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Estos días han sido demoledores: me pasaba el día en el hospital con Xavi y cuando llegaba a casa solo me apetecía dormir. No puedo evitar sentirme culpable por lo que hice aquella mañana. ¡En que maldita hora le di a probar del crujiente de avellana! Si tan solo me lo hubiera comido sin dar a nadie...

Mi adorable vecino ha tenido una recuperación muy buena y rápida, de lo cuál me alegro infinitamente. Hoy vuelve a casa y eso significa dos cosas: por fin sale de esa triste y aburrida habitación de hospital, y que ya no tendré que ir a verle tan lejos. Me vale con cruzar la calle para estar con él.
Mi madre está preparando tostadas a las siete de la mañana y el olor a chocolate sube hasta mi habitación. Tiene pinta de estar de buen humor hoy. Bajo y la encuentro con el delantal y la mesa hasta arriba de comida. Cambio de opinió. No está de buen humor, quiere algo.

-¿Y todo esto?- La digo sonriendo.

-Lo he hecho porque me apetecía.- Me contesta y sigue cocinando.

-Mamá hay comida para un ejército. No nos lo vamos a comer nosotras todo ni de coña.

Me siento en una de las sillas de la cocina riendo. Mi madre es muy exagerada y por lo que veo, cada vez va a peor.

-¿Y quién te ha dicho que vamos a desayunar solas?- Pone un último plato en la mesa y se sienta en frente mío.- Por cierto, ¿cuándo pensabas decirme que había llamado tu padre?

Ups...se descubrió el pastel. Cojo una tostada y la empiezo a untar de mantequilla con rapidez y la pego un mordisco. Me imagino que se estará dando cuenta, pero quiero evitar su última pregunta, pero da igual. No quiero decirle la verdad, porque la haría sertirse peor.

-Abril Leira Fernandez. Contéstame.

-Germán llamó el otro día e intentaba convencerme para ir a su boda.- Espero una respuesta o algún gesto por su parte, pero nada.- No quiero ir y así se lo dije.

-Tienes que ir.

Su respuesta me choca. ¿Cómo que tengo que ir? Pero, ¿enserio ella está de acuerdo con este enlace? Madre mía... Flipar es poco comparado con lo que siento ahora mismo.

-¿Me vais a obligar?

-Yo no. Y él más le vale que tampoco lo haga.- Alarga la mano derecha para tocar la mía, pero la aparto.- Abril hija, tu padre se casa y vas a tener que convivir con el durante los veranos. Con él y con su nueva familia.

No quiero escucharla. Me molesta que no la moleste o que por lo menos no lo deje ver conmigo. Sabe que no tiene que finjir cuando yo estoy con ella. ¿Tan poca confianza tenemos?

-Si no empiezas a entablar una buena relación desde el principio, ¿cómo quieres llevarte bien con ellos si no vas ni tal si quiera a su boda?

-Está bien, iré.- Digo muy a mi pesar.

Mamá tiene razón por mucho que yo quiera negarlo. Tarde o temprano tendré que estar con ellos. Por lo menos sé que allí estará la abuela Graciela. Ella es la típica abuela achuchona pero moderna. Le encanta llevar las uñas pintadas de rojo pasión (como dice ella) y los labios a conjunto, para llamar la atención. Siempre intenta ir a la moda y cuando estoy con ella, siempre me lleva de compras. Es la mejor junto con los padres de mi madre, de los cuales he sacado el amor a la lectura. No les veo mucho porque viven en Florida, pero todavía tengo la esperanza de que pueda ir de vacaciones en verano y así no ir con Germán. Algún día eso ocurrirá.

-Me alegro de que hayas tomado la decisión acertada. Ya verás como no te vas a arrepentir en el futuro. Tú no hagas caso de las miradas ni de los comentarios, ya sabes que la gente es muy mala. Ve a lo tuyo como haces siempre y se te pasará rápido el día.

-¿Cuándo es?

-Dentro de dos semanas.

-¿Por qué quieren correr tanto ahora?- Digo molesta.- Ni que fuera la primera vez que se casan...

Mi madre me da un pequeño golpe en la cabeza cuando pasa detrás de mi para ir arriba. Me imagino que se irá a vestir para ir a trabajar. Por cierto, tendría que hacer lo mismo... Madre mía que pereza me da tener que ir al instituto y encima sin Xavi.

Veinte minutos más tarde...

Carolina me está esperando en la puerta de entrada (como siempre) y se pone muy contenta al verme. Yo díria que la pasa algo y así se lo pregunto.

-Hay un chico nuevo en el insti.

Dios, ya puede ser alguien verdaderamente interesante como para tener a mi mejor amiga así. Ni me va ni me viene esta noticia. Pero como la conozco, sé que hay algo más.

-¿Y...?- Me hago la interesada, pero en realidad no me importa nada.

-¡Va a tu clase!

-Que ilusión...

-¡Ay palomita que aburrida eres! Eso es porque aún no le has visto.

Resoplo. Mi amiga tiene un subidón de hormonas y tan solo tengo que esperar a que vuelvan a bajar. Entramos al instituto y vemos al director hablando con un padre y con un chico rubio de ojos azules. Es igual de alto que su padre y está intentando prestar atención a lo que le dice el "gran capitan" (así llaman al director).

Cuando pasamos por su lado para ir a ver la programación de esta semana (es la semana cultural) el director nos hace parar.

-Señorita Leira, señorita Benítez. Les presento a Nathanael Andersson.- Le señala y el chico solo nos saluda con un gesto de la cabeza.- Será un alumno a partir de ahora de este instituto. Nathanael, ellas son Abril y Carolina. Si no me equivoco Abril estará en tu clase.

-Vale.- Contesta él.

No sé si es tímido o si simplemente es un borde de cuidado, pero solo sé que yo no quiero hacer de niñera. Bastante tengo con mis problemas y mis preocupaciones como para ocuparme de un chaval nuevo.

-¿Podríais acompañarle hasta vuestro aula?- Genial, lo que yo no quería.

-¡Por supuesto!- Grita Carolina demostrando demasiado entusiasmo del que debería.

De la nada, tenerlo todo. [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora