Capítulo 17. No es pregunta, te estoy confirmando.

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Sigo en mi cama, mirando el techo, sin poder pegar ojo, pensando en las últimas palabras que me dijo Alex antes de meterme en casa y que me dejaron petrificada en la entrada, pero que obviamente no respondí. No sé por qué sigo dándole vueltas a ello. Ni que fuera tan importante, como para no dormir. ¿Qué te pasa Nuria? Reacciona.

Ante mis dudas y preguntas raras que se pasan por mi cabeza, decido llamar a Alex por teléfono. Eran altas horas de la madrugada, pero la verdad no me importaba. Sabía que hasta que no resolviera esto, o hablara con él, no lograría calmar mi cabeza y poder dormir.

-¿Sí? - me dice después de tres tonos de llamada

-¿Podemos hablar? - digo

-¿Nuria? - pregunta con una voz más profunda que lo normal – Son las 5 de la madrugada, y te recuerdo que mañana por la mañana tenemos clase, ¿No puede esperar? - Intenta decirme, pero decido ir al grano.

-No puedo aceptar de nuevo la apuesta. Tienes novia. -digo y oigo como se acomoda en la cama.

-Eso no es problema ninguno. -dice, seguro con una sonrisa en su rostro.

-No te entiendo. No cumpliríamos las reglas marcadas. -digo con cierto nerviosismo.

-No hay nada entre ella y yo .- habla – prefiero continuar nuestra apuesta.

-Estas loco. - comento exasperada - ¿Vas a cambiar a una chica que te quiere por una simple apuesta?

-Ya te dije, no eres una simple apuesta – dice firme.

-Me pones nerviosa

-De eso se trata en cierto modo mi parte de la apuesta ¿no? - me dice.

-No de ese modo. - le digo. - Además mi parte de la apuesta era que no caería a tus pies, y que no eres de mi agrado.

-Creo que vas perdiendo – sé que en su cara se implanta una sonrisa triunfadora. - Lo has demostrado esta noche.

-Eso no es así. No me agradas. Lo de hoy ha sido esporádico, he sido simpática contigo porque me has ayudado y te he pedido perdón porque yo no soy tan prepotente como para no saber cuando hago las cosas mal – hablo con aire desenfadado.

-Demuéstramelo. - dice retador. Y se hacen unos segundos de silencio.

-Está bien, te demostrare que no me agradas. - hablo firme. Y me imagino la cara que está poniendo. Se piensa que lo tiene todo ganado, no sabe de que soy capaz.

-Bien, buenas noches perdedora – habla, y sin darme tiempo a responderle ya ha colgado el teléfono.

Vale, no se qué es lo que he hecho. Solo sé que pase lo que pase voy a ganar esta apuesta. Soy una persona muy competitiva y no me dejo aplastar por nadie. Se de sobra que Alex es una persona odiosa, prepotente y arrogante que no acepta un "no" por respuesta, pero para eso estoy yo aquí, para demostrarle que no todo es como él cree. No todas las chicas caen rendidas a sus pies, y si tengo que ser yo la primera lo seré. El juego comienza, y espero que mis nervios no me fallen.

(...)

Como no era raro en mi, llego tarde a clase, muy tarde. Después de toda la noche en vela dándole vueltas a la cabeza y hablando con Alex, caí rendida en la cama, haciéndome estar durmiendo a lo largo de toda la mañana y un poco de tarde. Voy a todo lo que dan mis piernas y a lo que me permiten los semáforos peatonales y como no, la fuerte lluvia que hay. Voy empapada, literalmente y esto no va a ayudar a mi resfriado.

El día empieza a mejorar cuando me doy cuenta de que tengo dos aburridas e insoportables horas con el Profesor Durán, Derecho Administrativo, un chollo vamos, que se note la ironía.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora