VIII: Beso a la muerte.

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Tal vez Francia era todo lo que necesitaban.

Harry le contó sobre la chica que faltaba en aquel retrato; su hermana. Louis le contó como terminó en aquel bosque; por abusos de su padrastro.

Ambos sentían un peso menos sobre sus hombros. De alguna manera esto los había acercado más, estaban madurando juntos en la relación.

Louis sabía porque a Harry le era tan nuevo y difícil amar, Harry sabía porque Louis tenía miedo a ser amado. Ambos estaban intentando sanar el corazón del otro con sus piezas rotas.

El omega había sido abusado por su padrastro psicológica y físicamente. Nunca quiso hacer algo respecto, no quería que sus hermanas perdieran otro padre. Él esperaba que su madre ya le hubiera dejado, pero más que nada, quería a sus hermanas a salvo.

Las extrañaba bastante. Algunas tardes en las que se encontraba solo, pensaba en ellas y los buenos momentos que pasaron; lloraba hasta que su cabeza dolía tanto que punzaba. Siempre que Harry le preguntaba por los rastros de lágrimas en sus pómulos, él mentía diciendo que lloró por algún libro.

Harry sabía que no era verdad, lo sentía.

Le contó al alfa como su madre era enfermera y siempre cubría turnos de más ya que su padrastro no trabajaba y solo tomaba alcohol; en ocasiones Louis y su madre no comían por dejar algo extra para sus hermanas. Tuvo que huir de su padrastro que lo había llevado a un juego de póker como apuesta, corrió y corrió hasta que sus piernas ya no dieron más, así terminó en el bosque donde Harry le había encontrado.

El alfa estaba tan molesto, le hervía la sangre al pensar en cada toque de aquel asqueroso hombre sobre la piel caramelo de su omega. Pensar en el pequeño pidiendo que parará, esperando clemencia, en cada noche que lloró por lo sucio que se sentía al haber pasado bajo el cuerpo de su padrastro.

Harry quería matarlo, iba a matarlo, pero Louis no lo permitió.

Lo odiaba; lo detestaba más que cualquier persona en el mundo, pero no haría que Harry lo matara. No sabía si aún estaba con su madre y podrían herirla. El alfa le prometió que cuidaría a sus hermanas y se aseguraría que no les faltara nada, no mataría al hombre.

Se dio cuenta que no había encontrado a su familia ya que, su madre había cambiado sus apellidos (de nuevo) y Louis era el único que portaba el apellido Tomlinson. Realmente, solo había intentado una vez y no hizo mucho por encontrar información, quería que Louis hablara con él en el momento adecuado.

Louis lloraba, con la mirada perdida y abrazándose a sí mismo. Arañaba su piel, tratando de deshacerse de los rastros invisibles de todos esos toques prohibidos que le atormentaban en sus momentos de soledad, cuando se transportaba al pasado. Harry sentía miedo, no quería lastimarlo, quería sanarlo, pero temía de romperlo en el intento.

Esa noche sostuvo a Louis entre sus brazos, lo mantuvo junto a su pecho aun después de que ya no salían lágrimas de sus orbes. Lo llevó a la cama y el omega con un consentimiento mudo, permitió que al alfa besara todo su cuerpo, cada rincón. Suave y delicado, con un toque de temor de rasgar su piel; como debía ser tratado su bella flor.

Louis se sintió limpio; amado.

Sabía que aquel daño sería irreversible y las heridas dejarían cicatrices. Harry sugirió terapias, conseguiría lo mejor para él, pero el omega todavía no estaba listo para narrar esas imágenes en su mente con alguien más. Necesitaba tiempo y el alfa comprendió.

Louis necesitaría atención médica. Necesitaba saber que no había daños internos, además, los sucesos pudieron ser la causa de no haber tenido un celo todavía, debido a que los traumas psicólogos son causa de alteraciones hormonales en estos casos, su mente crea una barrera que no permite actuar a su sistema como debe de ser. Al parecer Louis tampoco había pasado por calores, lo que podía ser peligroso para él.

Búsqueda Mortal |L. S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora