En este pequeño espacio podrás encontrar 'largas' historias sobre estos dos grandes héroes que arriesgaron su vida durante la Segunda Guerra Mundial y que siempre han luchado por la justicia y la paz.
Deja volar tu imaginación y sumérgete en un mun...
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"Sam, dije que no." Dijiste poniendo los ojos en blanco mientras te parabas de puntitas tratando de sacar de la alacena un frasco de mantequilla de maní para ponerle a tu sándwich.
"¡Oh, vamos! ¿Por qué no?" él te siguió presionando con urgencia.
Tú te diste media vuelta y lo enfrentaste, el frasco de mantequilla de maní ya se encontraba entre tus manos, cuando observaste sus ojos de cachorro suplicante. "Ya sabes porque." Murmuraste.
"¿Vas a dejar que el pequeño enamoramiento que tienes hacia él arruine la posible hermosa relación que podrías llegar a tener? Debo añadir que probablemente aquel chico sea el amor de tu vida." Sam continúo suplicando.
"En realidad... uhm..." tú comenzaste a decir y después bufaste. "Sí, sigo continuando no queriendo ir."
"¿Por favor, T/N?" él intento de nuevo. Después de unos segundos de vacilación él finalmente ofreció. "Haré todas las actividades de limpieza que te tocan hacer durante toda esta semana."
Tus ojos inmediatamente se iluminaron al escuchar eso. Tú odiabas cuando te tocaba hacer limpieza en la Torre Avengers. Claro no te costaba nada ir recogiendo la basura de los botes, a pesar de que te causaba un poco de alergia, pero lo que si odiabas con todas tus fuerzas era lavar los trastes. Cada vengador tenía asignada una tarea diferente a la semana y tú nunca querías que llegara la semana en la que te tocaba lavar los trastes. Era horrible y la oferta de Sam era muy tentadora en ese momento, ya que justo la semana que entraba te tocaba realizar aquella actividad que odiabas tanto. Mordiste tu labio inferior mientras considerabas la oferta de Sam, mientras más lo observabas más veías los ojos de súplica que te ponía. Al final sabías que no podías negarte a su tan tentadora oferta, sin embargo antes de aceptar hiciste una pequeña modificación y si el aceptaba entonces iba a ser un muy buen trato, iba a valer la pena.
"Que sea un mes y tenemos un trato." Dijiste a la vez que te parabas correctamente, con la cabeza en alto y con los brazos cruzados sobre tu pecho.
"Está bien." Él finalmente acepto levantando las manos en el aire en señal de victoria. "Gracias, gracias, gracias."
Tú le pusiste los ojos en blanco antes de que una pequeña sonrisa se asomara por las comisuras de sus labios.
"¡Te veré mañana por la noche!" él grito mientras salía de la cocina. Cuando él no se encontró más allí tú bajaste la cabeza y con un fuerte respiro hiciste de lado tu sándwich de mantequilla de maní, de pronto se te había ido el apetito.
~*~
Por la noche, tú giraste y giraste sobre tu cama por al menos dos horas antes de finalmente rendirte, sabías que esa noche no ibas a poder dormir por lo que decidiste comenzar a hablar contigo misma. 'Todo estará bien, eres un mujer adulta, puedes hacer esto. Además solo será una salida con alguno de los conocidos de Sam y él iba a estará ahí, por lo que todo estará bien.' Te aseguraste a ti misma mentalmente y entre pensamientos y preocupaciones finalmente conciliaste el sueño, pero no por mucho tiempo. El sonido de unos pájaros cantando te despertaron de tu sueño y cuando abriste los ojos rápidamente los volviste a cerrar debido a la intensa luz del sol que estaba entrando por las ventanas de tu habitación, cuando eso no funciono para bloquear la radiante luz, tú te rendiste y comenzaste a estirarte en la cama casi dejando salir por tus labios un gemido casi pornográfico debido a la bonita sensación que estabas sintiendo por estar estirando tus músculos. Lentamente abriste los ojos, dándoles tiempo de ajustarse a la luz antes de quedarte observando el techo con una mirada perdida. Estuviste en esa posición por casi diez minutos y después te levantaste de la cama para comenzar con ese día.
