No tendrás tierra querida, los cielos más azules ni las calles más limpias. No tendrás para todos una buena vida ni un plato de comida cada día.
No tendrás ni paz ni tranquilidad, ni yo suficiente tiempo para conocerte, porque siempre quedará algo que descubrirte.
Pero ¿sabes? Los días me parecen robados a tu lado, y me perdí en la última semana de mi estancia, me perdí en ti, entre calles, lluvia y neblina confusa,
borrosa.
Mi idea de escribirte un mensaje se ha desbordado, empiezo a creer que lo que necesito es escribir una carta o un testamento entero. Y la vida está tonta, porque pasa rápido sin dejar apreciarte apenas, creo que quiere que te eche de menos pero...nada, nada de esto pasa una vez lejos. Y siempre pasa lo mismo, solo te encuentro en sueños, y no consigo verte bien. Como aquella noche que sentada en aquellas escaleras deseaba arrancar de mí un pedazo de verso que dedicarte, pero era tal la impresión, que de mí no conseguía sacar ni media palabra. El tiempo parecía quieto está vez. Esto es como una batalla en la que una vez más logro equivocarme.