V. El genio.

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Cuando Kathy escuchó su despertador, no se volvió a dormir, como solía hacerlo, sino que se levantó muy entusiasmada porque emprendería el viaje a los regionales en Armstrung junto con Axel. Antes de alistarse, se le ocurrió hacerle una broma a su hermano. Por fin podría vengarse por todas aquellas mañanas que interrumpió su sueño. Salió sigilosamente de su habitación y fue a la de Kevin. Abrió la puerta lentamente para evitar hacer algun ruido y entró al cuarto de paredes pintadas de azul. Había dos repisas sobre la pared que estaba enfrente de su cama, donde descansaban algunos carros de colección, animales de peluche y otros juguetes más.
-¡Despierta holgazán! -le habló mientras le quitaba las cobijas de encima, lanzándosele encima para hacerle cosquillas en la panza.
-¡No, no, detente! -le pedía su hermano menor mientras intentaba contraatacar en las costillas de su hermana y ambos reían.
Después de alrededor de una hora, Kathy ya estaba lista para emprender el viaje. Estaba entusiasmada, pero se dio cuenta que también echaría de menos a su familia y a su hogar.
-Prometeme que estarás bien -le pidió su madre cuando se despidió de ella.
-Lo estaré-aseguró kathy.
Ambas se abrazaron y Grace le dio un beso en la frente.
-Te extrañaré nena -le confesó su padre, Aleksander-.
-Y yo a ustedes -reveló Kathy.
Abrazó a su padre y le besó en la mejilla.
-¡Cuida mucho a Krystal! -le sugirió su hermano, quien le había pedido que le mostrara su bestia la noche anterior y había quedado fascinado con la belleza de la unicornio.
Kathy asintió con la cabeza. Le acarició su cabello y sus mejillas y dio media vuelta, saliendo de su hogar.
Cuando llegó a la fuente de la plaza central, Axel ya estaba esperándola, a pesar de que había llegado puntual.
-¡Vaya! Son las nueve en punto y ya estás aquí -comentó Kathy.
-A una dama no se le hace esperar -respondió Axel.
Kathy se sonrojó, se acarició su cabello sedoso y una vez que sus mejillas volvieron a la normalidad, sonrió.
-Bien, en marcha -se limitó a responder.
Viajarían en autobús a Roxegrut, una ciudad que estaba a ocho horas de camino.
Se dirigieron hacia la Central de Autobuses para comprar sus boletos de pasaje. Les llamó la atención el ir y venir de las personas que entraban y salían de la Central de Autobuses hacia todos lados y en todas direcciones, en un caos tan asombrosamente sincronizado, que parecía una danza perfectamente regulada, pues las personas pasaban a centímetros de distancia entre unas y otras pero sin tocarse ni interponerse en su camino entre sí.
Compraron su boleto en la taquilla de la empresa "Viajero", una empresa que competía en precio y calidad media, así como un buen servicio al cliente y puntualidad en sus viajes. Ahí los atendió muy amablemente una señorita de ojos grandes almendrados y labios rosados.
Cuando hubieron abordado su camión, alrededor de las 9:55 am, notaron que ya habían algunas personas esperando la salida del autobús que estaba planeada para las 10:00 am.
Tomaron sus asientos y esperaron pacientes la salida a Roxegrut.
Axel había tomado el asiento de la ventanilla y Kathy el del pasillo. A un lado de Kathy, del otro lado del pasillo, había un niño de no más de once años de edad. Estaba jugando un videojuego en una laptop que llevaba sobre sus piernas, o al menos eso parecía. Era de tez blanca y cabello castaño, traía unos lentes rectangulares de poco aumento, un short verde eléctrico y una playera azúl neón con cuello en V.
El autobus emprendió el viaje con precisión y a la hora establecida.
Tardaron veinte minutos, aproximadamente, en salir de la ciudad y entrar a la carretera.
-¿y alguna vez has participado en los regionales? -se interesó Kathy.
-No, este es mi primer Torneo.
-Ya veo -respondió Kathy.
-¿Disculpen, también se dirigen a Armstrung, hacia los regionales? -Los interrumpió el niño que estaba sentado a lado.
Kathy se sorprendió con el interés que mostraba el pequeño.
-Sí -Respondió.
-¡Genial! -Exclamó el niño con una sonrisa dibujada en su rostro-. Yo también competiré en los regionales.
-¿En serio?
Kathy pensaba que era muy joven como para tener una Batalla de Bestias.
-Sí, he anhelado competir por mucho tiempo. Soy Asmiryon Rod.
Kathy pensó que aquél nombre no iba con el niño, pues le parecía que aquél nombre era más de un adulto que de un niño.
-Soy Kathy.
-Y yo Axel.
-¿Qué estabas jugando en tu lap? -preguntó Kathy.
-No estaba jugando -aclaró Asmiryon, con una sonrisa-. Estaba terminando de programar mi software para predecir el resultado de la batalla de bestias.
Kathy y Axel se quedaron atónitos, pues se necesitaban conocimientos de programación para poder desarrollar algo así.
-¡Es... increíble! -balbuceó Kathy.
-¿Cómo hiciste algo así? -se interesó Axel, una vez que se repuso.
A través de las ventanas del autobús se lograba divisar el cielo con algunas nubes redondeadas y blancas que flotaban como si fueran de algodón. El día era soleado y la llanura verde por la gramilla y algunos robles dispersos.
-Sencillo -Respondió Asmiryon sin indicio de arrogancia y con suma humildad, como si todo el mundo fuera experto en computación-. Mi laptop escanea las bestias que he visto, y guarda en la base de datos sus puntos que tienen, sus habilidades especiales y las probabilidades de que se activen las mismas. Cuando quiero simular una batalla, mi programa determina cuáles son las probabilidades de que gane uno u otro combatiente.
No había duda. Asmiryon era realmente un genio.
-¡Vaya! -Exclamó Kathy, bastante impresionada- ¡eso es maravilloso!
-Gracias, ¿los puedo acompañar en el viaje?
-Por supuesto -aceptó Áxel- ¿qué dices, Kathy?
-Claro que sí.
Los tres sonrieron. En ese momento surgió un lazo de amistad que los mantendría unidos toda la vida.
Cuando el autobús hubo llegado a Roxegrut los tres nuevos amigos se hallaban emocionados. Roxegrut era una ciudad muy grande y sofisticada. Albergaba los rascacielos más sofisticados, con tecnología de punta y diseños arquitectónicos ultra modernos. Cuando salieron del autobús, respiraron aire limpio, libre de contaminantes como el dióxido de carbono, gracias al proyecto "Transporte Autosustentable" un proyecto que había logrado desechar el viejo modelo de automóviles que funcionaban con motores de combustión de gasolina y que ahora operaban con paneles que almacenaban la energía solar para que el auto funcionara.
Habían llegado un poco hambrientos, así que se dispusieron a comer algo. Entraron a un pequeño negocio de comida, donde los atendió una señorita con falda negra y blusa blanca. También llevaba puesto un mandil sujetado por la cintura y traía el cabello recogido mediante una colita.
-¿Y qué bestia es la que tienes? -le preguntó Kathy a Asmiryon mientras comían.
El pequeño niño soltó una risita como si hubiera hecho alguna travesura, a la vez que sus mejillas se coloreaban.
-¡Hey! No es justo, ninguno de ustedes me ha querido decir cuáles son sus bestias. Al menos Áxel sabe que yo tengo a Krystal, mi unicornio.
-¿Tienes un unicornio? ¡Vaya!
Kathy se llevó su mano derecha a la cara en señal de que había cometido la imprudencia de revelar su bestia sin conocer las de sus amigos. Ahora no podría decirles que si no le mostraban sus bestias, ella tampoco les diría nada de la suya.
-Sí, así es -respondió Kathy con desánimo-. Pero no les diré nada más si ustedes no me enseñan nada de sus bestias. ¿O es que temen que conozca cómo enfrentarlos en los regionales si me muestran sus bestias?
-En mi caso no es así, aunque lo parezca -aclaró Axel-. Es cierto que podría repercutir en los regionales si observamos nuestro estilo de batalla entre nosotros, pero creeme, yo tengo que ganar. Hay algo más en juego que el trofeo del campeón.
Kathy se sorprendió con aquella revelación. Parecía ser que Áxel sabía cosas importantes, pues lo había dicho seriamente. Kathy no se molestó de que Áxel comentara que él tenía que ganar, más bien se preocupó un poco, al notar que no sabía lo que podría ocurrir.
-¡Sí, claro! Cómo si te fuera a dejar ganar tan fácil -bromeó Asmiryion, quien a pesar de ser un genio, seguía siendo finalmente un niño que no comprendía que no era una broma.
Áxel no respondió. Kathy percibió su intranquilidad en su mirada.
-Era broma -susurró Asmiryion con un poco de timidez, pues creyó qe Áxel se había molestado por su comentario.
-Lo sé -respondió Áxel, saliendo de su ensimismamiento. Sonrío ligeramente y continuó comiendo.
Después de comer, salieron del lugar y recorrieron la ciudad. Habían ido al bosque de la ciudad, de varios kilómetros cuadrados de extensión. Había un lago dentro del bosque, y los tres amigos se habían sentado en una banca mientras veían el atardecer. El Sol naranja se reflejaba en el lago en forma de distintas tonalidades de cobre, rojo y anaranjado.
Por un momento Kathy quiso preguntarle a Axel qué había detrás de los regionales, pero se contuvo. Le pareció que la tarde era demasiado bella como para abrumarse por el futuro.

beast battles (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora