9. Oscuridad.

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La noche es el enemigo de la hipocresía.

C A P Í T U L O   0 9

Me he dado cuenta de un repentino miedo que le tengo a la oscuridad

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Me he dado cuenta de un repentino miedo que le tengo a la oscuridad.

Yo no le temía. Nunca fui del tipo de niño que le tuviera miedo a las típicas cosas que a uno siempre le teme, porque ese mismo temor se lo llevaba una cosa más grande, como lo era la leyenda y luego la misma desaparición de Angélica Crown.

Mi niñez y parte de mi adolescencia fueron opacadas por esa casa, y hasta ahora me vengo dando cuenta en su totalidad.

La inocencia de un niño al abrir un regalo, al reír sinceramente, al saltar, al jugar, al hacer travesuras, al disfrazarse, al tener una sorpresa o al idealizar un futuro completamente imaginario. Yo no experimenté a la perfección eso porque siempre estaba la maldita leyenda de por medio.

Por ejemplo, uno cuando es niño se imagina su profesión. Unos quieren ser veterinarios, otros quieren ser doctores, otros estilistas, otros manicuristas, otros bomberos, uno que otros cocineros, incluso ser una Barbie o un Ken. Yo, por otro lado, quería ser Diego.

¿Quién es Diego? Se preguntarán.

Diego era el primo de Dora la exploradora. Era una serie muy antigua donde él andaba por toda la selva en busca de animales para ayudarlos. Pero en vez de eso último, yo quería entrar a la casa y así poder ayudarla con su problema de la leyenda.

Ahí está mi punto.

Si me daban un juguete, yo pensaba en tirarlo a la casa para ver qué sucedía.

Si reía, me preguntaba si alguien podría estar dentro de la casa que pudiera hacerlo al mismo tiempo que yo.

Si juagaba, me imaginaba las dos ventanas delanteras de la casa como sus ojos, y así presentía que ella me veía mientras lo hacía.

Cuando me disfrazaba en Halloween, pensaba en hacerle dulce o truco para solo ver quién estaba en el interior.

Entre otros hechos más.

Algunas cosas sucedieron antes de lo de Angélica Crown, otras se mantuvieron incluso hasta el ahora.

Esa leyenda siempre estuvo a mi alrededor, aun cuando la traté de ignorar he hice amigos, los cuales también, de una u otra forma, fueron arrastrados a ella gracias a mí. Claro que no fueron tan extremistas como yo y supieron dividir lo peligroso de lo curioso, pero aun así me ayudaron en su momento con la investigación que no tuvo éxito.

Aunque el punto de todo esto es que, a pesar de mi nuevo e inesperado temor a la oscuridad, al mismo tiempo me parece algo curioso e interesante. La oscuridad puede aguardar miles de cosas y sentimientos, tanto buenos y malos. Que yo haya visto una escena excesivamente sangrienta entre ella, no quiere decir que lo único que me aguarda es eso.

Lo que ocultan las sombras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora