-Tayson Blade-.El ya mayor director de Driftwood pronuncia mi nombre con voz áspera y ronca.
Despega las gafas de sus pequeños ojos y alza la vista que antes tapaba mi hoja de admisión.
Asiento con la cabeza manteniendo la mandíbula apretada y la espalda erguida.
-¿Qué le ha hecho cambiarse en el último año de instituto?-. Cuestiona sin apartar sus ojos, ya gastados de aprisionarlos bajo esas gruesas gafas.
Me muevo en la silla con total tranquilidad, desafiándolo con el aguante de nuestras miradas.
-Nuevos objetivos-.
Él alza las cejas sorprendido por la respuesta, la cual no esperaba.
-Espero que los cumpla-.
Una sonrisa cínica se enmarca en mis labios.
-Tenga eso por seguro-.
El director se vuelve a recostar en su silla y acto seguido me tiende las hojas necesarias.
Mi horario de clases, el número de las aulas, un mapa del amplio centro que se divide en dos hojas por su inmensidad, y mi taquilla.
-Bienvenido a Driftwood-.
Me levanto de la silla y con paso firme salgo por la puerta del despacho.
Observo a mí alrededor un largo pasillo que solo abarca unas paredes blancas iluminadas por grandes ventanales, un suelo insulso que deprime incluso más que la pared, y una papelera a mí izquierda.
Arrugo los papeles descargando rabia en ellos y los dejo caer al final de esta.
No necesito un mapa, sé dónde está la clase perfectamente.
Tengo todo planeado con extrema minuciosidad, si el director hubiera conocido cuales son dichos objetivos probablemente no me habría abierto las puertas de lo que se va a convertir en un infierno.
Al llegar en frente del aula asignada, me paro y observo por el cristal el interior de esta.
Ahí están.
Agarro el pomo de la puerta y la termino de abrir.
El profesor inmediatamente se gira a verme al igual que todos los demás.
-¿Eres el nuevo, verdad?-. Pregunta cruzándose de brazos y lanzando una mirada interrogante.
-Tayson Blade-. Puntualizo haciendo que alce una de sus cejas.
-¿Te se dan bien las matemáticas, Tayson?-.
-Se me dan mejor otras cosas-. Suelto desafiante, escuchando de fondo algunos cuchicheos por parte de la mayoría de alumnas.
No puedo descubrir si ellas lo están haciendo.
-Entonces le deseo suerte para aprobar esta asignatura, siéntese-. Suspira mientas baja sus brazos al mismo tiempo. -Por cierto, soy James y te daré la asignatura de matemáticas-.
Hace un ademán para que ocupe uno de los sitios libres de los que dispone.
Al girarme, mi mirada viaja hasta cuatro chicas sentadas en los últimos asientos de la amplia clase.
La mirada de cada una de ellas es totalmente diferente, sigo sin entender que les une, probablemente la maldad que contienen.
Sin poder detenerme mucho a verlas, tomo lugar en el primer asiento vacío que veo. Al lado de un chico aparentemente normal.

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Juego de Cuatro.
Teen FictionCuatro chicas. Una regla. Ellas mandan. No puedes pretender cambiar las reglas y mucho menos cambiarlas a ellas, y Jess lo sabe por experiencia. Nueva, ingenua y sedienta de poder, planea dar un golpe de estado y hacerse con el control, pero no tie...