17. NUNCA ME DEJES

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Es la segunda vez que LuHan va a la casa Kim después de joderlo todo en la primera visita. O casi todo, corrige. (El desayuno auspiciado por su amigo Zhang y una dosis de sinceridad con la madre del menor a la mañana, arregló todo al final).

—Sé lo que dirás, así que no digas nada. —Estaciona frente al hogar, poniendo la palanca de cambios en neutro y apagando el motor. MinSeok sonríe cruzándose de brazos.

—¿Ah, sí?

—"No lo estropees", "Pórtate bien", "No la cagues como siempre".

Imita su voz, y esas son las veces en donde resulta ser extrañamente gracioso haciéndole carcajear. En un fugaz segundo, MinSeok se inclina besándole sobre una mejilla, provocando con esto la sorpresa del rubio.

MinSeok puede jurar que, entre un revoloteo de párpados, LuHan se sonrojó. Pero no es capaz de corroborarlo cuando éste se baja del coche aclarándose la garganta con un "H-Hay que entrar".

Hora después, está estático allí, de rodillas frente a la mesa, mientras MinSeok y su madre preparan la cena.

Después de quebrar exactamente la mitad de los platos tras ofrecerse a pasarlos, terminó recluido a aquel rincón viéndose demasiado incómodo, tan fuera de lugar. Con las manos sobre sus muslos y una espalda excesivamente recta, se ve tan desesperado por causar una buena impresión que MinSeok tiene piedad.

—Si quieres puedes ir a ayudar a mi hermanita a ordenar sus crayones,

Con las puertas abiertas de su cuarto, y de estómago entre ambas habitaciones, la niña sonríe.

—¿Por qué querría ayudar a esa mocosa...

—O puedes cocinar con mamá.

LuHan se levanta yendo hacia la chica. —Bien, hablemos de crayones.

La sra. Kim sonríe hacia su hijo, pero el alto no le ve estando demasiado ocupado juntando los lápices de colores desparramados por la habitación. Deteniéndose en unos cuantos dibujos, no es capaz de controlarse en señalar lo horrible que están.

La chica amenaza con llorar, haciéndole sentir casi culpable. Palmea sobre su espalda simulando una empatía que nunca se ha tenido, como si tocar gente no le diera asco. —Shht, no están tan feos...

—¡LuHan! —MinSeok lo regaña, señalando a los minutos que la cena está servida y que se apresurasen. El rubio termina de juntar los cuadernos, deteniéndose en uno en particular, cuya portada da señales de maltrato.

"MUERE" en mayúsculas, y un "perra loca" en el pie de página, acompañado de "Bruja maldita" al centro, con "Mátate, nadie te quiere" por los bordes.

Letra desprolija, y tinta de lápiz negro con el resto de hojas rayadas, algunas faltas ortográficas que dejan en claro las edades de los autores. La asustadiza niña se lo arrebata de las manos con rapidez.

Shht... —Se lleva un dedo a sus labios, escondiendo el libro tras su espalda. Y la súplica escondida es tan profunda, que LuHan no es capaz de mencionar algo.

—¿Cómo te ha ido, LuHan? —La mujer le busca conversación después de incómodos minutos de silencio a la mesa.

—Bien. —Se echa un poco de arroz a la boca, tragando todo sin rechistar (MinSeok no sabe lo difícil que es para él comportarse como alguien, más o menos, normal). Éste le da un «disimulado» codazo, haciéndole atorar. —B-Bien, señora Kim. ¿Y a us-usted?

MONSTRUO [XiuHan|LuMin] FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora