¡Al fin libre!

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Quedaba una semana para que los exámenes dieran comienzo, y lxs alumxs estaban que se tiraban de los pelos y que se mordían las uñas de las manos. Sam brindaba su ayuda a todxs lxs que tenían dudas, pero ponía especial atención en su alumna favorita. Sabía que era una alumna ejemplar, por eso le proporcionaba toda la ayuda posible las 24 horas del día. Miriam estaba agotada a más no poder, estaba muy pálida, por no darle apenas el sol. También tenía ojeras, que salieron por la falta de dormir.
Apenas hablaba con su profesora sobre cosas románticas, hacer cosas juntas que no fuera para estudiar o repasar conceptos. Pero eso no significaba que no se dijeran que se querían, o que tienen muchas cosas planeadas para hacer cuando acaben las vacaciones.
Las clases se habían acabado, aunque lxs profesorxs hacían repasos sobre los conceptos que habían quedado con dudas. Tanto Miriam como Laura y el resto de compañerxs acudían a esas clases de repaso.
"Vamos chicxs, lo tenéis todo bien estudiado, así que no os preocupéis por los exámenes. No olvidéis de hidrataros, tomar algo de azúcar, y lo más importante, descansad bien. Muy bien, a partir de ahora ya no habrán más clases de repaso, así que os veremos la semana que viene." Salieron de clase, arrastrando los pies por el suelo, como si fueran zombies.
Nada más llegar a casa de su novia vio a Sam, con la comida preparada y una buena botella de vino.
"He oído de los profesores que estás bien preparada, así que he pensado que esta comida podría ayudarte a recuperar fuerzas."
"Gracias cariño..." Sonrió levemente y tomaron asiento, empezando a comer. Por primera vez en mucho tiempo apartaron el tema de los estudios y hablaron de cosas de pareja, eso que tanto habían echado de menos. "Me alegra mucho contar con tu apoyo, porque eres muy importante para mí, ¿sabes?"
"Tú también lo eres para mí, cariño." Se besaron en los labios, y cada beso que se daban más se querían.
Recogieron la mesa y se tumbaron en la cama, para retomar el contacto físico. Ambas estaban bastante calientes, pues el haber aplazado tanto ese tema... lo único que habían conseguido era que cada día quisiesen más tener relaciones íntimas entre ellas, pero finalmente, después de tanta espera había merecido la pena.
Se miraron fijamente a los ojos, entendiéndose lo que querían decir con tan solo la mirada. La alumna de puso encima de la otra, comenzando a besarla, con lengua. La profesora correspondía al beso, mientras que movía las caderas en busca de más. Así que Miriam asintió con la cabeza y metió la mano dentro de la falda de su novia, para acariciar su zona íntima.
"No temas, no muerde. Pero yo en cambio... sí" Ambas sonrieron de lado y la profesora bajó los labios a su cuello, dejando varios besos en él, pero cuando sintió el contacto de su mano no pudo evitar soltar un gemido. Iba a meterle la mano también en sus pantalones, pero su alumna se lo impidió.
"No cariño, hoy mando yo." Ahora metió la mano dentro de su ropa interior, notando como estaba de húmedo la zona. Miriam se relamió los labios y continuó con el masaje, haciendo que Carmina respirara cada vez más de forma agitada.
Estuvieron un buen rato así, cambiando los dedos por la lengua, hasta que no pudo aguantar más la profesora y se corrió, mordiéndose el labio con fuerza para que los vecinos no oyeran el gemido. "¿Te ha gustado?" Dijo mientras se lamía los dedos.
"Me ha vuelto loca." Se dieron un besito.

Llegó la semana de los exámenes. Estaban repartidos entre 3 días, y en acabarlos llegarían las deseadas vacaciones de verano.
El lunes tenía la clase de Miriam exámenes de Física y Química y Castellano. El segundo examen fue muy muy fácil, pues la chica controlaba muy bien tanto la práctica como la teoría. En cambio en el primero... se había notado el nivel de dificultad, pero aún así Miriam pasó el examen con creces.
El martes fue el día sin duda con los exámenes más difíciles de digerir, pues eran de Matemáticas y Biología Humana. El primero le costó un poco, pero lo tendría aprobado seguro, y en cuanto al segundo estaba convencida de que sacaría un 10, pues fue el examen que más se preparó, para que su novia viera que se esforzaba al máximo.
Y el último día, pero no menos importante, había examen de Historia y de Inglés, pero fueron los más fáciles a comparación de los demás.
"¡Por fin somos libres!" Exclamó Laura, mientras que abrazaba a su amiga cuando salieron del aula del examen.
"¿Qué vas a hacer ahora?"
"Pienso dormir hasta reventar." Ambas rieron y tomaron el camino a casa.
Pero Sara estaba esperándola en el portal de su casa, sonriente.
"Miiiiiiriam, hola" Se levantó y le dio un abrazo.
"¡Apártate de mí!" Le dio un empujón, para que no estuviera cerca de ella.
"Oh... ¿acaso no te gustó el beso del otro día?"
"Por supuesto que no." Sara se dio la vuelta un momento y cogió el ramo de flores que había comprado expresamente para ella.
"Una flor para otra flor." Miriam rodó los ojos.
"No pienso cogerlas. Y ahora vete." La mayor gruñó por lo bajo y arrinconó a la pequeña contra la puerta. "¡P-para!"
"Sh... tranquila, mi amor" Con una mano acarició su mejilla, estaba feliz.
"No sé cómo he podido salir con Sam, teniéndote a ti por aquí..."
"Piérdete."
"Bueno, me voy. Ya nos volveremos a ver" Besó sus labios durante unos segundos y se fue de allí. Miriam soltó un suspiro, no la soportaba. Nada más entrar a casa, vio que tenía una carta en el recibidor:
'Hola, Miriam:
Sé que has acabado los exámenes hoy, y que estarás completamente agotada, pero me gustaría ir contigo mañana a un lago. Ah, no te preocupes, nadie lo conoce excepto mi familia.
Nos vemos mañana a las 9 de la mañana delante de la puerta de mi casa.
Te quiero.'

Enamorada de mi profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora