14. El último suspiro.

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Derrepente  te ví al otro lado de la mesa. Respirabas entrecortadamente, tenías miedo, era inevitable, había llegado la hora de afrontar nuestros errores y aciertos. Temeroso me mirabas, te sentías desnudo.
No podías evitar retorcerte en esa maldita silla de madera.
Sin dejar de mirarme respiraste ondo y fue entonces cuando empezó mi martirio...

Luchando Contra Mi Misma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora