Capítulo Catorce: Fiesta, diversión y sorpresa

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                                                 {NARRA AURORA}

                                           Fiesta, diversión y sorpresa



En un solo día, Andreas y Sara habían organizado una tremenda fiesta en la casa de Max. Y yo, aunque cooperaba en la misma, me sentía un poco avergonzada. Porque me estaba tomando atribuciones con su casa que no me correspondían en lo absoluto. Aunque, pronto iba a ser la señora Bosch. Qué raro sonaba aquello. La señora Bosch, esposa de Max. Me sonaba muy lindo a los oídos y no pude evitar sonreír.

—¿A qué viene tu sonrisa? —me preguntó Sara.

—A nada. ¿Qué están haciendo?

—La lista de los invitados.

—Pensé que los llamarían y listo.

—No, Andreas quiere poner seguridad. Es la casa de su amigo, y tú estás sola, y tampoco quiere que la fiesta termine por descontrolarse.

—Me parece lo más sensato. ¿Necesitan algo más de mí? Porque pensé en llamar a Max.

—No, ve tranquila. Cuando vuelvas nos pondremos a acomodar todo.

—Está bien —le dije y caminé hacia la habitación.

Una vez que cerré la puerta, marqué el número de celular de Max y pronto me atendió.

—Hola, Aurora.

—Hola, Max. ¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Bien también. ¿Qué cuentas? ¿Cómo te trata Barcelona?

—Nada interesante. Estoy cansado de estar aquí, y me gustaría volver.

—¿Y por qué no lo haces?

—Tengo que terminar unos asuntos, espero estar pronto en la casa —me contestó y lo escuché un poco preocupado.

—¿Max, en serio estás bien? Te noto preocupado.

—Sí, Aurora, estoy bien. No te preocupes. Cuéntame, ¿qué haces?

—Nada —le respondí, omitiendo la fiesta que se estaba por armar en su casa, hoy a la tarde.

—¿Estás sola?

—No, estoy con Andreas y Sara, se quedaron conmigo. Y aproveché en dejarlos a solas.

—Está bien —me respondió y miré por la ventana el camión que llegó a la casa, para bajar los cajones de bebidas alcohólicas—. ¿Qué es ese ruído?

—Nada, es solo un camión.

—¿Un camión? —me preguntó curioso.

—Sí, bajando algunas cosas, no distingo desde el cuarto.

—¿En dónde las están bajando?

—¿Sabes que a Andreas le gusta Sara? —le formulé la pregunta cambiándole el tema drásticamente.

—No, no lo sabía. ¿Me dirás sobre el camión?

—Bueno, tengo que dejarte, a la noche te vuelvo a llamar, me alegró escuchar tu voz. Besos.

Le corté la llamada sin esperar a que él me dijera algo más, la manera en cómo fue derivándose la conversación, estaba segura que Max sospechaba algo, y por una parte lo quería así, porque quería que estuviera en su casa cuanto antes.

Salí del cuarto, y fui a la cocina, donde aún estaban aquellos dos. La persona que no los conocía, habría dicho que eran una linda pareja de enamorados, pero Sara gustaba de Max, y Andreas gustaba de Sara. Me acerqué a ellos, para preguntarles si querían algo para tomar. Ninguno de los dos me escuchó, estaban tan metidos en la lista de invitados, que prácticamente se habían olvidado de mí.

Dulce PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora