CAPITULO 13: Libertad a medias.

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Un año había transcurrido desde la detención de Genaro, sus días se hacían interminables, extrañaba a Laila y a Greta, pero solo debía seguir esperando el día del juicio. Aunque continuaba preso, en el viñedo se trabajaba de la misma manera como lo hacían en presencia de Genaro. Mateo había sido el único en tomar las riendas del negocio y esto genero una cercanía y total confianza con su patrón.

Greta y Laila continuaron en la ciudad, para estar lejos de los problemas y por los estudios de la joven, pero los viernes a la tarde volvían a La Finca para quedarse el fin de semana. Greta y Mateo mantenían una relación a escondidas de todos, si bien Laila y Amelia eran las únicas que sabían de su noviazgo, todo el mundo podía darse cuenta de que los jóvenes estaban unidos por algo mas que una bella amistad.

Para sorpresa de Genaro, su abogado había llegado un día a la comisaria con la noticia de que por buen comportamiento le concedían prisión domiciliaria hasta el día de la audiencia. No le importaba si seguía preso, pero estaría en su hogar con las dos mujeres mas importantes en su vida. 

  <Gracias por darme una libertad a medias... Creo que aun sigues acordándote de mi.> Penso Genaro refiriéndose a Dios.  

Acompañado por su abogado y dos policías, le colocaron una tobillera de monitoreo y lo escoltaron a La Finca. La sorpresa fue tanta que los policías tardaron un buen rato en retirarse, se deleitaron con la ruidosa bienvenida por parte de las personas que trabajaban allí. Eso dejaba mucho que decir, aparentemente Genaro era un buen hombre, trabajador y querido por su gente y como si fuera poco, el año que paso en la comisaria dejaba mas que claro, que era una persona que no mataría una mosca a pesar de su amenazadora apariencia.

Genaro había llegado un lunes, por lo cual tendría que esperar toda la semana para ver a su hija y a su mujer. Trato de que la ansiedad y los nervios no lo consumieran y se dedico a trabajar duro en el viñedo. Mateo trabajaba codo a codo con el. y quien se encargaba ahora de los caballos era el hijo de uno de los obreros, quien deseaba tener un ingreso extra para poder pagar sus estudios. Realmente el muchacho había llevado muy bien el viñedo y La Finca en su ausencia y estaba mas que agradecido, por lo cual, tenia pensado hacerle un gran obsequio, quizá comprarle unas hectáreas de tierra para que hiciera lo que le diera la gana, comprarle una estancia, o un vehículo, se merecía mas que eso, no solo por cuidar de su casa, su viñedo y sus empleados, sino también, por haber cuidado de Greta y de Laila.

El día viernes, Genaro había pedido a todos en La Finca que no dijeran nada sobre el, quería darles una sorpresa. Laila y Greta llegaron a las cinco de la tarde como todos los viernes, sin perder tiempo Greta corrió a su encuentro con Mateo, pero no lo hallo por los alrededores de La Finca. Mientras tanto Laila entro con su bolso de viaje para ir directo a su cuarto, no sin antes echarle un vistazo a la casa para ver si estaba limpia.

Genaro se encontraba en la biblioteca con Mateo revisando cuentas, gastos y todo lo referido al viñedo, pero lo que realmente quería saber de el, era lo que deseaba para su futuro, así le seria mas fácil regalarle algo que le sirviera y que el muchacho deseara.

-Mateo, mi verdadero motivo de que vinieras era para hacerte unas preguntas... Yo quisiera saber, cuales son tu proyectos a futuro, vas a cumplir veinte años y si bien me gustaría que estuvieras a mi lado siempre, también quiero verte progresar.- Soltó Genaro sin preámbulo.

-Pues, con todo esto de que usted estuvo ausente, se me ha hecho difícil pensar en mi mismo. Yo me siento cómodo trabajando para usted, aquí crecí, conozco a todo el mundo y también... hay una persona a la que amo.- Se atrevió a responder, sin intención de decirle quien era realmente.

- Oh entiendo, pero con mas razón. La mujer que se gano tu corazón quizá quiera una mejor vida. No te gustaría comprar tierras, un comercio, o una estancia?- Pregunto tratando de no ser tan evidente con sus planes.

-Si me encantaría, por eso estoy juntando dinero. Tengo pensado comprar un campo para criar caballos, tengo ganas de hacer canchas y pistas para Deportes ecuestres y todo tipo de actividades con caballos, como equitación, polo, carreras. Estoy delirando mucho verdad?- Soltó con una sonrisa.- Obviamente tendré que tener como mínimo dos trabajos y no gastar ni un centavo de mas.-

-Me encanta tu idea y voy a ayudarte.- Levanto su mano para callar a Mateo antes de que este hablara.- No aceptare tu negación. Te debo mas de lo que te imaginas, cuidar de La Finca, el viñedo, los trabajadores y por sobre todo cuidar de Greta y Laila, no tiene precio. Por eso te pido que me dejes ayudarte a hacer realidad ese sueño. Que dices?-

-No lo se señor.- Dijo Mateo avergonzado rascándose la nuca, casi sin entender aquel gesto.- Laila y Greta son tan importantes para mi como lo son para usted, y este lugar también es mi hogar. Era mi deber hacer lo que hice.-

-No muchacho, no era tu deber, aun así llevaste adelante algo que a mi me había costado años aprender, incluso llevarte bien con Greta.- 

Aquellas palabras fueron para Mateo, como una daga clavada en su espina dorsal. No debía mentirle, cuando Genaro estaba siendo sincero, cuando estaba interesado en  su futuro, cuando el le había dado mucho mas que un techo y un trabajo. Respiro profundo tomando valor para confesarle al menos sus sentimientos hacia su hija, pero el sonido de la puerta lo hizo tragarse sus palabras. 

La puerta se abrió para dar paso a una Laila completamente sorprendida, su corazón se detuvo unos instantes y un horrendo nudo se formo en su garganta. Las lagrimas no tardaron en empañar su visión, por lo que tuvo que frotar fuertemente sus ojos para salir de dudas, si ver a Genaro sentado en su sillón, no era una ilusión. Mateo sonrió por aquella reacción y se acerco a saludar a Laila con un abrazo.

- No mujer, no es tu imaginación...- Soltó Mateo sonriendo y dejando un beso en su mejilla a lo que Laila no pudo ni reaccionar, solo tenia la vista clavada en Genaro.

Este se levanto con lentitud y se acerco a ella tomándola en sus brazos, sintiendo su aroma, acariciando su mejilla y sonriendole sin poder creer tenerla nuevamente en sus brazos, sin tener que estar vigilado por un guardia. Cerro la puerta y volvió a ella.

- Piensas quedarte parada sin decir nada?- Claramente Laila no entendía nada, aun así cuando reacciono se aferro fuertemente a su cuerpo y sollozo con lagrimas de alegría.

-Dime que no es mi imaginación, que todo termino Genaro.- Dijo Laila entre lagrimas apretándose aun mas a su pecho.

-No mi amor, aun no termina...- Dijo Genaro negando con la cabeza.- Por ahora solo déjame disfrutar cada minuto a tu lado.-

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Capi dedicado a mi querida  gracias x todo tu apoyo y x acompañarme a lo largo de esta historia, te mando un beso enorme!!!

La Finca &quot;Huyendo hacia ti&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora