Capítulo 2

99 34 14
                                    

Continuar escribiendo

H tuvo que esperar treinta segundos antes de obtener una respuesta de la boca de A. Se había quedado en el sitio sin moverse, rebobinando en su cabeza las palabras que H acababa de decir. Tratando de reordenarlas para que tuvieran un significado diferente y que no concordara con lo que F le había dicho momentos antes.

-Mmmm...en realidad pensaba hacer el trabajo en solitario

-Que va, que va-negó energéticamente H con la cabeza.

A A le dio un vuelco el corazón, pensando que H había descubierto las sospechas que F le había confesado y así descubierto también la razón de su negativa.

-Es obligatorio hacerlo en parejas. Te estoy salvando el cuello en realidad. Eres la única persona que falta y no queda nadie más.

Con esa simple explicación todo comenzó a tener más sentido para A. No debía haber oído a Y decirlo, pero es que había sido un día un tanto movido. Igualmente, su postura corporal denotaba que seguía sin sentirse conforme del todo. Por eso H actuó: alargó su mano derecha para coger el brazo de A mientras que con el boli de su izquierda le escribía su número en la palma. Se giró y salió andando a paso rápido.

-Mándame un mensaje cuando te decidas-gritó a la vez que abría la puerta para salir, con una sonrisa de confianza en el rostro.

A se quedó mirando la tinta azul sobre su piel. Intentó distraerse en el camino a pie hasta a su casa pero se sorprendió preocupándose por si una de las cifras era un 6 mal hecho o un 0.

Decidió hacer todos los deberes y cosas que tenía que realizar antes de decidir. Tanto trató de posponerlo que cuando se dio cuenta ya eran las once y todavía no había ni cenado. Cenó solo y luego se tumbó a la cama a meditar. A lo largo de la tarde había terminado los deberes, preparado un trabajo de inglés, acabado un libro que estaba leyendo y visto un par de capítulos en la tele de una serie que solía estar de moda hace unos 30 años. Pero nada más. Ni había guardado el contacto de H en su móvil ni se había lavado las manos demasiado para que no se borrara.

No se decidía por ninguno de los extremos.

Su madre no había llegado del trabajo aún, ese día tenía turno de noche. Su padre se había dormido en la habitación de su hermano menor después de estar dos horas seguidas intentado acostar al pequeño. Por si acaso, A trató de no hacer ruido de camino al salón para coger su móvil. Mientras pasaba de puntillas por delante de la cocina, hizo una promesa en su interior. Si cuando cogiera el reloj su móvil marcaba una hora acabada en un número par, aceptaría el trato de H. Si era impar, buscaría una excusa y haría caso a la advertencia de F.

Sabía que era algo completamente al azar. Había un 50% de posibilidades de ambos casos, pero es que no quería decidir racionalmente. Le parecía algo superfluo pero extraño. No quería calentarse la cabeza porque, al fin y al cabo nada iba a cambiar, ¿verdad?

No podía equivocarse más.

Se acercó a su teléfono móvil, que estaba boca abajo en la mesa de cristal del salón vacío. Cuando fue a encenderlo y mirar así la hora, el objeto no reaccionó. Se había quedado sin batería. A corrió a buscar un cargador y el largo tiempo que tardó en iluminarse la pantalla le pareció eterno.

Cuando por fin lo hizo, marcaba las 11:44. A asintió. En su fuero interno sabía que si hubiera tenido batería seguramente la primera vez habría marcado un minuto menos y habría sido impar. A pesar de ello tecleó un "Mañana nos vemos" al número aún en su mano. La suerte y la curiosidad formaban una mezcla que A no deseaba contradecir.
Dejó el móvil, preparó su mochila para el día siguiente y se fue a la cama al fin. Se dijo que no había de que preocuparse, que lo hecho hecho estaba.

Letras con sentimientos[#PGP2018] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora