Desperté cuando ya había salido el sol y lo primero que oí fue mucho movimiento por las calles de Dale. Miré a mi lado y ahí seguía Elsa, recargada sobre mi hombro. Alzó la cabeza y me miró, sonriendo dulcemente.
– Bueno días, Merida. – al parecer llevaba ya despierta un buen rato.
– Buenos días, Elsa. – se reincorporó y me ayudó a levantarme. – ¿Qué es todo ese ruido de allá afuera?
– Se dirigen al campo de batalla. – respondió mirando por la ventana.
Me quedé pensando, aún no despertaba por completo y no recordaba qué había estado pasando desde la muerte de Smaug. Campo de batalla... batalla... ¡Esa batalla! ¿Porqué Elsa no me despertó antes? No me quejaba realmente, me gustaba dormir a su lado.
– ¿Todos irán o algunos se quedan? – le pregunté tomando mi arco y carcaj.
– Algunos se van a quedar. – me respondió mientras salíamos a ver a la gente armada alejarse. – Sólo van los que pueden pelear.
La ciudad estaba casi vacía, sólo acababan de salir Thranduil y Bard. Elsa y yo nos miramos un momento, pensando en qué hacer.
– Tienen suficiente gente allá afuera entre hombres y elfos. – dije finalmente. – Mejor nosotras nos quedamos aquí, vigilando las afueras desde la muralla. – señalé la torre y luego recorrí lo largo de la muralla con mi dedo.
– Pero si la batalla sólo será entre elfos, hombres y enanos, ¿crees que los enanos vengan a atacar Dale?
– No sé, pero no podemos poner en riesgo a los que no pueden pelear. No dudo que haya uno que otro que sepa usar un arma, pero aún así.
Subimos en silencio hasta la torre, de ahí se veía todo lo que pasaba. Las cosas no pintaban tan bien para los elfos y compañía; había llegado un ejército de enanos. Pero antes de que los elfos y los enanos empezaran a pelear, se oyó como una especie de rugido y del suelo surgieron enormes gusanos, sin embargo sólo salieron un poco y se volvieron a meter bajo tierra. Una voz muy ronca, como un rugido y el sonido de un cuerno de guerra retumbaron en el valle, les daban órdenes a un ejército que hasta ahora había permanecido invisible, el cual salía de los túneles construidos por los gusanos.
– Esos son... – intenté agudizar mi vista. – Orcos. – respondimos al unísono. – ¿Qué pasará ahora? – le pregunté volteando a verla.
– No estoy segura, pero me temo que no será nada bueno.
Elfos y enanos se unieron, luchando codo con codo contra los orcos. A lo lejos vimos cómo unas cosas, ya sea golems, gigantes o trolls llegaron, saliendo de los túneles, y se detuvieron hasta arriba de una colina, pegando los nudillos al suelo. De repente vimos unas enormes rocas dirigirse hacia donde nosotras estábamos.
– Esto no es bueno... – murmuré abrazando instintivamente a Elsa y escondiendo mi rostro en su pecho mientras ella escondía el suyo en mi cuello.
Una de las rocas se impacto justo al lado de nosotras, haciendo que volaran trozos de madera y piedra pertenecientes a la torre. Como pude me sostuve de una parte aún "intacta" de la torre, o lo que quedaba de ella para no perder el equilibrio y caer al vacío.
– Sostente lo más fuerte que puedas de mí. – la oí decir.
Solté después de pensarlo un poco de donde me estaba agarrando y la abracé con ambos brazos, separando mi rostro de su cuerpo para ver qué pasaba. Nos paramos en una de las orillas de la torre mientras esta se iba ligeramente de lado.
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The Desolation of the Brave Frozen Hobbit
RomansaUna historia ubicada principalmente en la Tierra Media (lugar de LOTR y The Hobbit) durante los sucesos de las películas 2 y 3 del Hobbit. Por alguna razón Merida (Brave) y Elsa (Frozen) se encuentran en ese extraño mundo, y conforme buscan una mane...