00. PARANOIA

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Advertencia: Los 20 capítulos contiene violencia (física y/o psicológica), referencia a enfermedades mentales/emocionales (trastornos de bipolaridad, traumas, depresión, manía, dependencia) Lenguaje soez, lemon/smut explícito + diferencia de edad niño-adulto (shota).


***

PRÓLOGO: PARANOIA.

La alarma en su móvil suena exactamente a las 07:01 am. Se levanta de la cama a las 7 con 03 minutos y toma una ducha a las 07:07. MinSeok ama los números impares, los números pares parecen ser demasiado optimistas para alguien como él.

Comprueba que las ventanas sigan cerradas, y que las oscuras cortinas sigan cubriendo absolutamente todo el vidrio, y revisa por tercera vez en esa mañana que la puerta esté tal como la dejó por la noche; Con sus dos seguros y uno más añadido el último mes.

MinSeok ama los números impares tal como odia el ruido en la escalera porque le hace imaginar miles de posibilidades aterradoras; Sombras esperando por él, talones hundiéndose en lo alto del rellano observándole con alguna especie de rayos x —algo estúpido y absurdo, lo sabe— y es horrible vivir con miedo, pero por lo menos vive, se consuela.

Enciende el televisor, uno viejo y gastado que funciona aún en esa época, si no es por cable, simplemente por antena; Captando señales, con imágenes borrosas. MinSeok prepara su desayuno (mientras escucha el noticiario); Algo sencillo y fácil, quizá sólo tostadas y un gran tazón de café instantáneo, lo infaltable.

Su trastorno persecutorio no es infundado —desearía que así lo fuera— y es lo que le hace planificar su día milimétricamente. Mirar hacia todos los lados una vez y mil veces antes de cruzar la calle, y apagar las luces cinco veces, y asegurar la puerta otras veintiún veces más.

Juraría que hubo un tiempo en que era algo así como normal, ya no lo recuerda, pero puede jurar que sí.

No, MinSeok no nació maniático, pero la paranoia se para a veces al lado de su cama como un feroz monstruo, siempre somnoliento, sin dejarle dormir y esos mismos ojos, una y otra vez, de nuevo, esos castaños y terrosos ojos se calan en sus tripas, tanto bosque, Dios, MinSeok le teme.

«¡Lluvia de cerveza! Nuevamente envuelto en polémicas el único nieto de la Abuela de Corea cuando anoche, a las tres de la madrugada, avienta desde lo alto de su suite personal, en el último piso del centro comercial, más de cinco barriles...»

MinSeok apaga el televisor en donde la periodista narra con un angustiante tono agudo antes de que más imágenes se deslicen frente a sus ojos; El alto y delgado chico pelirrubio subiendo a un coche en compañía de sus abogados. No dice palabra, pero tampoco parece arrepentido. Altanero y soberbio, desdeñoso y sonriente, sabe que tiene el mundo a sus pies. (MinSeok ya no quiere verle. Sus ojos, Dios, es tan espeluznante.)

Calza sus zapatillas y recoge su bolso. El fin de las vacaciones se acerca y ésta es su última semana trabajando desde las nueve del día como mesero en un restaurant de suburbio.

El primer año universitario estuvo lleno de altibajos, un chico de campo en la "Gran Seúl", espera que el segundo año sea mejor, y aunque la paga no es muy buena, es lo suficiente para costear sus útiles escolares, libros y matrícula. La beca le cubre el resto de gastos.

Es, a veces, demasiado peso para alguien que apenas cumplió los diecinueve, pero MinSeok ha madurado pronto cuando ha vivido tanto y tan prematuramente.

MONSTRUO [XiuHan|LuMin] FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora