Solo espero que no sea lo suficientemente tonto como para desafiar me, pero viendo lo idiota que es, se que no me quedará de otra que desafiar lo. Veo como una sonrisa se extiende en todo su rostro.
-Así?.- levanta una ceja.- uno pensaría que es gracioso decir eso.- me mira de pies a cabeza.- viniendo de alguien que es demasiado torpe como para caerse de cara.
Toda la sangre sube a mi cara recordando el momento incómodo que pasó en mi casa.
Al ver que no contesto y solo lo miro sigue hablando.
-La verdad es que me sorprendió mucho, no sabía que ella era tu mamá.- se pasa una mano por su cabello.- y me sorprendió más verte en el suelo.- se ríe.- tienes una buena retaguardia.- y me mira, veo el brillo burlon en sus ojos y hago algo que nunca en mi vida pensé hacer.
Le lanzó un libro.
Y veo como esté sale volando de mi mano y se estampa en su cara, haciendo que Sebastián suelte un gruñido y se le haga una pequeña herida en la ceja.
La verdad es que nunca en mi vida estuve tan satisfecha como en ese momento.
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