Prólogo

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El frío de la noche se colaba entre el abrigo viejo que le había quitado a mi padre una noche de noviembre, uno que estaba abierto en los lados y tenía algunos agujeros cerca de la nuca. 

No habían tantas personas por este rumbo, aún así seguían pasando luego de una larga jornada de trabajo para llegar a sus hogares. Hoy me encontraba en un parque algo abandonado del otro lado de la ciudad de donde yo vivía. Estaba un poco oculto entre un árbol inmenso.

Desconocía en qué momento mis piernas me trajeron hasta acá, pero sí tenía muy presente que no quería regresar a casa esta noche. No sería la primera vez que me quedaba a dormir en un parque, pero sí estaba bastante lejos de lo que había llegado. Nadie me conocía y yo no conocía a nadie. Así que estaba bien por el momento. 

Odiaba la manera que mi vida estaba funcionando, por dentro ya no quería ver un mañana, quería que, si llegaba a cerrar los ojos, nunca volviese a despertar. Odiaba a todos, odiaba todo. Y me odiaba a mi.

Me costaba demasiado tener en la conciencia tanto daño que le causaba a diferentes personas cada semana. Que en mis manos sólo pasara dinero sucio y tener que esconderme para que no me reconozcan en las calles. Cambiar mis atajos para comprar alimentos y mirar siempre hacia abajo por vergüenza.

Sólo pedía a Dios un poco de fuerza todos los días, aunque cada día me cansaba más.

Cada que regresaba a ese lugar llamado hogar pedía morir lo más rápido posible, ya no aguantaba tanta mierda. Quería terminar con esa sucia condena que me habían impuesto con el paso de los años. Mi padre había dicho que sería fácil jalar de ese gatillo, incluso me lo había arrebatado para ponerlo en mi cabeza, pero él tampoco pudo hacerlo. 

"—Eres muy insignificante como para darte divina sepultura." 

¿En serio mi vida no valía nada? ¿Había nacido sin ningún propósito?

Limpié las lágrimas que se me escurrieron por el recuerdo, y guardé el arma en la funda que inconscientemente había sacado. Mis piernas empezaron a doler, me ardían los ojos como el mismo infierno. No sabía en qué momento comencé a llorar más fuerte, pero no hice más que secar las lágrimas y apretar la mandíbula.

Estaba tan hundido en la mierda que nadie había notado que ya había tardado ahí, en la misma posición. Mirando hacia la nada y rogando que el tiempo se detuviera. Me temblaban las manos, me sentía mareado, y con unas tremendas ganas de vomitar lo poco que había comido.

◇◇◇

Cuando regresé a la casa subí rápido a mi habitación, por suerte no había nadie y ya podía respirar con más facilidad, me despojé de la ropa entrando al baño y abrí la llave de la regadera, me dolía incluso el agua fría cayendo en mi espalda pero no podía hacer nada más, porque no nos alcanzaba para nada más. El shampoo resbalaba por mis hombros y la sangre seca salió de mis rodillas.

Cuando terminé me cambié ahí mismo y escuché que alguien abajo estaba haciendo ruido. Habían entrado a la casa azotando la puerta y tal vez rompiendo algunas cosas. Como siempre. Sólo pude soltar un suspiro y sacudí el cabello con mi mano. No quería ni hablar, quería recostarme para detener el dolor de espalda que me estaba matando pero otro vaso estrellado me hizo salir del baño.

—¡Te quiero aquí Frank! —gritó desde la sala.

Bajé lo más lento que pude, pero no porque así lo deseaba sino, porque el mareo regresó de golpe y no quería desmayarme. Hoy mi padre no estaba tan ebrio como de costumbre, de hecho se veía bastante sobrio, y por lo consiguiente estaba muy molesto.

—¿Conseguiste el dinero? —Alcé la vista para verle a los ojos. Noté que estaba rechinando los dientes así que asentí. —¡¿Y qué mierda esperas para dármelo?!

—Lo tengo arriba.

—Ve por el.

Me di la vuelta para subir mordiendo el interior de mi mejilla y caminé de regreso a mi habitación. Lo único que tenía para comprar comida debía dárselo, o sino se pondría como loco a romper las cosas y no quería limpiar o tener que comprarlas de nuevo. Cuando regresé con él no esperó más y se fue azotando la puerta, el ambiente volvió a quedar en silencio.


I think you are beautiful |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora