MONSTRUO [XiuHan|LuMin] FINALIZADO

14. ENFERMEDAD

De pie tras la solitaria figura del rubio recostado en un sillón, MinSeok ve las luces anaranjadas del crepúsculo fraguar sobre su contorneado perfil. Ha llegado un poco tarde de clases aquel día, y el día anterior mucho más tarde aún.

«¿No te has preguntado, que quizá, la única razón por la que no te digo que te amo es porque simplemente no te amo?»

LuHan se ve tan apuesto así; Llevando un cigarrillo consumido hasta la mitad en dirección a su boca, calando profundo y tragando todo el sofocante humo. Con la colilla atrapada entre sus dientes, MinSeok puede escuchar cómo sus pulmones se atrofian un poquito cada vez más.

«Para lo único que tú sirves, niñito, es para gemir como puta mientras te cojo.»

Llevan tantos años juntos, han pasado por tantos altos y bajos (muchos más bajos, cabe mencionar) que hubieron veces en las que LuHan se rindió, y otras tantas en las que quien tiró la toalla fue él. Supone que cuando ambos lo hiciesen sería entonces el final.

A los 17, MinSeok ha dicho que no iría a Seúl a estudiar. ¿Para qué tener falsas esperanzas cuando es un pobretón chico de campo? Es imposible y poco convincente. Tampoco es como si LuHan le hubiese rogado mucho sobre irse a vivir juntos.

Ha desistido; Que lo de ambos es imposible y debió suponerlo cuando le conoció a los 11. Fue muy ingenuo e inmaduro, y lo seguía siendo todavía.

—"Si esperas que te ruegue, no lo haré." —LuHan ha dicho dejándole marchar. (Pero MinSeok hace bastante que dejó de esperar cualquier cosa proveniente de él).

Sumido en la desesperanza, un viernes por la tarde saliendo de clases con el uniforme del último año escolar puesto, MinSeok se ha refugiado de la lluvia bajo un paradero. Diez minutos más tarde, LuHan ha aparecido de la nada sentándose junto a él como si viviese a la vuelta de la esquina y no fuera sorprendente el verle allí; Cómo si nada hubiera pasado ni nada hiriente sobre otra ruptura hubiese sido dicha tiempo atrás.

Con las manos dentro de los bolsillos y la cabeza oculta bajo la capucha de una sudadera, ha soltado un intento despreocupado de; —¿Sucede algo? —Sin mirarle. Así como ahora, con un tono de voz similar a un "te extraño", tras encontrarle observándole desde una esquina, in fraganti.

El corazón del chico revoloteó 240 veces por minuto con sólo verle, ayer y hoy. —Nada.

A pies descalzos, MinSeok se acerca en esa pequeña salita a un costado del segundo piso de la casa. El humo del cigarrillo queda detenido a mitad de la garganta del alto por la pura sorpresa cuando el menor se le sienta encima, a horcajadas, con cada pierna alrededor de las suyas.

—Te extrañé mucho hoy... hyung.

Juega. Con un deje sensual, parpadea quitándole el cigarrillo de los labios y apagando la colilla sin consideración sobre una costosa mesilla. A escasos centímetros de su rostro, crea tensión.

«Cuando un amor es correcto, no duele.»

LuHan ha bebido un poco, puede notarlo, pero ese aroma a alcohol mezclado con nicotina es una jodida y embriagante adicción.

—¿Hace cuánto que no cogemos?

Desvergonzado, MinSeok pasa sus brazos alrededor del delgado cuello del rubio, acariciando más tarde sus cabellos. Se menea lentamente frotando su parte baja contra la de LuHan a un ritmo ficticio, pero preciso. Puede percibir cómo el tiempo sin hacerlo da rápidamente fruto; Una contorneada dureza marca presión bajo su trasero.