Capítulo 14

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Cap

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Cap. 14

Meredith y Jack fraguaron un plan, escondidos en un lugar recóndito del castillo.

- ¿Crees que no sea tan peligroso este sitio?

- Eso espero, aunque no sé exactamente cuál es el peligro.

- Tenemos que encontrar algún indicio de ese amuleto antes de que ese ente lo consiga y trate de acabar con Ichabod y con nosotros.

- Ya voy, espera...-dijo mirando a su brújula .- Es por allá.

Avanzaron un rato.

Por su parte, Ichabod realizaba la búsqueda por su parte y se encontró con ellos ante una puerta.

De pronto, Jack encontró un papel.

- ¿Qué es esto? No entiendo nada, tiene puros garabatos.

Ichabod lo tomó y lo leyó.

- Está en lengua druida, es ogham, sólo las hadas y los druidas podemos leerlo.

Sin embargo, el druida estaba algo nervioso.

- Me tiemblan las manos...

Meredith lo instó para que se tranquilizara.

- Por favor, Ichabod, hazlo por Zarina.

Se calmó, respiró hondo y empezó a leer:

- Aquí dice que...el amuleto de fuego está justo donde la roca roja de la parte central de la biblioteca anexa.

- Pero seguramente ese ente ya debe estarnos esperando.

- Aun así, vamos hacia allá. Tenemos que enfrentarlo de una vez por todas.

Ichabod avanzó seguro. Jack encontró unos trozos de madera que estaban tirados a un lado. Eran varios. Sin que nadie se diera cuenta los recogió y se los guardó en el bolsillo. En la otra bolsa de su saco había guardado aquella joya que robara en la casa de Ichabod y sólo encontró arena.

- Ese druida...-masculló.

Al fin, ya estaban en la gran biblioteca.

- Estoy aquí- dijo el druida.

Zarina apareció ante él.

- Hola, Ichabod...

Él trató de abrazarla pero ella lo apartó.

- Necesito el amuleto...ahora...encuéntralo y dámelo. El ente está en mí y si quieres liberarme, tendrás que dármelo.

Meredith estaba temblando.

- Tranquila, vamos a lograrlo- observó Jack.

Ichabod temblaba. Trató de encontrar el sitio. Jack con su brújula le indicaba el lugar.

Al fin el amuleto estaba en sus manos.

- Vamos, dámelo...

Si no se lo daba, ella moriría. Pero si se lo daba de igual forma todos morirían pues el ente tomaría el amuleto.

- No puedo...no me lo pidas- observó Ichabod.

- Vamos, tienes que hacerlo, si no, moriré para siempre.

Jack le mostró a Meredith lo que había encontrado.

- ¿Qué es eso?

- No sé, se ven como letras. Parece que juntas forman un rompecabezas.

- Buena hora para jugar...

- Parece ser un acertijo- siguió Jack en voz baja.

Ambos se miraron.

En tanto, Ichabod no sabía qué hacer. Pero en su interior pensó qué sería mejor.

Así que avanzó lentamente.

- ¿Se lo darás?- preguntó Meredith.

- No lo sé...pero creo que debo hacerlo. No quiero que Zarina muera, no como Imogyn.

- Pero acabarás con todos- replicó la joven.

Ichabod echó una mirada hacia Jack y luego avanzó para entregar el amuleto a Zarina.

Ella lo tomó y el fuego empezó a apoderarse de ella.

El ente habló.

- Muy bien...volviste a hacerlo, druida. Le volviste a fallar a un hada. Y ahora me entregaste el poder sobre las hadas y los druidas.

- Pero no sobre los humanos- sugirió Ichabod.

Entonces Jack y Meredith ordenaron aquellas runas y empezaron a leer el mensaje.

"Para terminar con la maldición Daghda, este conjuro repetido por humanos logrará su cometido. Fuego, agua, aire y tierra, elementos de este reino, terminen con el dominio de los enemigos."

Entonces el fuego se detuvo. El amuleto brillaba como una brasa y Zarina cayó desmayada.

Ichabod corrió a su lado.

- ¿Estás bien?

El hada despertó y sonrió.

- Sí, mi amor.

Ichabod sonrió a su vez y la besó tiernamente.

La reina de las hadas se acercó y tomó con sus manos el amuleto.

- Este amuleto volverá a donde debe estar. Gracias a ustedes- dijo haciendo una venia a Jack y Meredith.

- Fue un honor ayudar, Majestad.

Meredith también se inclinó.

Poco después, Zarina se acercó a la joven y la abrazó.

- Eres como una hermana para mí.

- Tú también.

- Y tanto que se peleaban por mí- dijo Jack.

- Eso fue en el pasado. Yo amo a Ichabod con toda mi alma.

El druida les dijo.

- No sé cómo agradecerles. Vendrán con nosotros para celebrar, ¿cierto?

- ¿Cierto, Jack?- preguntó Meredith.

- Por supuesto, no podría perderme esa celebración por nada- sonrió mostrando su dentadura de oro.


Hadas, druidas y piratasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora