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-Abril, hoy Estefanía no ha venido a trabajar y tengo que hacer también su turno. No sé si voy a llegar a dormir, pero a cenar si que no llego. Ten cuidado y cierra la puerta con llave. Te tengo que colgar, te quiero hija.

Y corta la llamada sin dejarme decir ni una palabra. Me quedo mirando la pantalla de mi móvil, esperando a que me vuelva a llamar diciendo que se ha cortado la cobertura o algo así; pero no, me ha colgado sin más. Si yo la hago lo mismo, la que me arma... Que si por qué me has colgado, qué si me parece bien haber dejado a mi madre con la palabra en la boca... Sí, ella diría algo así.

Xavi sigue dormido, solo que ahora a agarrado un cojín y lo abraza con fuerza. Me reprimo la risa al verle de ese modo. Esta mañana con tan mala hostia y ahora tan adorable...

Desde lo que ha pasado en el instituto me he estado planteando mi relación con mi vecino. Todas las parejas son criticadas, pero con la nuestra va a sobrepasar límites. A mi me da igual lo que piense la gente (hasta cierto punto) y puedo soportarlo (hasta cierto punto), pero Xavi no tiene tanto aguante en ese sentido y es mucho más fácil buscarle las cosquillas antes que a mi. Borja sabía lo que hacía...
Espera un momento... ¿Cuánto tiempo hemos estado dormidos? Miro el reloj de mi móvil y veo que más o menos ha pasado media hora. ¿Y la pizza? ¿No la estaba haciendo Xavi? ¡Ay Dios! Me acerco corriendo a la cocina e inspecciono el horno en busca de algo a punto de explotar. Suelto un suspiro en cuanto veo que mi querido vecino no lo había encendido aún y que ni siquiera lo había cerrado. Pongo tranquilamente la temperatura y la altura adecuadas a la pizza en el horno y me voy a mi habitación a por un libro mientras se hace.

Cojo el que Xavi me compró porque es el que me estoy leyendo y bajo las escaleras de nuevo hacia el salón. Vale, ahora me apetece una descafeinado. Esta vez no hago caso a mis antojos porque no se puede tomar leche y después comer como si nada (o eso me han dicho mis padres desde pequeñita), pero después sí que me lo voy a tomar.

-Es ese el que te regalé, ¿verdad?- Oigo que preguntan con voz somnolienta.

Bajo un poco el libro y veo al chico que tengo delante. Xavi es muy guapo tanto por fuera como por dentro: sus ojos verdes son impresionantes y a la vez inquietantes, tiene una altura perfecta para darle besos en la barbilla, su pelo negro en tupé y que decir de su cuerpo... En cuatro palabras: es un dios griego. Es un chico encantador, con carácter cuando es necesario y sabe manejarlo, es romántico solo conmigo (me refiero a que no liga con la primera que se le pone delante), es atento, divertido y dentro de unos pocos minutos voy a comprobar si es buen cocinero.

-¿Por qué me miras fijamente?- Me pregunta sonriendo mientras se incorpora en el sofá.

Como no quiero contestarle que le miraba pensando en las virtudes que tiene, le contesto a la pregunta que me había hecho antes.

-Sí, es este.- Pongo el marcapáginas y cierro el libro dejándolo en la mesa de café. Luego me levanto para ir a la cocina.- ¿Tienes hambre? La pizza estará a punto.

-Oh, claro.

Se levanta y me acompaña a mirar a través del cristal a la masa con queso y jamón york que ha preparado. Suena el ding del horno y lo abro dejando que salga el humo antes de sacar la caliente comida.

-Hum...huele delicioso...- Oigo que dice mi vecino detrás de mi.- Normal, la he hecho yo...

Me hace gracia su comentario porque no le hace falta que lo alaben, ya se lo dice él todo. Nos sentamos a la mesa con la pizza en medio y dos vasos con Fanta de limón. Nos miramos a los ojos varias veces mientras comemos y puedo ver en sus ojos que está pensando en algo en su cabeza. Decido preguntárselo.

-Me ha venido a la cabeza el momento en el que te he quitado la toalla de la cabeza. En ese instante, parecías tan vulnerable en mis manos... Menos mal que he sido un chico bueno.- Me dirige una mirada provocativa que me pone a cien.

En un momento mi corazón se acelera, mi respiración se entrecorta y trago saliva bruscamente. Eso último lo nota y suelta una carcajada mientras coje otro trozo de su deliciosa comida.

Xavi me ha contado que igualmente está castigado cerca de tres semanas. Sigue siendo mucho tiempo, pero es menos que un mes y medio. Además, ahora puede venir a verme siempre que quiera y esto es devido a que dije la verdad a su madre (o eso creo). Ahora mi adorable vecino se ha ido a su casa, básicamente porque su querida madre le ha llamado diciendo que ya era demasiado tiempo. ¡Joder, con lo agusto que estábamos! Íbamos a ver Avatar en la tele de mi habitación. Ahora mismo, el plan queda aplazado...

Me despido de él en la puerta antes de abrirla para que nadie veo el beso tan largo que nos hemos dado. Nadie diría que nos vemos todos los días después de ese beso...

"You can be the peanut butter to my jelly; you can be the butterflies I feel in my belly; you can be the captain and i can be your first mate..."

Es el tono de llamada de mi móvil y en cuanto me doy cuenta, salgo corriendo hacia la escalera de subida que es donde está.

-¿Papá?- Contesto aturdida a ver el nombre del contacto.

De la nada, tenerlo todo. [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora