Me has derribado los muros

5.4K 240 5
                                    

Miriam miró de arriba a abajo a su profesora, con una expresión seria.
"Profesora, no me tiene que dar respuestas a nada." Sam, al notar su frialdad, hizo que soltara un suspiro, dando después un paso hacia la contraria.
"Tu tono de voz me dice lo contrario. Y no me llames profesora a no ser que estemos en el ámbito escolar. ¿Puedo pasar?" La alumna vio que no tenía otro remedio y se apartó de la puerta, entrando a dentro la profesora. Tomaron asiento, para estar más cómodas. "Mira, se lo que viste ayer, y no pienso inventar excusas, vengo a explicarte lo que ocurrió, tan solo escúchame, ¿vale?" Miriam se limitó a encogerse de hombros, cruzando después las piernas.
"Adelante, pero vuelvo a repetirte, no es necesario."
"Pero quiero hacerlo, ¿sabes por qué? Porque en poco tiempo me has abierto tus muros, y no quiero que los levantes en mi contra." Sam respiró profundamente varias veces, antes de continuar hablando. "Hace muchos años, cuando empecé la carrera, conocí a Sara, la chica de ayer por la noche. Nos conocimos y fuimos pareja, pero me puso varias veces los cuernos. Ya en la última me harté y me prometí a mí misma que no volvería a caer junto a ella, y así he estado desde entonces. Ayer me vio y supongo que bajo los efectos del alcohol decidió retomar las cosas, pero yo me negué. Me arrinconó en la pared y cuando estuvo a punto de besarme apareciste tú junto a tu amiga. Cuando le dejé las cosas bien claras fui en tu búsqueda, pero supongo que volverías a casa." La profesora miró fijamente a los ojos de la otra, pero pudo notar que estaba distante, aunque a la vez presente. Miriam se tomó varios minutos, para procesar y analizar la información.
"Aún siendo eso verdad, recalco de nuevo el que no hacía falta que me dijeras nada. Tan solo nos besamos varias veces, pero en ningún momento quedamos en ser pareja o algo. Tú eres libre de hacer lo que quieras, no tienes ataduras."
"Lo sé, no quedamos en nada, pero me gustaría ser algo contigo." La profesora fue a acariciar la mano de su alumna, pero ésta la apartó.
"Creo que fuimos demasiado rápido. Sí, me encantan tus besos y estar contigo, pero piénsalo, no nos conocemos."
"Pero eso tiene fácil solución, tan solo debemos de ir más despacio e ir tratando de conocernos a nuestro ritmo, a no ser que no quieras."
"Claro que quiero, me has derribado los muros, no puedo decirte que no." Sam sonrió levemente y se levantó, abriendo los brazos. Miriam sonrió también y correspondió al abrazo, apoyando la frente en el hombro de la contraria. Estuvieron varios minutos en silencio, sin decir nada, estaban disfrutando de aquel abrazo que tanto deseaban ambas. Pasado el rato, ambas se miraron, dedicándose una tierna sonrisa.
"Debo irme, tengo que hacer varios documentos y corregir vuestros exámenes, ¿quieres que cuando acabe te envíe la nota por Whatsapp? Pero debes prometerme que guardarás el secreto."
"La duda ofende." Volvieron a abrazarse y la profesora se fue, sonriendo de oreja a oreja. Miriam respiró profundamente y fue a su habitación, tumbándose en la cama. Todo ese enfado que llevaba encima había disipado, haciendo que en su interior hubiera paz. Notando los efectos de la pastilla, se levantó y fue a hacer deber, e intentar estudiar para estar al día con los estudios.
Ya casi a las 11 de la noche, cuando Sam acabó de poner las notas, le envió un mensaje a Miriam, diciéndole que había sacado un 7'85, pero al ver su ultima conexión, supuso que se había quedado dormida, así que le envió otro mensaje, deseándole las buenas noches.

A la mañana siguiente, cuando la alarma sonó, Miriam gruñó por lo bajo, apagándola casi de inmediato. Se frotó varias veces los ojos y miró sus mensajes, encontrándose con los de su profesora. Sonrió a más no poder al ver la nota. Le escribió un mensaje de buenos días y bajó a desayunar. Después se arregló, cogió lo necesario y salió de casa, no quería llegar tarde el primer día de la semana. Ya casi llegando al instituto, se encontró con su compañera Laura. Cuando se vieron se saludaron con un cálido abrazo y continuaron el trayecto juntas.
"¿Qué tal la resaca? Yo pasé ayer un día horrible." Comentó Laura.
"Yo nada más despertarme me tomé una pastilla, no quería tener todo el día amargado."
"A mí no me quedaban en casa, así que sufrí como una condenada."
"Pobrecita, espero que no te echaran la bronca."
"Ah, siempre me la echan, creo que ya soy inmune." Bromeó. "Oye, no creí que Sam fuera a tener pareja."
"Yo no creo que sean pareja, me fijé en la cara de la profesora y no parecía estar disfrutando." Se inventó Miriam.
"¿Eh? ¿De verdad? Ese detalle se me ha escapado, que rabia. Aunque no me sorprendería que no tuviera pareja, ¿quién podría aguantarla?" Miriam sintió la necesidad de proteger a su profesora, así que saltó un poco a la defensiva.
"Oye, tampoco te pases, seguro que fuera del ámbito escolar es más agradable."
"Tranquila, que no he dicho nada del otro mundo." Miriam chaqueó la lengua.
"Perdona, me puse a la defensiva por una tontería."
"No tiene importancia." Laura besó la mejilla de su amiga y llegaron a la clase, sentándose y preparando el material.
Cuando llegó la clase de biología humana, todos estaban inquietos, no querían ver la nota del examen sorpresa que tuvieron la semana anterior. Pero Miriam, al saber que tenía buena nota, tan solo fingía estar nerviosa, para que nadie pudiera sospechar nada. Sam entró al aula, sonriendo ladinamente.
"¡Hola chicos! Espero que hayáis tenido un buen fin de semana. Ya tengo los exámenes corregidos, así que ahora pasaré a cada uno para dároslo." Todos se sentaron en su sitio y la profesora comenzó a repartir las notas. Cuando tocó el turno de Miriam, le dedicó una tierna sonrisa. "Estarás contenta."
"La verdad es que sí, no me lo esperaba para nada."
"Felicidades." La profesora entregó la nota a Laura. "Podrías haber sacado más nota, Laura."
"¿Solo un 5'5? ¡Me tienes manía!"
"Yo no te tengo manía, si lo tuviera no te..." Sam se acercó a ella, para que nadie pudiera oírla. "Si lo tuviera no te habría avisado." Dijo tajante y continuó repartiendo los exámenes.
Casi acabando la clase, el director interrumpió.
"Siento molestar, pero quiero avisar de que cuando acabéis estas hora debéis dirigiros a la sala de actos." Todos se miraron entre sí, sin entender nada.

Enamorada de mi profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora