Que comience la guerra

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Cuando los príncipes y el tutor salieron del café, por fin uno de ellos reaccionó después de casi gritar de la sorpresa sino hubiera sido por su hermano Bruno quién le cubrió la boca.

— ¡Hey, Heine! ¡¿DESDE CUÁNDO ERES MI TÍO?! – el rostro de Leonhard reflejaba sorpresa y enojo, esto último por pensar que se lo estaban ocultando. — ¡No tenía idea de que eras parte de la familia! ¡¿Por qué yo no lo sabía?! ¡¿Quién eres?! ¡¿Acaso eres hermano de nuestro padre o un primo lejano?! ¡Hey, respóndeme Heine!

— Leonhard, es obvio que el maestro estaba mintiendo. – Respondió Bruno en vez de Heine porque éste seguía siendo sacudido por los hombros por el príncipe Leonhard.

En el fondo se lo agradecía, porque se encontraba mareado.

— ¿Eh? ¿Enserio?

— Por eso es divertido hacerle bromas a Leonii. – Se burló Licht.

— Es como dice Brunie. – Comenzó a decir el pequeño pelirrojo arreglando sus prendas. — Mentí.

— ¡Hum! Me alegro de escucharlo. No es como que quisiera que fueras parte de mi familia.

«Tampoco quiero ser parte, así que estamos a mano.»

— A mi si... Me gustaría que el profesor fuera parte de la familia. – Dijo el príncipe Kai mientras recogía algunas hojas que se habían caído a Heine por culpa de Leonhard.

— ¡¿Qué estás diciendo, Nii-sama?! ¿Cómo podría alguien tan pequeño y gruñón ser parte de nosotros?

— ¡Hey! – exclamó Heine al verse ofendido por la palabra "pequeño".

— Pero es lindo...

— Ya, ya, mucha discusión. El profe dijo que era nuestro familiar para no levantar sospechas. – Interrumpió el rubio de cabellos largos al hartarse de la pequeña riña. — Ahora vámonos, tenemos que entregar todo esto. – Se adelantó haciendo referencia a la pila de hojas que llevaba consigo.

A los príncipes les resultó extraño que Licht fuera el primero en tomar la iniciativa, pués antes era casi imposible hacerle reaccionar.

— Aún es muy temprano... Y por aquí no se ven muchas personas ¿A dónde deberíamos ir? – analizó el joven de anteojos, preocupándose y colocándose algo nervioso.

— Iremos a la zona central cerca de la fuente. Ahí ya debería haber gente a esta hora.

— ¿Tan lejos? ¿Cree que las personas quieran venir a un café que se encuentra casi del otro lado? – interrogó Licht no muy convencido, además de sentir pereza de tener que caminar durante un buen tiempo.

— Después del asunto que se provocó en el café, seguro que la clientela debían de ser personas del mismo sector. No sería adecuado entregar folletos a personas que ya saben de la existencia del café. – Explicó Heine caminando delante de los príncipes.

— ¿La baja popularidad se provocó por la pelea que nos contó ayer?

— Veo que sí había puesto atención, Leon.

— S-si, si lo hice... Y es realmente incómodo que nos sigas llamando así.

Era cierto, desde que habían inventado los nombres falsos que Heine no dejaba de usarlos, provocando incomodidad sólo a Leonhard porque los demás se veían normales respecto a ello.

— No puedo hacer nada, dije que usaran nombres falsos entre ustedes delante del señor Sommer, afuera da igual como se llamen. En cambio yo, no puedo llamarlos príncipes en ningún momento. A pesar que hay poca gente, lo hago para acostumbrarme y no cometer un error respecto a la identidad de ustedes.

Lesson II: Advertising Helpers. [The Royal Tutor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora