Te echaré de menos

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El cirujano respiró profundamente, acercándose al grupo de profesores y amigos de Miriam. Antes de que pudiera hablar, varias personas comenzaron a preguntarle cómo se encontraba, pero no le dejaba tiempo para hablar. El director mandó callar a todos, para que el doctor pudiera hablar.
"Gracias. Vuestra compañera ha tenido mucha suerte, pudimos extraerle el coágulo. Tendrá que pasar un tiempo en el hospital hasta que se recupere del todo, pero se pondrá bien." Todos soltaron un suspiro de alivio, incluso hubieron varias personas que soltaron lágrimas de la alegría al saber las buenas noticias. "Ahora necesita reposo y tranquilidad, y dado que ya es de noche, debo pediros que volváis a la hora de las visitas." Todos asintieron con la cabeza y salieron del hospital. Sam hizo caso omiso del médico y fue a la habitación de su alumna, encontrándola profundamente dormida. Sonrió levemente y se acercó a ella, besando su frente con ternura.
'Gracias por haber luchado por sobrevivir, nos vemos pronto cariño.' Volvió a besarla y fue a su habitación, antes de que nadie pudiera reñirle.

Al día siguiente, después de que acabase la ronda de los doctores, la profesora fue a ver a su alumna. Se sentó a su lado, soltando un pequeño quejido, todavía le dolía el cuerpo tras el accidente.
'Buenos días cielo, espero que hayas podido descansar bien. Yo aquí estoy, echándote de menos.' Cogió la mano de Miriam, dándole suaves caricias.
A las pocas horas llegaron finalmente sus padres, con lágrimas en los ojos.
"Mi niña mi niña, ay mi niña." Dijo la madre. Ambos padres comenzaron a llorar, viendo las heridas que tenía por todo el cuerpo. Sam iba a irse, pero el padre le pidió que se quedase.
"Miriam nos habló muy bien de ti, seguro que quiere verte cuando despierte."
"Pero.. Yo fui la que cogió el coche, si no lo hubiera hecho..."
"Lo sabemos, pero estamos convencidos de que lo has debido de pasar mal, no queremos echarte la culpa, ¿vale? Quítate ese peso de encima." La profesora no pudo evitar emocionarse, que te perdonen cuando casi les arrebatas a su hija... No hay palabras para describirlo. La profesora comenzó a llorar. Miriam abrió lentamente los ojos, mirando a su alrededor.
"No llores..." Todos sonrieron de oreja a oreja. Sam se quitó las lágrimas de la cara, acariciando la mejilla de su alumna.
"Hola cariño, ya estamos aquí." Dijo la madre. La chica sonrió levemente.
"Siento... Haberos preocupado."
"No te preocupes, ¿vale? Estando aquí podremos cuidar de ti lo que haga falta." Su padre besó su mano, hacía mucho que no podía haberle mostrado afecto.

Pasadas dos semanas, finalmente pudo salir del hospital. Todavía tenía un poco de dolor, pero con pastillas todo se iría yendo con cuestión de tiempo.
Sam pasaba a visitarla cada tarde, aunque tuviera el perdón de todos, seguía sintiéndose culpable, y no dejaría de estarlo hasta que sienta que lo ha compensado de alguna manera.
Fueron las dos a la cocina, para tomar un delicioso té casero.
"Eres un cielo, venir todos los días a ver cómo me encuentro... Y encima me has traído unas flores preciosas, es un detalle por tu parte."
"Es lo menos que puedo hacer, eres mi alumna favorita." Brindaron y dieron un trago al té.
"¿Alguna novedad por el colegio?"
"Todos te echamos mucho de menos, y tenemos ganas de verte. Y además... Tenemos una sorpresa para ti, pero no puedo decir nada." La chica infló los mofletes, ella quería saber que era lo que se traían en manos.
"¡Dime qué tramáis!"
"No me lo vas a sonsacar, ni siquiera poniendo cara de pena."
"Eres mala, perversa y cruel."
"Y también despiada." Ambas soltaron varias carcajadas. En acabar el té la profesora se levantó, le encantaría pasar toda la tarde junto a Miriam, pero tenía documentos muy importantes que hacer. Sabiendo que los padres estaban en el piso de arriba, se dieron un beso rápido en los labios.
"Te echaré de menos."
"Y yo a ti." Se abrazaron con cariño, y aunque no querían separarse, lo hicieron.

Cuando Miriam se recuperó por completo, volvió al instituto, tenía muchísimas ganas de volver a la rutina, a la normalidad. Cuando llegó a clase se encontró un cartel con la palabra 'Bienvenida' La chica sonrió levemente y la clase hizo un abrazo grupal, uniéndose después varios profesores y compañeros que pasaban por los pasillos. Sam entró a clase e hizo que todos se sentara en su sitio. "Me alegra ver que vuestra compañera haya vuelto, así que de parte del profesorado te damos la bienvenida."
"Muchas gracias a todos, sois un encanto." La profesora sonrió levemente y empezó con la clase.

En el patio Laura y Miriam se cogieron del brazo y fueron al césped del patio, sentándose juntas. Las chicas se miraron con una pequeña sonrisa. Aunque se hubieran visto todos los fines de semana, ambas se habían echado de menos. Miriam comenzó a hacerle una trenza a su amiga, mientras que la otra iba contando todo lo que había pasado en su ausencia.

Pasadas las clases y cuando Miriam acabó de comer, se tumbó en la cama, realmente agotada. Miró los mensajes de su móvil, y al encontrarse mensajes de su profesora favorita, se dispuso a contestar.
S: Hola cielo, quería saber si tienes planes este fin de semana. Me encantaría tener una cena romántica contigo en mi casa. Tú, yo, unas velas aromáticas... Piénsalo.
M: No tengo ningún plan, así que espero que te prepares para mi ración de besos, echo de menos estar entre tus brazos y besarte...
S: Ya somos dos, mi vida. Pásate por ella el sábado a las 9 de la noche. Te amo.
M: Y yo a ti.

Enamorada de mi profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora