Un rayo de luz penetró por la ventana y por la delgada cortina blanca, hasta que se posó sobre el rostro de Katherine, quien se hallaba cómodamente dormida. El canto de las aves, que anunciaban el alba sobre la copa de los árboles, no se podía escuchar, pues sus ronquidos no lo permitían. De repente, el despertador sonó con estrépito.
Katherine se levantó bruscamente de la cama, con los pelos de punta y de mal humor, pues odiaba el molesto ring del artefacto que cada mañana interrumpía su sueño. Apagó el despertador y se volvió a echar sobre la cama. A unos minutos se escucha una voz proveniente del piso de abajo.
-¡Kathy! ¡Cariño! -le decía su madre- se hace tarde.
Katherine, a pesar de haber logrado escuchar a su madre, se encogió en la cama y se echó las cobijas sobre su cabeza.
-¡Despierta holgazana! -le dijo Kevin con su vocecita delgada entre risitas, mientras le jalaba las cobijas.
-¡Aww! -soltó Kathy todavía somnolienta- déjame dormir -las palabras le salieron casi ininteligibles, como se esperaría que lo hiciera una persona que habla dormida.
-¡Pero hoy obtendrás a tu bestia! -respondió su hermano menor, de apenas seis de edad, mientras abría sus expresivos ojos avellana.
-¿Mi bestia? -repitió ella mientras cobraba conciencia y en un instante recordó-: ¡mi bestia! ¿¡hoy, es hoy!?
Kevin se murió de la risa al ver a su hermana salir disparada de la cama como si fuera un cohete. Se había apresurado a meterse al baño para asearse y estar lista lo antes posible.
-Kevin, ya está el desayuno nene -volvió a gritar su madre desde abajo.
-Ya voy mami -respondió el pequeño. Y enseguida salió del cuarto con paredes verde agua de su hermana y bajó las escaleras.
Unos minutos después kathy ya estaba lista y se apresuró a bajar las escaleras corriendo.
-No puedo creer que incluso hoy se te haga tarde -le reprendió su madre, al entrar en la cocina.
Su hermano ya estaba terminandose su desayuno, y su padre le había esperado para que comieran juntos.
-Lo sé mamá -respondió kathy, apenada.
-Buenos días cielo -saludó su padre, mientras ella se le acercaba para darle un beso en la mejilla-. Siéntate, vamos a desayunar.
El resto de la mañana fue más tranquila. Aleksander, su padre, ya se había ido a dejar a su hermano a la escuela y de ahí pasaría a su trabajo. Grace, su madre, la acompañó para obtener su bestia. Fueron a los límites de la ciudad y aparcaron el auto antes de entrar al bosque.
Cuando comenzaron a caminar bajo los altos pinos, kathy comenzó a sentirse nerviosa. Pues en poco tiempo la densidad del bosque impedía el paso de la luz y pronto se hallaron caminando en la penumbra. Además, sabía que el invocador era un ser muy misterioso y no era seguro que le diera una bestia, pues no cualquiera podía obtener una.
-Descuida cariño -le consoló su madre mientras le acariciaba el hombro derecho-. Todo va a salir bien.
Grace había percibido el nerviosismo de su hija, tenía que darle ánimos ahora más que nunca.
Kathy asintió con la cabeza.
Llegaron a un claro en donde no había árboles que impidieran el paso de la luz. Una pequeña laguna descansaba serenamente a unos metros de distancia. Había también nueve pilares que formaban un círculo entre sí. Es ahí donde kathy llamaría al invocador para pedirle una bestia.
-Adelante -le dijo su madre-, lo harás bien.
Kathy se acarició su largo cabello lasio y castaño que le caía hasta el final de su espalda. Era algo que hacía cuando no lograba controlar sus nervios. Dio un suspiro y caminó hasta que estuviera dentro de los nueve pilares.
-Llamo al invocador. Lo hago con el corazón y por convicción. Llamo al dador de bestias, que venga a mi, que aparezca.
Aquellas palabras brotaron espontáneamente, pues no había palabras algunas que aseguraran la presencia del invocador. No era un conjuro que bastaba con memorizar, era algo que emanaba de tu ser. Por un instante Kathy se mostró segura de sí misma, pero al ver que no había sucedido nada comenzó a dudar un poco.
De repente se acercó caminando un pequeño niño. Era no más grande que Kevin, de tez blanca y ojos y cabello negros. Vestía una playera negra de cuello redondo, sobre la cual traía un saco bastante extraño de un verde eléctrico, pantalones negros y tenis blancos con agujetas rojas.
-¿Hola, que haces?
La saludó con una voz angelical.
-Hola -le respondió Kathy-, estaba tratando de llamar al invocador pero... -Kathy no terminó la oración, pues se sintió avergonzada. Jugó con su cabello con su mano derecha.
-Descuida a él no le gusta aparecer mucho por aquí, ¿sabes?
-Sí, supongo -coincidió la chica mientras se encogía de hombros-. En fin, será mejor que me vaya, hasta luego... -hizo una pausa, pues no sabía el nombre del niño- amm...
-Invocador -se presentó el niño.
-¿¡Que?!
Kathy se quedó boquiabierta. Jamás se hubiera imaginado que aquél niñito fuera el poderoso invocador.
El niño solto unas risitas como si hubiera hecho una travesura.
- Sí, soy yo.
Alzó su brazo izquierdo hasta formar una escuadra con su cuerpo y se materializó de la nada un pequeño bastón de metal dorado y recto que remataba en un círculo, dentro del cual había una esfera azul celeste suspendida en el aire.
-¡Realmemte eres el invocador! Entonces, ¿invocarás a mi bestia? -preguntó Katherine con un destello de esperanza en sus ojos cafés.
El niño se mostró pensativo, llevándose su pequeña mano derecha a la barbilla.
-Está bien.
-¡Sí! -gritó kathy mientras daba un salto.
-Pero con una condición -agregó el invocador.
-Se... seguro -balbuceó.
-Que te cases conmigo.
Kathy sintió que la cara se le caía al suelo y que sus mejillas se coloraban de rojo. Era muy joven para pensar en esas cosas, y no estaba segura de quererse casar con alguien que parecería su hermano menor.
El pequeño niño volvió a reir.
-No es cierto, es broma -dijo entre risas-.
-¡No le veo lo gracioso! -se molestó kathy mientras se cruzaba de brazos y miraba hacia otro lado. Pero la risa del pequeño terminó por hacerla reir. ¿A quién quería engañar? Había sido una broma bastante graciosa.
El semblante del niño cambió repentinamente. Se tornó serio y su mirada noble e infantil se volvió en la mirada de un hombre valiente y poderoso.
-Bien, hagámoslo.
Kathy se sorprendió ante el repentino cambio. El invocador jugó con su bastón, haciéndolo girar sobre su propio eje con su mano izquierda, pasándolo por enfrente, atrás, arriba y a los lados de su cuerpecito de niño. Soltó el bastón y juntó sus manos como si fuera a rezar mientras el bastón continuaba girando rápidamente enfrente de él, suspendido en el aire. Una luz verde neón lo rodeó, entonces tomó el bastón con su mano izquierda sin ninguna dificultad, pese a la velocidad de rotación que tenía. Con la esfera azul del bastón le apuntó a kathy, entonces se trazo un circulo rojo brillante que unía los 9 pilares y una estrella de nueve puntas de color azul eléctrico, con cada punta en un pilar.
-¡Invocación!
Una resplandor encegueció por un instante a kathy.
Al abrir los ojos, vio un hermoso unicornio blanco con ojos azules.
-¡Es... hermoso!
-Lo debes tocar para establecer el vínculo -indicó el invocador.
Kathy se le acercó lentamente. El unicornio le miraba fijamente y comenzó a relinchar mientras meneaba su cabeza de un lado a otro, provocando que su crin se sacudiera en el aire. Kathy tragó saliva, no iba a retroceder. Continuó acercándose hasta que al fin le tocó con su mano derecha en la frente. Entonces se formó el vínculo que las mantendría unidas por el resto de sus vidas.
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beast battles (Pausada)
FantasyKatherine es una bella jovencita de 16 que anhela ser la mejor en las batallas de bestias, donde se consigue la victoria siguiendo ciertas reglas, con un poco de suerte y con mucho esfuerzo y dedicación. Mezcla extraña de pokémon y yugioh con un for...