Búsqueda Mortal |L. S|

IV: Dulce criatura.

Habían llegado.

Junto a ellos bajaron tres guardaespaldas, cinco más cuidarían el perímetro. A Louis honestamente no le parecía nada extraño o exagerado, se había acostumbrado a ver hombres grandes y musculosos vestidos de negro con grandes armas rondar por ahí, cuidando de él.

El pequeño se encontraba nervioso al lado del alfa. Estar en lugar público y rodeado de grandes y pulcras personas lo hacía sentir inferior. Como instinto, se enganchó del brazo de Harry, aferrándose a él.

Al alfa no le molestó, le pareció tierno lo inofensivo que se veía Louis, como un lindo gatito escondido bajo los brazos de su amo.

Entraron al lugar, inmediatamente se les otorgó uno de sus mejores mesas, no era necesaria una reservación para ellos, la cual seguro en lugares así cualquiera tardaría meses para obtener una cena ahí. Los guaruras se quedaron en la entrada del lugar aguardando y así no estorbar. Era un lugar muy fino y sofisticado. Hombres con trajes caros acompañados de bellas mujeres con mucha joyería y vestidos caros, muy... extravagantes para su gusto.

Una camarera los guiaba hasta su mesa, iba unos pocos pasos delante de ellos. El omega con la mirada gacha, se aferró aún más al brazo de Harry al caminar hacia la mesa, sentía las miradas clavadas en él. Se sentía feo a comparación de las lindas omegas del lugar. No pudo evitar soltar un gemido. Harry levantó su mentón un poco para que lo mirase, otorgándole una pequeña sonrisa.

—Está es su mesa. —indicó la camarera.

Ambos tomaron asiento, uno en cada extremo de la mesa quedando frente a frente. La mesa estaba junto a una gran ventana que les daba un hermosa vista de la noche siendo decorada por algunas estrellas y una gran luna.

—¿Saben que van a ordenar? —preguntó la camarera con una libreta en manos.

—¿Louis? —habló el alfa mirando al pequeño quien veía la carta sin saber que ordenar, ni siquiera conocía los platillos, menos pronunciar sus nombres.

—Nunca he comido nada de esto —dijo con el ceño fruncido todavía revisando la carta—. Uh ¿no tiene hamburguesas con papas fritas? —preguntó inocentemente con una sonrisa.

—Aquí no servimos eso señor, es un restaurante francés.

—Harry, yo quiero una hamburguesa. —hizo un tierno puchero al que el alfa no se resistió.

—Solo traiga una hamburguesa. Ponga cualquier precio.

—Lo siento señor, nuestra cocina es específica.

—No fue una pregunta, es una orden. Escuche bien, usted irá a la cocina y le dirá al chef principal que Harry está aquí y quiere una hamburguesa con papas fritas ¿entendió? —el tono seco y demandante que uso el alfa, logró intimidar un poco -demasiado- al omega haciéndolo sentir culpable agachando la cabeza.

—Cla-ro, y a usted ¿q-qué se le ofrece? —tartamudeó con temor.

—A mi tráigame un Boeuf Bourguignon.

—¿De beber gusta algo?

—¿Louis?

—Uhm, yo solo quiero jugo de manzana. —habló tímido.

Soltó una risita.—Tráigame su mejor botella de Château Lafite Rothschild.

—Pero señor, es nuestra botellas más-

—Dije, que quiero su mejor botella de Château Lafite Rothschild.

—Entendido, en un momento traigo su comida. —la mesera se marchó, dejando a Louis y Harry.