CAPITULO 11: Nadie volverá a destrozar mi familia.

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En plena fiesta, Greta se encontraba bailando con Genaro cuando una imagen la desconcertó por completo. Mateo se encontraba coqueteando con una muchacha muy bella de cabello oscuro, descaradamente le hablaba al oído a lo que Mateo reaccionaba con sonrisas pícaras y acariciaba su rostro. A Greta le causo tal incomodidad, que de repente las ganas de divertirse se habían esfumado. Genaro no entendía el porque de ese cambio de actitud, pero tampoco quiso preguntar, ya que Greta tenía un carácter algo complicado y este tipo de reacciones, eran casi normales en ella.

Camino a paso firme hasta el establo y ensillo su yegua, como lo hacía siempre que algo la molestaba, solo llegaba hasta el limite del viñedo como para despejarse y volvía luego de un buen rato de meditación. Mateo vio de reojo como Greta se encaminó al establo evidentemente molesta por algo, y no dudo en correr hacia ella.

-Que te pasa?- Pregunto Mateo, sabiendo que por algo estaba molesta.

- A ti que te importa, porque no vuelves con esa... mujer.- Soltó Greta con furia.- Vete, no necesito nada de ti.- Se subió a su yegua, pero antes de espolearla, Mateo la tomó de la mano y tiró de ella hasta bajarla torpemente de la yegua.- Suéltame estupido... Ya déjame, no voy a seguir molestándote con mis tontos caprichos, como tú le llamas.- Dijo con lagrimas en sus ojos.

-Y tú como le llamas a esos caprichos?-

- Es algo que nunca sentirás por mi... Ya suéltame.- Dijo cortante, soltándose de un tirón y secándose las lagrimas con sus dedos, pero Mateo se subió a la yegua, para luego tomarla del brazo y ayudarla a subir justo delante de él.

Sin decir nada, Mateo espoleo a la yegua para emprender el trote. Inevitablemente tenía a Greta entre sus brazos tomando las riendas y aquel mínimo rose despertaba una gran ansiedad de besarla, de acariciar cada centímetro de su piel, saborear sus labios y hacerla suya. Aminoro la marcha al llegar al limite del viñedo y se bajaron.

-No entiendo porque me traes aquí.- Dijo Greta aun enfadada.- quería venir sola, no contigo. Te hubieses quedado con esa chica que al parecer te agrada bastante.-

-Estas molesta por eso? Porque estaba hablando con esa chica?- Pregunto con algo de diversión.

-Y que si me molesta? Que es lo que te causa gracia?- Mateo volvió a sonreír y se acerco aún mas a Greta.

-No sonrío por diversión... Sonrío porque me encanta que estes celosa.- Volvió a sonreír por la sorpresa de Greta y se acercó para abrazarla.- Aún necesitas que te diga que me vuelves loco? Que te quiero, pero tengo mucho miedo de estar contigo. Quieres que te diga que busco en alguna otra mujer, lo que solo encuentro en ti y que aún ni siquiera se lo que es?...-  

-Te amo...- Dijo Greta sobre su pecho.

-Ni siquiera sabes lo que es amar.- Soltó Mateo aflojando sus brazos para mirarla a los ojos mientras Greta tomaba su mano y la ponía justo donde latía su corazón.

-Eres el único que hace que mi corazón galope a toda velocidad.-

Aquella declaración basto para que Mateo soltara todo el amor que tenía guardado hace tiempo, para que se librara de todo el miedo que sentía por estar enamorado de una joven que no solo era demasiado chica, sino que era la hija del dueño de La Finca, pero nada de eso arruinaría aquel momento, por lo que se dejó llevar por la calidez de sus brazos, la profunda mirada de sus ojos y sin mas beso sus labios. La beso como si eso fuese el único motivo de existir. Greta se sentia débil, saboreo intensamente cada movimiento con su lengua y dejo que Mateo explorara con besos húmedos el costado de su cuello, descendiendo por su hombro y luego volviendo a besar su boca. Pero en el momento que el deseo comenzaba a hacerse incontrolable, unos gritos desgarradores se escucharon a lo lejos. Dos gritos mas, pusieron en evidencia que se trataba de Laila.

Subieron al caballo tratando de acercarse al lugar del origen de los gritos, pero entre el viñedo no  se veía nada. Al rato se volvió a escuchar gritos seguido del llanto, lo cual se sentía cada vez mas cerca. Y sin esperar mas, Mateo gritó su nombre.

-Aqui... Ayúdenme...- Gritó Laila con desesperación recibiendo golpes de puño por parte de Lázaro.

Sin mas Mateo bajó de la yegua hasta llegar donde se encontraba Laila. No dejo que aquella escena le produjera temor, solo la rabia se hizo presente y no esperó nada para lanzarse encima del malnacido y golpearlo fuertemente. 

-Llévate a Laila y busca ayuda Greta...- Soltó Mateo con dificultad por el esfuerzo de pelear con Lázaro.

-Vaya vaya, con que la muchachita tiene hombres que la protegen... No sabes con quien te has metido niño.- Desafió Lázaro, recibiendo un golpe en su rostro. 

Siguieron forcejeando y golpeándose sin parar, pero algo hizo que Mateo se detuviera. Lázaro tomo un arma de su bolsillo y apuntó directo a su cabeza.

-Así como maté al padre de Laila te mataré a ti... Y sabes quien estará nuevamente involucrada?- Movió la cabeza positivamente con una sonrisa macabra.- Exacto, la pequeña Laila.-

En ese instante se escucha un disparo y los ojos de Mateo se abrieron tan grandes que podrían haber salido de sus órbitas. El disparo fue directo a su brazo y a lo lejos vio llegar a Greta, trató de gritarle para que no llegara pero era tarde, ya estaba ahí, sola y asustada. Pero sin dudarlo levanto un arma que tenia en sus manos y disparó.

Realmente Lázaro no creyó que aquella niña llevaría un arma, mucho menos que supiera usarla. Cuando Lázaro recibió un segundo disparo, cayó al suelo y antes de que Greta quisiera hacer otro movimiento Mateo la abrazo con el único brazo que podía mover. 

-Ya Greta. Por favor suelta el arma.- Dijo Mateo suplicante.- Porque no viniste con tu padre o con alguien mas?- Greta tenia la mirada perdida en el cuerpo ensangrentado de Lázaro, pero éste, ya no se movía. 

En ese mismo instante llego Genaro acompañado por algunos peones quienes quedaron anonadados por aquella escena. No podía coordinar un pensamiento coherente. Solo quería alejar a su hija y a su mujer de todo lo que pudiese hacerle daño.

-Llévate a Greta y a Laila a la ciudad... Encárgate de que un medico las asista a las dos. Llévate la camioneta.- Soltó secamente pero con seguridad dejandole toda la responsabilidad a Mateo. El muchacho asintió con la cabeza y desapareció con Greta.

<No permitiré que nada ni nadie vuelva a destrozar mi familia.> Penso  con los nervios a flor de piel.

-Que haremos con el cuerpo señor, este hombre esta muerto.- Dijo uno de los peones sacando a Genaro de sus pensamientos.- Disculpe mi atrevimiento, pero si usted lo ordena... Podemos hacer como que no vimos nada, o simplemente hacer desaparecer el cuerpo.- Soltó decidido aquel hombre.

Genaro no podía siquiera poner en orden sus pensamientos. Debía actuar rápidamente, pero el temor lo estaba invadiendo. No quería perder a su familia, Laila ya había sufrido  demasiado al igual que Greta. 

<Como la vida podía ser tan injusta con personas que no se lo merecían?>

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Capi dedicado a la mas demente de mis amigas @@HaleRod pendeja, lo único que generas, es que matemos personajes en nuestras historias!!! Es la primer muerte y quería dedicártela!!!jjajjaja ok no.

Gracias de todo corazón x la espera y seguir esta historia, solo quedan 2 capítulos y espero que de verdad les guste!!! * voten y comenten* Besotes y hasta pronto...

La Finca &quot;Huyendo hacia ti&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora