5.

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Chris:

Luego de haber pasado frío toda la noche gracias a las chicas, los chicos y yo tomamos la decisión de hacerlas pagar por aquella crueldad, ¿Y qué mejor forma que vengarnos?

-¿Ustedes las ven?- Habló Johann achicando sus ojos.

-Llevamos media hora aquí arriba y todavía no salen.- Erick bufó con fastidio.

Joel había tenido la idea de que subiéramos a una de las palmeras más lejanas se las cabañas para que las chicas no pudieran vernos mientras nosotros esperábamos que salieran para ejecutar nuestro plan.

-Ya saldr...

-¡Están saliendo! ¡Están saliendo!- Habló Yoandri haciéndonos guardar silencio.

Las chicas iban saliendo de las cabañas e iban riéndose de alguna broma que había hecho una de ellas. Iban con lentes de sol y bolsas y se dirigían a la playa lo cual fue nuestra señal.

-Es nuestro momento.- Dijo Zabdiel con una gran sonrisa.

Todos nos reímos y luego nos dimos cuenta de algo.

-¿Cómo bajamos ahora de aquí?

***

Veinte minutos después ya nos encontrábamos en la cabaña ejecutando nuestro plan.

Richard y Zabdiel esperarían justo debajo de las escaleras mientras que Erick, Joel, Johann, Yoandri y yo entraríamos a la cabaña.

Johann logró abrir una de las ventanas que daban a la sala y uno por uno fuimos entrando. Erick y Yoandri empezaron a sacar todos los cojines del primer piso mientras que Joel, Johann y yo subimos al piso de arriba y sacamos todos los colchones, almohadas y cojines y se los empezamos a pasar a Zabdiel y a Richard para salir rápidamente de ahí.

Una vez que terminamos, seguimos con la fase número dos de nuestra venganza.

***

Entramos a la pequeña tienda intentando dar una imagen amenazadora aunque íbamos todos llenos de arena y en cholas, aunque pocos nos importaba.

Me acerqué al chico de la caja con una sonrisa ladina.

-Hey, necesitamos un pequeño favor tuyo.- Hablé mostrándole los cien dólares que tenía en mis manos.

-No vendo drogas si es lo que buscan.

-¿Qué? ¡No! Necesitamos que nos escondas un par de cosas por unos dos días.- Hablé mientras los chicos se reían en voz baja a mis espaldas.

El chico dudó unos segundos y miró el billete en mis manos, suspiró y aceptó tomando el billete.

Me voltee y los chicos y yo nos dimos una sonrisa cómplice.

El plan saldría tal cual lo habíamos esperado.

Luego de esconder todos los colchones, cojines o cualquier cosa que pueda serles útil para hacer una cama, en la bodega de la tienda salimos de allí y decidimos ir a la playa a buscar a la sobrina de Renato para que nos diera la llave de la cabaña en la cual estaríamos quedándonos, ya que después de todo no habíamos ni podido dejar nuestras cosas.

Hey! Idiotas | CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora