Anillo de boda

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Se miraban fijamente a los ojos, ninguna de las dos apartaba la mirada y apenas parpadeaban, no querían perderse ningún detalle de la contraria. Una de ellas dio el paso para que sus labios estuvieran cada vez más cerca. Acercó la nariz a su pelo, olía a jazmín, gracias a su champú, ahora el favorito de las dos. Ahora Miriam cogió las manos de su profesora favorita, colocándolas en sus hombros, y empezaron a bailar siguiendo el ritmo de la canción. Era un baile lento, de esos que nunca puedes olvidar porque pusiste tu corazón y alma en él. Cuando acabó la canción Sam fue la que tomó la iniciativa, se arrodilló ante ella, sacando de uno de sus bolsillos un aniño de boda, con el nombre de Miriam. La alumna se sorprendió y se llevó las manos a la cara, no quería que la viera tan sonrojada.
"¿Quieres compartir el resto de nuestras vidas juntas? Prometo que encontraremos la felicidad suprema."
"¡C-claro que quiero!" Se abrazaron con todo el amor posible, llenándose también la cara a besos y dejando marcas de pinta labios.
"Me acabas de hacer la mujer más feliz del mundo, muchísimas gracias por decirme que sí."
"Yo te doy las gracias por haber reunido el valor suficiente como para decírmelo." Se besaron en los labios como si se fuera a acabar el mundo, no querían separarse, solo unirse más.

Y ahí fue cuando Miriam despertó del estupendo sueño que estaba teniendo. Se quedó con ganas de continuarlo, de ver que podía pasar, pero bueno, quizá algún día si todo sigue bien... puede que pase, quién sabe.
Salió de la cama y fue a desayunar a La Cocina, para ver si así se le pasaba el sueño que tenía. Soltaba varios bostezos mientras que comía. Miró su móvil y empezó a contestar los mensajes de su amiga Laura.
L: Te recuerdo que mañana hay excursión al lago que hay cerca de aquí, no te olvides de llevar el bikini.
M: Tranquilla, no se me ha olvidado. Ya lo tengo todo preparado así que... ¿y tú qué haces?
L: Pues indagar en la vida de Sam, corren los rumores de que es lesbiana y que tiene pareja.
M: Si nosotras ya lo sabemos de cuando salimos de fiesta por Enero, ¿no lo recuerdas?"
L: ¡Es verdad! Gracias por recordármelo. Te dejo, acaba de llegar el sargento y no debería estar con el móvil, te quiero.

A la mañana siguiente, cuando eran cerca de las 12, llegaron los profesores y los alumnos al lago. El clima era perfecto y el agua estaba en su punto. Todos se quitaron la ropa y fueron directamente al agua de cabeza, soltando un agradable suspiro. Toda la clase se pusieron en círculo para así poder jugar con una pelota y pasar un rato agradable. Miriam y Sam se miraban de vez en cuando, dedicándose una tierna sonrisa.
Llegada la hora de comer salieron todos del agua con su toalla para secarse el cuerpo. Mientras que comían todos compartían experiencias suyas divertidas, para que así hubiera un buen ambiente.
Para su mala suerte, el tiempo empezó a empeorar, habían nubes negras, estaba comenzando a llover y a tronar... significaba que su estancia allí había acabado. Se vistieron rápidamente y fueron al autobús para resguardarse de la lluvia y que así pudieran volver a casa. Miriam, de manera discreta, sacó su móvil sin que nadie la viera y envió un mensaje a Sam, diciéndole que la quería mucho. Guardó el móvil e hizo como si nada hubiese pasado.
Llegaron de nuevo a la ciudad y cada uno tomó el camino a su casa. La profesora de biología, diciendo que le pillaba de camino acompañar a Miriam, tuvo la suerte de que nadie sospechase nada. Entraron en casa de la alumna, cogidas de la mano. Fueron a La Cocina a preparar un chocolate caliente, para que así ambas entraran en calor. Cogió cada una su taza y se sentaron en el sofá, mirándose con una pequeña sonrisa.
"Hoy soñé contigo."
"¿Qué iba a rescatarte de tu mazmorra?"
"¡Me puedo rescatar yo sola! Y no he soñado eso, he soñado que estábamos bailando y que... y que..." Le daba tanta vergüenza decirlo que se puso roja como un tomate.
"¿Te pedía matrimonio o algo?" Y al ver cuál fue su reacción se lo tomó como un sí. Dieron otro trago al chocolate caliente. "Quién sabe, si me aguantas durante años.. a lo mejor llegamos a eso, quién sabe. A mí me gustaría mucho, pero la edad..."
"No empieces con eso, la edad sabes que no es importante."
"Ya pero..."
"Ni peros ni peras." Sam le quitó el chocolate que tenía alrededor del labio con la lengua, para así ponerla nerviosa. Pero eso casi provoca que se le cayera la taza al suelo.
"Eres tan adorable cuando te pones así."
"Tampoco es para tanto, jo.." Dejaron la taza en la mesa y Miriam se tapó la cara con un cojín, muerta de vergüenza.
"No te escondas, que tienes una cara preciosa." Sam le quitó el cojín y la besó en los labios, con todo el cariño del mundo. Miriam sonrió en el beso y lo correspondió, poniendo las manos en las mejillas de la otra.
"Eres un encanto."
"Al igual que tú, mi amor." Se abrazaron con cariño, sin ganas de querer soltarse. Se tumbaron en el sofá, mirándose fijamente a los ojos, mientras que se daban pequeños besos en las mejillas. "No tardaré mucho en irme, tengo mucho papeleo que hacer."
"Tú sabes que siempre eres bien recibida en esta casa, no lo olvides jamás."

Enamorada de mi profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora