Capítulo 2

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Louis se colgó la bolsa de viaje y caminó a través del aire húmedo de la montaña, pisando la grava y subiendo los escalones del porche a casa de sus padres, deteniéndose cuando se dio cuenta de que la mecedora estaba ocupada.

—¿Abuelo?

—Eres observador, ¿verdad, muchacho? –gruñó Chester Tomlinson.

Louis sonrió mientras miraba a su abuelo, sentado en su mecedora, con la pala sobre su regazo.

—Yo también te quiero.

—Maldito agente federal tonto —murmuró Chester mientras la puerta mosquitera chirriaba—. ¿Dónde está tu maldito compañero tonto?

—Está sacando su maldita bolsa de la camioneta. —Louis le deslizó un cigarro de contrabando cuando se inclinó para darle un abrazo—. ¿Qué estás haciendo todavía levantado? Pensé que viejos se acostaban con el sol.

Chester le despidió, refunfuñando y sonriendo. Los faros los atraparon cuando otro coche se detuvo en la parte delantera de la casa, y los ojos de Chester brillaron con picardía.

Louis se volvió para ver a Deuce salir del coche, entrecerrando los ojos más allá de los faros.

—Eh.

—Eh –gritó Deuce, sonando tan cansado como Louis. Subió los escalones, llevando una pequeña bolsa de viaje como él. Saludó a Chester con un abrazo y luego se volvió para darle uno también a Louis. Este le abrazó con fuerza. Hizo un gesto con la cabeza al Lexus negro en el camino de entrada.

—¿Es un coche nuevo?

—¿Te gusta?

—No.

—A mí tampoco. –Gruñó Deuce. Se volvió hacia la puerta.

Louis se rió mientras lo seguía.

—¿Dónde está Livi?

—Náuseas del embarazo. Pensamos que era mejor para todos si se quedaba en casa.

—Buen plan.

—¿Dónde está Harry?

—Usando su traje invisible —dijo Harry desde el camino de entrada. Sus zapatos crujieron sobre la grava, y pronto se materializó en la oscuridad, uniéndose a ellos en el porche delantero con su bolsa.

Dejaron a Chester sentado en el porche y entraron. Louis no había estado en casa desde que había sido atacado por el puma el otoño pasado, y se sorprendió cuando los nervios le atravesaron. Había estado seguro de que alguien se daría cuenta de que él y Harry eran mucho más que compañeros, que era gay, una revelación que había temido desde que tenía diecisiete años. Todavía lo temía, a pesar de que había empezado a desear poder contarle la verdad a su familia. Tendría que ser pronto, antes de que lo averiguaran por su cuenta. Harry era demasiado importante para él para ocultarlo más.

No le había dicho a su madre que Harry iba a venir, y aunque no se sorprendió de que Deuce hubiera preguntado por el paradero de su compañero, le resultó igual de extraño que Chester hubiera hecho lo mismo. Tal vez ya estaban empezando a entender las cosas por su cuenta.

Respiró hondo para calmarse.

—¿Hola?

Oyeron pasos de la parte posterior de la casa, y pronto la madre de Louis giró la esquina y sonrió brillantemente.

—Venid aquí y dadle un abrazo a vuestra madre antes de que tenga que volver a salir.

Louis y Deuce se le acercaron, abrazándola obedientemente. Ella tuvo que ponerse de puntillas para poner sus brazos alrededor de sus cuellos, y los apretó a los dos con fuerza. Louis no pudo evitar sonreír.

R&E (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora