Operación de vida o muerte

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Una de las ambulancias llevó a la profesora y alumna juntas, en camillas individuales. Sam, por mucho que le doliese estirar el brazo, cogió la mano de su alumna, intentando contener las lágrimas. Se sentía responsable del accidente, si tan solo le hubiera hecho caso... Nada de esto estaría pasando, la vida de ambas no estaría en peligro.
"Miriam... No sé si podrás oírme, pero por favor, debes luchar por sobrevivir, ¿de acuerdo?" No hubo respuesta alguna, ni siquiera movió su cuerpo a modo de afirmación, aumentando así la preocupación de la profesora.
Llegaron al hospital, y ahí fue cuando el camino de ambas se separaron. Sam fue llevada a rayos X, para observar si tenía heridas internas. En asegurarse que no tenía nada grave, fue llevada a Traumatología, para poder comenzar a curarla.
Por la parte de Miriam, nada más llegar al hospital fue llevada al quirófano, la monitorizaron, sedaron y comenzaron a operarla. La cosa era peor de la que se imaginaron, si no operaban correctamente, podrían perderla. A mitad de la operación, la frecuencia cardiaca comenzó a disminuir, ningún medicamento surgía efecto. Sospecharon de una hemorragia interna, era lo único que encajaba en el cuadro clínico. Pero no se veía nada fuera de lo normal, ni un rastro. ¿Dónde estaba la maldita hemorragia? Pensó la cirujana. Si no la encontraban pronto sería el fin. Casi dándose por vencida, finalmente la encontraron. Cogió el bisturí y comenzó a sanarla, haciendo que el pulso aumentara y estabilizara.
Cuando la profesora estuvo estable y fuera de peligro, la llevaron a la habitación, para tenerla en observación todo el día. En estar a solas, comenzó a llorar, no podía dejar de sentirse culpable. ¿Y si no sobrevivía? No podría vivir con ese peso sobre sus espaldas. A los pocos minutos entró Laura, con los ojos llorosos. Cuando ambas miradas coincidieron, la alumna abrazó con fuerza a su profesora, acariciando su cabeza.
"Todo saldrá bien, ¿verdad? Es decir, sobrevivirá, ¿no?"
"No lo sé... Estaba tan mal después del impacto.." Estuvieron en silencio varios minutos, no sabían que decir para consolarse. "¿Lo saben sus padres?"
"Sí, pero al estar trabajando en Holanda tienen que pillar un avión." Entró un médico, para informarles de la situación.
"Por el momento sigue en estado crítico, hay muchos daños internos y estamos haciendo todo lo posible para que no aparezcan más hemorragias internas. En saber algo más os lo haremos saber." Las dos dieron las gracias y el chico se fue.

Casi a las 8 de la tarde la operación finalizó, había tenido Miriam muchísima suerte. Se la llevaron a la habitación al lado de la profesora, para tenerla vigilada durante los próximos días. Sam y Laura, cuando les dieron permiso para visitarla, fueron a su habitación, encontrándola profundamente dormida. Cada una se puso a un lado y cogió una mano, acariciándola.
"Eres una superviviente, has aguantado muchas cosas, no te rindas ahora, sigue aquí con nosotras, te lo suplico." Dijo Laura, al borde de las lágrimas.
"Miriam, sé que una parte de tu mente puede oírnos, así que quédate en este mundo, no sigas la luz cálida." La profesora besó su mejilla, soltando luego un suspiro.
"Sam, ¿qué es lo que pasó?"
"Fui estúpida y fuimos en coche hacia el supermercado."
"Todos tenemos fallos, no te preocupes."
"Pero si le hubiera hecho caso... Ella no estaría así." Laura negó con la cabeza, besando después la mejilla de su amiga. Miriam comenzó a abrir muy lentamente los ojos, viendo un poco borroso. Las otras dos sonrieron de oreja a oreja, al ver que sus ruegos habían sido escuchados.
"Bienvenida de nuevo." La herida miró a ambas, sin entender dónde estaba.
"¿Qué.. Ha pasado?" Iba a incorporarse de la cama, pero soltó un quejido que le hizo tumbarse de nuevo.
"Tranquila, ahora debes reposar."
"Tuvimos un accidente de coche, ahora estamos en el hospital." Miriam miró a la profesora, con el ceño fruncido.
"¿Qué... Hacíamos juntas?"
"Íbamos a ir al supermercado, ¿lo recuerdas?" A lo que la chica negó con la cabeza. Laura abrazó a su amiga, llenando su cara de besos. Miriam correspondió, apoyando la cabeza en su hombro.
"No me encuentro bien..." La chica agarró con fuerza a su amiga, notando que algo no iba bien dentro de ella. Sam vio que se encontraba mal, así que le dijo a Laura que llamara a un médico. Miriam cerró lentamente sus ojos, provocando que la profesora la moviera, intentando que no quedara dormida.
"¿Miriam, me oyes? ¡Quédate conmigo!" La chica había perdido la conciencia. El médico entró en la habitación y le hizo un chequeo rápido, averiguando que se les había olvidado hacer algo de vital importancia. La llevaron corriendo a rayos, y ahí vieron que tenía un coágulo en la cabeza, y la única opción que tenía era volver a operarla. La llevaron de vuelta al quirófano, quitándole en uno de los lados de la cabeza un poco de pelo, para poder operarla.
Sam y Laura estaban en la sala de espera, esperándose lo peor. Se habían hecho ilusiones de que sobreviviría, pero cuando vieron que había perdido la conciencia... No, debían pensar en positivo, seguro que sobreviviría. La profesora comenzó a recordar todos los momentos felices que tuvo junto a su alumna, sonriendo muy levemente. 'Sé que sobrevivirás, confío plenamente en ti, querida Miriam.' A medida que pasaban las horas, cada vez llegaban más profesores y compañeros de clase de Miriam, dándose apoyo mutuamente.

En el quirófano los cirujanos hacían todo lo que estaba en sus manos, como en todas las operaciones, no se pueden permitir ningún fallo, o de lo contrario el paciente moriría. Cada paciente tiene una historia, una familia y amigos, no podían fallarles, es por eso que hacían todo lo posible. Pero la cosa no iba bien, habían pocas posibilidades de que sobreviviese.
El cirujano salió al rato hacia la sala de espera, soltando después un suspiro. En llegar, todos miraron su rostro, parecía apenado.

Enamorada de mi profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora