4. Tus Ojos.

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- Vaya, ¡qué día! Primero ese restaurante junto a la bahía. Luego esa obra sobre ese tal Edipo, cielos y yo que creía tener problemas. No sabía que fugarnos sería tan divertido.- decía en mi personaje de Hercules.

- Sí...- asintió Nina en personaje.

- Gracias, Meg.

-Oh, no me agradezcas...- decía "tropezando en mis brazos"

-Cuidado.- le dije abrazandola.

- Perdón, tengo tobillos fragiles.- dijo mirandome a los ojos atontandome, su mirada me tenía realmente hipnotizado.

- ¿Ah sí? Entonces quizás necesitas sentarte un rato.- respondí alzandola hacia una banca torpemente.

- Así que... ¿tienes algún problema como esto?- preguntó ella estirando su pierna hacia mí.

-No, lo siento, pero no.- contesté apartando su pierna con cuidado.

- ¿Ninguna debilidad?- consultó acercando su mirada  a la mía. - ¿Ningún desagarre o cosquilleo en algún lugar?

- No, podría decirse que estoy en perfecta forma.- declaré levantandome del asiento yendo a lanzar piedras.

- Niño maravilla, eres perfecto.- suspiró.

- ¡Corte!- exclamó el director.

- ¿Algún problema?- preguntó Nina preocupada de haberse equivocado.

- No, ustedes estuvieron perfectos, chicos, el problema es que se ve un microfono donde no debe verse.-indicó. - Descansen, mientras arreglamos este inconveniente.

- Nina, me parece que le vas a robar el papel a Brenda. Estás haciendo un gran trabajo.- admití.

- No exageres.- se ruborizó ella caminando hacia atrás hasta chocarse con una estatuilla de cupido.

-Parece que sigues en personaje.- reí.

- Matteo, creo que no fue tu mejor idea incorporarme al elenco.

- ¿Bromeas? Cuando estoy con vos, no necesito actuar como enamorado.- le indiqué.

-Aww...- oímos a la producción suspirar.

- ¿Continuamos?- ofreció el director dando acción a la escena.

Repetimos nuestras líneas interpretando perfectamente cada acción.

- Niño maravilla, eres perfecto.- suspiró Nina nuevamente.

- Gracias.- sonreí lanzando torpemente una piedra. - ¡Ups!- exclamé torpemente cuando usaron el efecto de sonido de algo rompiendose.

- Yo creo que se ve mejor así.- dijo Nina como Meg, me volteé a ella con expresión incredula.- Enserio, es arte genuino.- admiró acercandose a mí, colgando una mano suya sobre mi hombro.

- ¿Sabes? Cuando era niño, hubiera dado cualquier cosa por ser como los demás.- continué encontrandome con sus ojos mirandome atentamente.

-Sí, miserable y deshonesto.- indicó apartandose de brazos cruzados.

- No todos son así.- repliqué.

- Sí lo son.- sentenció ella en su rol.

- Tú no lo eres.- delcaré logrando que voltee.

-¿Cómo sabes que no soy así?- me miró con iluminación en sus ojos.

- Sólo sé que eres la mujer más fascinante... con tobillos fragiles.- le sonreí mientras ella reía y chocaba con la estatuilla de cupido.

- Meg, a tu lado, ya  no me siento solo.

- A veces es mejor estar solo.- suspiró.

- ¿Por qué? 

- Nadie te hace daño

- Meg, yo jamás, jamás, te haría daño...- declaré tomando sus manos.

- Ni yo quiero herirte, así que hagamos un favor y paremos porque...- decía a medida que me inclinaba a ella a darle un beso.

- ¡Ya, ya, apartense! Ya perdimos un día de entrenamiento.- interrumpía Phill.

-¡Corten! ¡Perfecto!- aplaudió el director emocionado. - Nina, eres nuestra salvadora, gracias por encarnar a Meg.

- No hay problema.- sonrió ella indicandome con los ojos de que iba irse a regresar el vestuario.

- No te atrevas a cortar con ella.- me dijo el actor de Phill, mi entrenador.

- ¿Cortar? ¿Cómo podría hacer eso si ella es...?- decía atontado al recordarla en escena.

- ¿Es qué?- preguntó.

- ... el amor de mi vida.- admití antes de irme a cambiarme para regresar con Nina al hotel después de un día de ensayo y grabaciones.

- Fue divertido actuar juntos.- comentó Nina.

- En especial, una escena como la de hoy.- indiqué. 

- La escena de hoy podría haber sido mejor.- replicó Nina.

- ¿Estás diciendo que hice mal mi papel? ¿Tengo que mejorar mi interpretación?

- Matteo.- rio ella. - Vos estuviste perfecto, lo único malo es que la escena queda un beso sin iniciar.

- Eso es cierto.- reí posando un beso en su mejilla cuando su celular sonó y en sus ojos se reflejaba una mezcla desproporcionada entre emoción y miedo. - Hola.- atendí al verla paralizada.

- ¿Me comunico al celular de Nina Simonetti?

-Sí, habla su asistente, ¿qué necesita?

- Pues verá, somos de la editorial Mercurio y quisieramos reunirnos con su jefa en cuanto antes para discutir las condiciones de publicación.

- Oh, ¿enserio?- consulté ahora yo con  una mezcla de emoción por ella y horror ante la idea de que se tuviera que ir.

- Sí, ¿cuando se encontrará disponible?

- Tengo que revisar su agenda, pero llamará en cuanto antes para concretar dicha reunión.- indiqué logrando que ella se emocionara con tan sólo oír la palabra reunión. - Parece que te necesitan en Buenos Aires para publicar tu libro...- le anuncié a Nina una vez saludado a la editora. Sus ojos se veían más claros que antes, cataratas de lagrimas comenzaron a correr de su emoción.

- Te amo.- me dijo entre lagrimas.

- También yo.- suspiré. - Realmente sabía que te llamarían, pero no esperaba que fuese tan pronto.

- ¿Quieres que me quede contigo hasta que termines de grabar?

- Por lo menos, hasta que terminemos nuestras escenas juntos.

- Es verdad que no puedo irme así como así. Veré si puedo agendar la reunión para cuando regresemos juntos.

- Amore, si bien me encantaría volver a casa contigo, creo que sería mejor no dejar que la editora espere demasiado por ti. No me gustaría creer que mi sueño sea capaz de destruir el cumplimiento del tuyo.

- En verdad sos un heroe verdadero.- me sonrió dejando de llorar cuando finalmente nos dimos un beso en los labios.

25 Cosas Que Amo De VosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora