38

22 7 5
                                    

Mi madre se asoma por el umbral de la puerta y veo que lleva el pelo recogido en una pequeña coleta. No me acabo de acostumbrar a su nuevo corte de pelo: un corte bob por encima del hombro. Siempre lo ha llevado por el medio de la espalda y muy liso, como es natural en ella, por eso es tan raro.

-¿Qué pasa?

-¿Podría venir un amigo para ayudarme con mates? Es el mismo que me estaba dando clases particulares después del insti.

-¿Solo para dar clases? ¿No vais a vaguear?

-No mamá. Quiero aprobar como sea y así tener el verano libre.

Asiente después de dejarme claro que tenemos que aprovechar el tiempo. Plan para ir a California durante el verano en marcha.

[17/4/ 17:12] Abril: Nathan t apetece venir a mi casa y darme una d esas clases pendientes q tenemos??

Dejo el móvil y me pongo a hacer un ejercicio. Genial, ¿y ésto por dónde se empieza? Me salva de un colapso mental un vip de mi móvil.

[17/4/ 17: 21] Nathan: no se dónde vives , pero por mi vale, no estaba haciendo nada...

[17/4/ 17:23] Abril: Geniaal!!! Vivo en la otra punta d donde tú vives seguro, porq cuando salimos del insti tú t vas por un lado y yo por el contrario jajajaja

Le mando mi ubicación y vuelvo a concentrarme en el maldito ejercicio. ¡Me cago en todo! ¡No me sale! Esto es un asco de verdad... Está más claro que el agua que voy a suspender, por muy bueno que sea Nathan, el pobre no hace milagros. Tampoco quiero que pierda su tiempo conmigo y con mi poca mente en cuestión de números.

-¡Abril baja!- Me grita mi madre desde la planta baja.

Nathan habrá llegado. Pongo un pie en las escaleras (que están mojadas, pero no lo veo ) y me resbalo.

-¡Aaah!- Chillo mientra voy escaleras abajo rodando.

Al llegar a la planta baja mi madre tiene cara de susto (mi grito la habrá alertado) y mi amigo rubio está a su lado con los ojos como platos y la boca dibujando una "O". Me duele la espalda y la muñeca, a la vez que estoy un tanto mareada. La cabeza me da vueltas, no puedo mover mucho la mano y al intentar levantarme me vuelvo a caer. Menudo recibimiento le he hecho...

-¿¡Hija estás bien!? Menudo golpe te has dado. ¿No te habías dado cuenta de que había fregado?

-Ains...- Logro balbucear.

Oigo como mi madre va a por hielo a la cocina y también noto como Nathan me acoge entre sus brazos y me lleva a algún sitio. La verdad es que su fuerza física y su exterior (ya me entendéis) no parecen la de un chico de quince años. Deposita mi cuerpo delicadamente en el sillón y se queda ahí de pie, justo a mi lado.

-Toma cariño, póntelo en dónde te duela.

Coloco el hielo en mi muñeca y poco a poco ya puedo moverla. Pensaba que me la había roto. Me incorporo aún sentada y observo mejor a Nathan: lleva una camiseta blanca de Nike, unas deportivas de la misma marca y unos pantalones de chandal negros. Casual y cómodo, pero guapo. Él tiene la habilidad que pocas personas tienen de que pongan lo que se pongan les va a quedar bien. Como Xavi o Carol. Se le nota en la cara que está preocupado.

-Tranquilo, estoy bien.

Se limita a asentir, sé que quiere añadir algo más pero está mi madre delante y no lo va a hacer. En esta casi semana le he conocido mejor y es un chico estupendo. Le encanta el cine, odia los videojuegos, las series policiacas ocupan parte de sus tardes y juega al fútbol. Me está costando horrores convencerle para que se apunte al equipo del pueblo, aunque con lo insistentes que somos Carol y yo seguro que lo conseguimos. Así también se podrían conocer mejor Xavi y él, que no vendría nada mal... Por alguna razón a mi novio no le cae bien y a mi me saca de quicio que sea por los celos. ¡Ve cosas dónde no las hay! ¡Y lo peor es que se añade preocupaciones y estrés él solito!

-Siento mucho haberte hecho venir para nada, en mi defensa diré que el destino a complicado las cosas.

-No te preocupes, por lo menos podemos charlar un rato. Mi abuelo vendrá a buscarme a las siete.

-Perfecto. ¿X-men?

-Perfecto.- Me repite y me ayuda a subir las escaleras (ahora secas) para ver la peli en mi habitación.

Dos horas más tarde...

¡Pii, pii!

El abuelo de Nathan le recoge en la puerta de mi casa y se marchan despidiéndose con la mano por la ventanilla bajada. Cuando me giro para entrar de nuevo alguien me llama desde la calle. Oh no.

-Hola, ¿ese no era tu amigo el noruego?

-Sí, mi amigo el sueco. Ha venido a ayudarme con mate, ya sabes.- Ni yo sé por qué me estoy justificando.

-¿No estabas castigada?- Vecino astuto...

Pienso un momento y luego le explico todo, desde que me van a quedar mates hasta mi plan para ir a California con los abuelos. Su cara durante todo el relato ha sido seria y sin expresión, pero cuando he llegado a la parte de irme al otro lado del charco durante el verano se ha transformado en una de desconcierto e incomprensión.

De la nada, tenerlo todo. [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora