastián.- se presenta.
Yo aún sin saber cómo interpretar esto, miro su mano extendida hacía mi, eh ignorando lo por completo, por qué la verdad es que no reconozco a este chico. Pasó mi mirada hacia la de mi mamá.
-¿Como que va a trabajar en la librería? Yo trabajo ahí, o es que me vas a despedir?.- lo digo con reproche.- soy tu hija, no me puedes hacer esto.- hago puchero.
-No Camí, Sebas solo te va ayudar, es que ahora hay mucho trabajo ahí y yo estoy ocupada y necesitaba un par extra de manos más, me entiendes?.- y veo en sus ojos el rogar que le entienda.
Lanzó un suspiró y al final acepto lo que dice mi mamá, espero no estar equivocada.
- Está bien, le enseñaré las instalaciones.- cojo mi casaca y me dirijo a la puerta haciendo una seña a Sebas para que me siga.
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