MONSTRUO [XiuHan|LuMin] FINALIZADO

11. DELIRIO

Al final del callejón empolvado, LuHan espera con las luces de los intermitentes apagados.

Con un codo contra el vidrio en el asiento del piloto, mordisquea uno de sus dedos hasta que, treinta minutos después, por fin la mujer abandona la casa siendo despachada en la puerta principal por el mismísimo MinSeok.

A causa de un casamiento, tiene un montón de pasteles y dulces que hacer. MinSeok ha dicho que no regresaría hasta la tarde del otro día, invitando al mayor a quedarse junto a él.

LuHan puede jurar que la madre de MinSeok le ha mirado fijamente un par de veces, cuestionándose tal vez un qué hará aquel deportivo tan costoso en esos lados. Aunque sospechas más allá, MinSeok le ha convencido que no tiene.

—¡Hyung! —El chico le abre la puerta un tanto dubitativo y distante. Tiene 12, pero sabe lo que "una noche a solas" podría significar para los veinte del contrario.

Es la primera vez que LuHan entra a la casa, y aunque intenta no darle demasiada importancia, no puede evitar odiar todo.

—¿Cómo caben aquí? —Puede jurar que ni siquiera hay 2 metros de altura desde el piso hasta el techo. Da una exhaustiva mirada a la sala principal con cocina abierta y un televisor al rincón similar a un microondas. —Parece de la prehistoria.

Entra con las manos ocupadas en bolsas y paquetes, ha comprado un montón de comida, bebestibles también, y muchos dulces.

Un baño a la izquierda y dos habitaciones a la derecha. Aunque MinSeok quiera decir que en aquella villa una construcción mejor es difícil de encontrar, omite comentario cuando el rubio parece lo suficientemente perdido en dónde meter las cosas.

—Deja aquí, hyung. —MinSeok se las quita dejándolas en el piso, algo sobre que luego tendrían un montón de tiempo para guardarlas.

—Te traje helado, se derretirá.

—¿Mi favorito?

—Uhm.

—¿Postre de helado con chispas de chocolate y salsa de manjar?

—Ajá.

—¿Y crema de almendras con esencia de vainilla y nueces?

—Sí.

—¿Y glaseado azucarado con huracán de frambuesas?

—Sí, MinSeok. Sí. —LuHan resopla falto de paciencia cuando el chico con ojos iluminados busca al interior de las bolsas hasta encontrarlo y probarlo chupeteándose los dedos. —Eso es asqueroso...

—¡Lo recordaste todo, hyung! ¡Gracias!

MinSeok salta al frente besándole sobre una mejilla con infantil gracia y LuHan demora lo suficiente en reaccionar pensándose un malhumorado: —Todavía eres un niño, joder.

—¿Sabes que iría perfecto con esto, hyung?

—Una pizza con doble mozzarella, un cuarto de jamón, pepperoni, aceitunas y champiñones. Algo de pollo y tomates al orégano. Tu favorita. —Buscando el lugar con mejor apariencia, LuHan duda bastante en sentarse comprobando sus pantalones a causa del polvo. —¿Quieres que llame?

—¿Hacen entregas hasta acá?

—Por mí lo harán.

Demoraría más de una hora, pero se haría. MinSeok se piensa que su hyung es lo suficientemente genial por conocer cada uno de sus gustos cuestionándose si es que el tipo del delivery sería capaz de llegar hasta allí; Una villa perdida en las afueras de Guri a 13 km por el margen del Río Han.